Este no es un libro sobre la escritura etnográfica. Tampoco es una crítica epistemológica radical. Mejor, no es solamente eso. Es mucho más. Fabian es uno de los pocos antropólogos que buscó entender, a fondo, por qué la antropología fue sindicada de ser cómplice de la colonialidad, en vez de simplemente desmarcarse de los síntomas visibles de esa relación. Los argumentos de Fabian provocaron una conmoción porque mostraron que la antropología construye un sujeto (el Otro del Estado-nación y, ahora, de la post¬nación) y un lugar temporal para ese sujeto, negándole su existencia en el tiempo de la modernidad (lo que llamó alocronismo) y, por lo tanto, localizándolo en las partes más bajas premodernas, primitivas, salvajes, tribales) de la escalera evolutiva. Para que el Otro (distante en el tiempo y el espacio) pudiese ser medido e intervenido por el tiempo moderno (teleológico, direccional, progresivo) fue localizado en un tiempo-lugar lejano: de esta manera la distancia apareció como un prerrequisito del proyecto civilizador. En esa tarea, que Fabian describe en este libro portentoso, la antropología tuvo una participación decisiva.