Entre una y otra intervención notaba cómo algunas estudiantes usaban en forma femenina palabras que normalmente de usan en masculino (cuerpa / colectivas). Esto me hizo recordar otra expresión que en su momento me causó escozor y a la cual reaccioné inicialmente con rechazo: todes.
El propósito de esta entrada no es afirmar si el uso del lenguaje incluyente (o inclusivo) en términos de género es algo que se deba aceptar o no. Solo quiero ver en el corpus del español qué nos dicen las tendencias de uso de todes. Veamos.
Distribución por año
La gráfica de distribución por año muestra varias cosas interesantes. Primero, el uso de todes no es algo necesariamente reciente. La expresión aparece en el corpus el primer semestre de 2012. Es importante recordar que este corpus recoge información del español desde aquel año, lo cual deja abierta la posibilidad de que se use desde antes. Segundo, desde su aparición hasta el segundo semestre de 2017, el uso en la red para hispanoamerica era muy bajo; no obstante, desde el primer semestre de de 2018 se ve un aumento bastante considerable.
Distribución por país
La gráfica muestra que en los países del cono sur el uso de todes es mayor que en el resto de hispanoamérica. Esto parece coincidir con el resurgimiento de movimientos feministas en las décadas de los 60s y 70s, denominado segunda ola de feminismos latinoamericanos. Éstos grupos se formaron en reacción a la represión de las dictaduras en Chile, Uruguay, Argentina y Brasil (Lamus, 2009).
Colocaciones
Por último, quiero examinar con qué términos suele aparecer todes.
Colocaciones como todos, todas nos permiten ver que buena parte de los textos donde se usa el término son de carácter metalingüístico; es decir, son textos que hablan sobre el lenguaje. La función metalingüística es la que le permite al lenguaje referirse a sí mismo. Otros ejemplos de estas colocaciones hacen referencia al activismo de los grupos que buscan estos cambios en el lenguaje, pero sobre todo en cómo la sociedad se refiere a ellos.
También resulta interesante ver que la palabra todes es replicada por sectores que se oponen a su uso ya sea con críticas por lo innecesario de su uso, ataques directos (insultos) o burlas.
¿Qué le depara a todes?
Yo creo que la palabra todes llegó para quedarse junto con la marcación de sustantivos y adjetivos con formas neutras o inclusivas. Independientemente de que a uno le guste o no el lenguaje inclusivo, el hecho de que haya grupos que lo usan sistemáticamente, el que tenga amplia difusión por medios, y el constante aumento de su uso son suficientes razones para afirmar que todes ya hace parte del repertorio lingüístico del español.
Muchos pueden argumentar que sólo hasta que la RAE lo acepté será parte de nuestra lengua. Bueno, lo que muestran la historia de las lenguas es que es el uso el que determina si un neologismo se queda o sale de una lengua y no el capricho de las entidades rectoras.
Al comienzo de Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez escribe que en algún momento, “El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas, había que señalarlas con el dedo”. La comunidad LGBTIQ, y todos aquellos que no se identifican con el carácter binario asignado por nuestras culturas a la sexualidad, han visto como el español los ha condenado ajustarse a dos opciones de género gramatical para hablar de ellos. Lo anterior a pesar de que su existencia es tan antigua como la humanidad misma. Esa misma humanidad que siempre los ha señalado con el dedo y que además los ha borrado simbólicamente al negarles la posibilidad de tener términos más adecuados para referirse a ellos.
Ah! después de escribir la entrada, encontré que en Argentina, Todes es el nombre de un programa de Televisión de la Universidad de la Plata, por si les queda alguna duda sobre su fuerza y difusión.