El 18 de octubre de 2019 es la fecha que le ha puesto inicio a lo que se ha denominado el Estallido Social en Chile. ¿El detonante? La subida de las tarifas del metro. ¿Los motivos? Una crítica a las desigualdades sistémicas que aquejan al país y que se expresan en la disparidad en el acceso a la educación o a las pensiones, en la inequidad de género, en la escasa representación de las minorías y, también, en la petición de cambios constitucionales, pues como rezan las consignas: no son treinta pesos, son treinta años.
A pocos días de iniciadas las protestas, dos grupos característicos de la Nueva Canción, los Inti y los Quilas, publicaron un disco en el que recogieron y adaptaron algunas canciones de la Nueva Canción Chilena. En este álbum incluyeron, por ejemplo, las canción de Víctor Jara “El arado” –cantada por la banda chilena Mecánica popular-, y renovaron otras como el “Derecho de vivir en paz”, ya no dedicada a la guerra de Vietnam, sino a la (propia) patria y a Víctor. Aparte de algunas canciones más tradicionales compuestas o interpretadas por estos dos grupos como “Samba Landó” de Inti-Illimani Histórico y “El Pueblo unido jamás será vencido” de Quilapayún, también hay creaciones recientes como la última canción del álbum: “Oh Yeah” –también de Quilapayún– en la que se denuncia la pederastia en las iglesias, la corrupción y la inequidad, por sólo nombrar algunos de los temas. Así, este álbum no sólo re-aviva algunas de las canciones compuestas por representantes de este movimiento musical, sino que nos constata algo más y es que las movilizaciones de Chile han sido, por así decirlo, musicales y que la política ha estado acompañada, desde los sesentas y setentas, por el arte.
- ¿Te llaman más la atención los análisis musicológicos? Podrías revisar el trabajo de Juan Pablo Gonzáles y, quizá, empezar por este: Des/encuentros en la música popular chilena, 1970-1990.
- ¿O los de historia social de la música? Podrías mirar los trabajos de Schmiedecke, “Nuestra mejor contribución la hacemos cantando”: a nova canção chilena e a “questão cultural”no chile da unidade popular.
En la carátula de este disco vemos, sobre fondo naranja brillante, y sobre un tapete de hojas de colores, una guitarra negra que se levanta; en vez de un mástil, tiene la consigna Chile despertó y, en vez de clavijero, tiene un puño en alto. Así, cincuenta años después de la emergencia de este movimiento musical, este álbum nos confirma que siguen presentes dos de los principios que podemos hallar desde la génesis de este movimiento musical: la estética y la política. Principios cuya emergencia exploré en mi trabajo de tesis en el que examiné este movimiento musical a la luz del concepto de campo de Pierre Bourdieu.
Este concepto no sólo me permitió conciliar los análisis musicológicos y los análisis de la historia social de la música, sino que también me permitió ofrecer una visión de conjunto de la Nueva Canción Chilena, tomándola como un “campo de producción cultural”. Así, mi trabajo no trata de un estudio aislado de los artistas, ni tampoco un análisis musicológico de sus composiciones, sino una vinculación entre ambos posibilitada por el concepto de campo.
En tanto me quería centrar en la emergencia de este movimiento musical enmarqué mi investigación entre los años 1968 y 1973. Ambos años, en la terminología de Bourdieu, constituyen fases críticas; el 68’ por la efervescencia y el radicalismo juvenil presente en varias partes del globo y el 73’ que coincide con el Golpe de Estado -contra Salvador Allende a manos de la Junta Militar encabezada por el general Augusto Pinochet- el cual impactó las formas de hacer música ya que algunos artistas fueron exiliados, otros fueron apresados en campos de concentración, otros tantos fueron asesinados y la mayoría de sus composiciones fueron reprimidas. Adicionalmente, ambos años coinciden con la existencia de la Discoteca del Cantar Popular (DICAP); el sello discográfico creado por las Juventudes Comunistas (la Jota) para difundir la música politizada de artistas independientes, simpatizantes con las ideas de izquierda, cuyas composiciones no encontraban cabida en otros medios fonográficos. El catálogo de este sello discográfico constituye la principal fuente de datos de mi trabajo.
