En todo intento por proporcionar inteligibilidad y sentido a la dinámica mundial contemporánea, la globalización despliega su fortaleza explicativa en varios sentidos: de una parte, constituye un proceso que correlaciona y enlaza los significadores de todos los grandes acontecimientos que están configurando la política mundial y, en ese sentido, explica la esencia de la fase en la cual nos situamos. De la otra, se ha convertido en una forma histórica particular, o sea, constituye la espina dorsal de la coyuntura histórica en la que nos encontramos. Por último, es una adecuada representación o fenomenología del mundo, porque incluye los hechos y las concepciones que se tiene de la realidad presente. Partiendo de un análisis de estas distintas expresiones de la globalización, el autor propone un enfoque para repensar las relaciones internacionales contemporáneas en torno a los conceptos de formación social global y de política global. Utilizando la globalización como marco general de interpretación, analiza la política global en el contexto que se ha construido alrededor de tres grandes acontecimientos el 11 de septiembre de 2001, la intervención en Irak y los sucesos del 11 y 14 de marzo español. El análisis de estos sucesos no sólo permite presentar una radiografía del mundo, sino también desarrollar una visión propositiva. Una de las particularidades de las coyunturas históricas, como la actual, consiste en que como las tendencias fundamentales que estructuran el mapa mundial no han decantado, no se encuentran fijas e inmutables, el mundo se encuentra abierto a un amplio abanico de posibilidades en el que puede evolucionar. En las actuales condiciones, se asiste a una nivelación en las ecuaciones de poder global entre el globalismo del mercado, los Estados y las organizaciones sociales, en torno a los cuales puede ponerse en marcha una democracia cosmopolita global.