La naturaleza y el espacio son constitutivos de las relaciones sociales, los cambios históricos y los conflictos políticos, no ocurren en espacios abstractos o vacíos sino en paisajes, medio ambientes y configuraciones espaciales concretas. Colombia, país reconocido como “megadiverso”, ha sido construido por muchas generaciones sobre la base de transformaciones naturales que definieron la existencia de montañas, valles y extensos bosques. Dentro del área Naturaleza, espacio y sociedad estudiamos diferentes aspectos del proceso de configuración –material y simbólico– del territorio colombiano, así como las dinámicas territoriales actuales. Destacamos aquí tres aspectos centrales de nuestro trabajo: la construcción simbólica del espacio nacional, la producción de paisajes y la reconfiguración territorial a partir de los desplazamientos de la población. Ponemos especial atención a la materialidad de los procesos que analizamos, desde la producción agroecológica del café hasta los conflictos que caracterizan la “locomotora minera”. Nuestra perspectiva es interdisciplinaria con fuertes bases en la Geografía, la Antropología, la Historia y la Arqueología.
El territorio colombiano ha sido concebido, y por lo tanto intervenido, de acuerdo con un conjunto de nociones que heredamos del pensamiento colonial. Así, los bosques tropicales y las tierras bajas aparecen como fronteras salvajes y espacios periféricos que se oponen a la región andina. Esta se homologa con los climas temperados y se considera como el ámbito propicio para la civilización, donde históricamente se han consolidado los espacios centrales de poder, que también son vistos como el corazón de Colombia.
Es imposible desligar esta construcción simbólica del territorio de los procesos sociales y materiales que han moldeado los paisajes de las diferentes regiones del país. El paisaje es donde confluyen e interactúan naturaleza y sociedad en el espacio y en el tiempo, y es una de las aproximaciones para abordar las relaciones entre distintos grupos sociales y su entorno. En el paisaje, los procesos sociales y biofísicos se relacionan entre sí, creando configuraciones específicas que se transforman a medida que esas interacciones cambian, generando conflictos, sinergias, y patrones de cambio y persistencia. En el caso de los paisajes agrícolas colombianos, los distintos sistemas productivos y las relaciones sociales y políticas asociadas a ellos, están plasmados en la apariencia del paisaje y en su proceso de construcción social. Por ejemplo, la relación del paisaje cafetero con los procesos de colonización y apropiación de los pisos templados de los Andes para convertir los bosques andinos en cultivos de café.
Las transformaciones evidentes en varios paisajes pueden relacionarse con largos procesos de ocupación humana de determinados territorios, y con el uso y la manipulación de los recursos naturales existentes. Las sociedades humanas crean y modifican paisajes a través de las actividades que realizan para suplir sus necesidades biológicas y culturales. La escala de afectación de los entornos se relaciona con el tipo y tamaño de las sociedades del pasado, así como con las tecnologías desarrolladas para habitar y usar los ambientes. El entendimiento de estos aspectos desde una perspectiva temporal amplia puede contribuir a explicar los procesos actuales y a pensar en alternativas de manejo y disposición de los entornos que habitamos. Estos procesos pueden ser analizados y entendidos desde la Arqueología, que se ocupa de reconstruir las maneras de vida de grupos humanos del pasado, sus formas de subsistir y de ocupar los espacios.
En el paisaje, los procesos sociales y biofísicos se relacionan entre sí, creando configuraciones específicas que se transforman a medida que esas interacciones cambian, generando conflictos, sinergias, y patrones de cambio y persistencia.
La construcción de paisajes también nos habla de la configuración de las sociedades mismas, tal como lo ilustra la historia desigual de los bosques de las costas del Pacífico y del Caribe. Apenas quedan algunos remanentes de los bosques secos que cubrían buena parte del Caribe a principios del siglo XIX, mientras que las selvas húmedas del Pacífico, en gran medida, siguen en pie. Por una parte, el desarrollo de la ganadería en el Caribe generó procesos de deforestación y siembra de pastos, siendo esta la principal fuerza en la creación tanto del paisaje caribeño actual, como del proceso concomitante de marginalización del campesinado. Y por otra, en el Pacífico los campesinos negros independientes promovieron una economía de extracción de minerales (oro y platino) y de recursos del bosque (como tagua y madera) que operó durante décadas sin destruir los bosques. Aunque no generó fuertes procesos de diferenciación social, tampoco permitió acumulación de riqueza que disminuyera la brecha entre los indicadores sociales de esa parte del país y del resto.
La configuración de paisajes está mediada por conflictos socioambientales y movimientos poblacionales. Recientemente, dinámicas locales y regionales, junto con los llamados desastres naturales y la violencia, han generado procesos de migración y desplazamiento de la población, poniendo de presente cómo el desplazamiento y el reasentamiento han sido a la vez condición de posibilidad y punta de lanza de la consolidación y la expansión del capitalismo en el país. Igualmente, la migración y desplazamiento han dado lugar a algunos de los capítulos más oscuros de nuestra historia que incluyen, desde el reasentamiento masivo de las poblaciones pre-coloniales americanas en pueblos de indios y resguardos para el montaje del proyecto urbano-católico a lo largo del siglo XVI y el “transporte” de millones de personas esclavizadas desde África en el circuito de comercio triangular en el Atlántico, todos ellos “relocalizados” de acuerdo con las demandas de la economía colonial; hasta los desplazamientos masivos de alrededor del 10% de la población que hemos vivido en los últimos años.
Para concluir, el análisis espacial por el que propende esta área, no solo se enfoca en lugares particulares sino que examina procesos de movilidad entre ellos. Colombia es uno de los países en el mundo con mayor número de desplazados, principalmente por la violencia, pero también por fenómenos naturales. Esos procesos migratorios son el eje de los fenómenos de desterritorialización y reterritorialización que están moldeando la geografía nacional. De igual manera, el área busca presentar resultados concretos con al menos tres estudios: la forma como la minería afecta los procesos de apropiación territorial en cinco departamentos de Colombia, la historia de las transformaciones ambientales del país como parte de las grandes tendencias latinoamericanas, y el desarrollo de una metodología para evaluar los procesos de desplazamiento generados por programas y políticas de desarrollo.