La arqueología se ha concebido como una etnografía prehistórica o como una ciencia auxiliar de la historia, mientras que en las últimas décadas la certeza de que la disciplina no debe restringirse al pasado prehistórico explica el auge de las denominadas arqueologías históricas. De ahí que la diferencia entre historia y prehistoria no sólo sea cronológica, sino que, y más importante, constituya una actualización de las diferencias entre categorías más amplias como espíritu y materia, espacio y tiempo. Así, preguntarse por el concepto de prehistoria es cuestionarse por las huellas excluidas de la historia en virtud de una metafísica que acerca la escritura alfabética al espíritu, mientras condena las materialidades a una condición abyecta. Asimismo, la lejanía de la prehistoria respecto al presente histórico no es sólo una cuestión temporal, sino que remite al proceso por el cual la diferencia en el espacio fue ordenada en la modernidad como una diferencia en el tiempo. Mediante una especialización crítica de la oposición historia-prehistoria tal como ha operado en Colombia, se plantea que, cuando la arqueología rompe los límites cronológicos de lo indígena precolombino, se produce una restitución de la diferencia espacial entre prehistoria e historia, y con ello emerge, en los márgenes e intersticios de los espacios sociales, lo no dicho, lo olvidado en el corazón mismo de la historia. Desde esta perspectiva, son las especialidades y las materialidades las que constituyen el ámbito de referencia de una arqueología que no puede ser simplemente histórica si quiere transgredir el régimen del tiempo moderno.
Pedro Iacobelli Delpiano, Eduardo González Velázquez y Luis Sánchez Ayala (edición académica)
Año:
2024