Enfrentado a la pregunta por la evolución de la democracia en Colombia y Venezuela, este libro ofrece un análisis histórico-institucional comparado. En lugar de concentrarse en factores estructurales (tales como el impacto de sus economías basadas en el café y el petróleo), el libro resalta el papel de las instituciones políticas (el Estado y los partidos), a la vez que reconoce que éstas pueden ser transformadas, durante ciertas coyunturas críticas, por actores políticos trenzados en luchas por rediseñar el arreglo institucional. Así, el argumento central del libro es que una combinación de los legados institucionales del pasado instante, junto con aquellos que provienen de períodos más recientes, ofrece el marco más apropiado para comprender las trayectorias divergentes de los regímenes democráticos colombiano y venezolano en la segunda mitad del siglo XX.