Con el gran salto en el desarrollo científico, visto en el siglo pasado, la utilización de modelos animales se popularizó enormemente a tal grado que grandes industrias fueron creadas para proveer animales de calidad para la experimentación, entre ellas, los laboratorios Charles River y Harlan en Estados Unidos, que internacionalmente son los más reconocidos en la venta de animales de laboratorio.
Algunas características fisiológicas, genéticas y comportamentales hicieron que ratas y ratones fueran quizá las dos especies preferidas para el estudio científico y, hoy en día, son tal vez los modelos animales más utilizados y mejor documentados1. Los ratones y las ratas son roedores que, debido a su enorme habilidad de adaptación a muy diversos medios y a su gran capacidad de reproducción, han sido considerados como una plaga, quizá desde muy temprano en la historia de la humanidad. A veces se escucha decir que los ratones domésticos (aquellos que comúnmente viven con grupos humanos), al crecer se vuelven ratas, lo que es un error. Tampoco es cierto que el ratón sea el macho de la rata: existen ratones machos y ratones hembras (ratonas), y ratas machos y ratas hembras. No pueden cruzarse entre sí, pues su conformación genética no es compatible.
Se conocen muchas variedades distintas de ratas y ratones: los hay grandes, pequeños, negros, cafés, marrones oscuros, blancos, manchados, calvos. Frecuentemente son confundidos entre sí, sin embargo, existen cerca de cuarenta especies distintas de ratones y alrededor de setenta especies de ratas. El nombre científico genérico dado a los ratones es mus, en tanto que el dado a las ratas es rattus. Ratas y ratones son especies distintas, aunque pertenecientes a la misma familia de los múridos. Comparten su gran fertilidad, corta duración de la gestación y lactancia, y la rapidez para alcanzar la madurez sexual, lo que hace que muchas generaciones sean estudiadas a bajo costo y en corto tiempo, algo imposible con otras especies. De otro lado, el hecho de que su fisiología, genética y comportamiento sean tan similares al de los humanos, permite estudiar los principios básicos subyacentes a casi cualquier proceso biológico de interés, tanto en lo normal, como en lo patológico. Son muchas las situaciones experimentales que han sido desarrolladas para estudiar los mecanismos neurobiológicos subyacentes al comportamiento, situaciones conocidas con el nombre de “modelos animales”.
La visión retrospectiva de la historia de la experimentación animal muestra que todos los logros de la medicina actual, incluyendo procedimientos quirúrgicos, medicamentos para el control de condiciones médicas, compuestos anestésicos, analgésicos, vacunas, terapias de estimulación intracerebral para control de enfermedades como el Parkinson, discinesias o depresión, y terapias genéticas (aún no muy desarrolladas), han sido posibles gracias a la experimentación animal de forma directa o indirecta.
Casi todas las Facultades de Psicología a nivel mundial poseen una unidad de neurociencia en la cual se trabaja con ratas en áreas como la psicofarmacología, la neuropsicología y la neurobiología comportamental.
Actualmente, el estado mundial de concientización sobre el maltrato animal ha permitido la clara legislación de las prácticas experimentales que involucran el uso de humanos y de animales. De hecho, en este momento es imposible que se permita la realización de experimentos animales en condiciones que no sean perfectamente conocidas y aprobadas por los comités de ética de uso y cuidado animal. Según el Institute for Laboratory Animal Research (ILAR – 2008) de Estados Unidos, todas las universidades, institutos, laboratorios y centros que requieran del uso de animales de experimentación deben, necesariamente, poseer comités de ética y desarrollar políticas institucionales de cuidado animal, fundamentadas en las leyes vigentes en cada país.
Recientemente y como consecuencia del enorme avance tecnológico y conceptual en la neurociencia, ha habido una reorientación y un resurgimiento mundial de laboratorios de comportamiento animal en las Facultades de Psicología. De hecho, con pocas excepciones, casi todas las Facultades de Psicología a nivel mundial, poseen una unidad de neurociencia en la cual se trabaja con ratas y en ocasiones ratones, en áreas como la psicofarmacología, la neuropsicología y la neurociencia o neurobiología comportamental. Adicionalmente, debido a que la formación en posgrado exige siempre la integración multidisciplinar, es evidente que una de las disciplinas con mejores condiciones para esta integración es la neurociencia, pues puede ser incluida en lo básico, lo aplicado y lo translacional.
La respuesta a la pregunta del título de esta nota es NO. En el Departamento de Psicología no hay ratones, hay una colonia de ratas albinas Wistar exocriada, traída del Laboratorio Charles River de Estados Unidos, que se están usando para la investigación sobre el comportamiento y la neurociencia comportamental. Las variedades albinas, que son especímenes que carecen de pigmentación en todo su organismo (distintas a las variedades blancas, en las que la ausencia de pigmentación se restringe al pelo), son especiales dentro de los laboratorios de experimentación. En la Universidad, la investigación se centra en el estudio de los principios generales de la memoria, se simulan condiciones similares a algunos síndromes neuropsicológicos y neuropsiquiátricos, y se analizan factores asociados con procesos como la resiliencia y la vulnerabilidad al estrés, todo bajo el control estricto del Comité institucional de uso y cuidado de animales de laboratorio (CICUAL – Uniandes).
Otras especies animales son también utilizadas en diferentes laboratorios de la Universidad, incluyendo ratones, cerdos, peces y ranas, con diferentes fines investigativos. Naturalmente, un ambiente académico e investigativo requiere del trabajo mancomunado con modelos animales desde muchas perspectivas: farmacológica, toxicológica, comportamental, biomecánico, entre otros, razón por la cual el trabajo realizado en el Laboratorio de Neurociencia y Comportamiento hace parte de este proceso a través de la integración con otros grupos de investigación.