La prolongada y profunda transición que experimenta el mundo ha provocado en las Ciencias Sociales nuevas maneras de mirar los fenómenos sociales, lo que se une a la crisis de los paradigmas convencionales. En esta confluencia, los sujetos que servían de fundamentación para analizar los fenómenos sociales -como fueron en especial las clases sociales- se han relativizado frente a la emergencia de otros que han tomado cada vez más fuerza, como el género, la etnia y la juventud. Además, la debilidad explicativa de los antiguos paradigmas ha abierto la posibilidad de hacer nuevas preguntas y ha facilitado el resurgimiento de la interdisciplinariedad, no solamente en las Ciencias Sociales, sino entre éstas y las Ciencias Naturales. Fuera de esto, los nuevos sujetos y las categorías que ellos han engendrado exigen también una conjunción de disciplinas, no sólo en el sentido tradicional colectivo de formación de equipos con profesionales de distintas áreas, sino sobre todo en la manera de pensar cada analista, teniendo en cuenta una visión de conjunto que trate de abarcar varias dimensiones disciplinares.