Así mismo, compran y envían mercados o transfieren dinero a través de plataformas digitales a personas de bajos recursos entre quienes se incluyen a veces sus propios amigos, a veces sus familiares con mayores necesidades, a veces solamente desconocidos.
El esfuerzo en la mayoría de los casos es notable; donar una parte de un salario que por ahora sigue llegando a unos cuantos -a pesar de la esclavización del trabajo virtual- y ante la incertidumbre financiera, no es poco.
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