- ¿Te gustaría saber más sobre este sello discográfico y su influencia sobre la Nueva Canción?, ¿qué tal si lees La influencia de DICAP en la Nueva Canción Chilena? Puedes encontrarlo en la compilación de Farías y Karmy: Palimpsestos sonoros. Reflexiones sobre la Nueva Canción Chilena.
- ¿Quieres saber más sobre campos poco institucionalizados? Podrías ir al trabajo de Boltanski sobre las historietas: “La constitution du champ de la bande dessinée”.
En mi investigación, a partir de un análisis de los artistas que publicaron sus composiciones con DICAP, y de las propiedades de sus obras, demostré que la Nueva Canción Chilena no sólo es susceptible a ser leída a través del concepto de campo sino que, en sí misma, constituye un campo. Este descubrimiento contribuye a la literatura sobre los campos pues, a parte del trabajo de Luc Boltanski sobre el campo de las historietas (bande dessinée), hay pocos trabajos que hayan estudiado campos poco institucionalizados y débilmente legítimos como pueden serlo los de producción cultural popular o, en mi caso, los de música popular.
Ahora bien ¿qué es un campo?, ¿cómo se forman? Un campo puede entenderse como una estructura de relaciones que guía la manera cómo los agentes se posicionan y las estrategias que despliegan para salvaguardarse e imponerse. Pero entonces ¿cómo puedo saber si estoy frente a un campo?, ¿hay acaso indicios de existencia de campo?
- ¿Te interesa la emergencia de géneros musicales? ¿Te gustaría ahondar sobre la constitución de un campo artístico semi-autónomo? A mí me gustó mucho este trabajo de Marco Santoro sobre la Canzone d’autore: se llama: “What is a ‘‘Cantautore?” Distinction and Authorship in Italian (Popular) Music”.
La Nueva Canción Chilena: la génesis de un campo
Este trabajo estudia si la Nueva Canción Chilena (NCC) puede ser entendida como campo. Este concepto permite unir los análisis internalistas (musicológicos) y externalistas (historia social de la música) de los que la NCC ha sido objeto. [+]
La consolidación de la Nueva Canción como un campo ha fortalecido la posteridad de estas canciones. De hecho, varias de ellas han sido retomadas por personas de diferentes generaciones tanto dentro como fuera de Chile, lo que muestra que una canción puede traspasar fronteras temporales y espaciales. Asimismo, la vigencia de mi trabajo está en mostrar cómo esa contienda entre la política y la estética, presente en los estallidos sociales más recientes, ha estado desde la génesis de este movimiento musical. Así, no puedo finalizar esta reseña sin recordar otro de los versos de la renovada canción del “Derecho de vivir en paz” que expresa precisamente el poder de una canción para alcanzar los cambios y re-afirma las luchas siempre presentes entre estética y política: “levántense vengan conmigo, levántense y miren la montaña: vamos por ancho camino, dejen la vida volar, aprieten firmes sus manos, somos cinco mil aquí, mi canto es una cadena sin comienzo ni final, mi canto es de los andamios para alcanzar las estrellas. ¡Ay! Canto que mal me sales cuando tengo que cantar espanto. El sol volverá, la noche se irá…”.[1]
[1] Tomado de: Inti-Illimani y Quilapayún, “El derecho de vivir en paz”, 2019. Chile despertó. Discos Macondo.
- ¿Te interesa más el relato que ciertos artistas han hecho de sí mismos y de su pertenencia en este movimiento musical? A mí me gustó mucho el relato de Carrasco, de los Quilas, La Revolución y las Estrellas.
- ¿Te quedó gustando la música popular de Chile? ¿Qué tal si revisas Historia social de la música popular en Chile, 1950-1970 de González, Ohlsen, y Rolle?