El problema del reconocimiento se enfrenta hoy en día a una ambigüedad aparentemente inevitable. Por ser uno de los temas «de moda» en debates tanto políticos como filosóficos, parece haber caído en una pérdida progresiva de sentido que ha conducido también a su banalización. La progresiva banalización del problema del reconocimiento constituye, pues, paradójicamente, un síntoma de la profunda riqueza que puede encontrarse oculta tras los actuales discursos al respecto.
Felipe Castañeda, Grupo de traducción del Latín
Año:
2024