La Facultad de Ciencias Sociales, como la Universidad de los Andes, ha tenido transformaciones significativas en un corto periodo de tiempo. Hace algo más de una década se puso en marcha la construcción de una universidad distinta, cuyas prioridades giraran en torno a la investigación y a la producción de conocimiento, lo cual, entre otras cosas, supuso nuevas exigencias para los profesores. La construcción de una política de investigación en la Universidad ha implicado un esfuerzo por vincular, formar y apoyar a profesores capacitados para realizar investigaciones de alto nivel, y al mismo tiempo, ha significado una mayor inversión en recursos de investigación, en la creación de estímulos concretos y en el seguimiento de la producción de conocimiento. Existen ayudas para la consolidación de grupos, para viajes, traducciones y para estimular la difusión de resultados. Desde este modelo de universidad de investigación, la Facultad busca ofrecer espacios de reflexión, innovación y producción de conocimientos de calidad dentro de un contexto académico regional y global.
Hoy, el 83% de los profesores de la Facultad, tiene título de doctorado, y de estos, el 93% hace parte de la planta docente de tiempo completo, en su mayoría activos en la investigación. Igualmente, la Facultad publica más de cincuenta libros al año, tiene cuatro revistas indexadas, y más de veinte convenios de cooperación para promover la investigación, las publicaciones, las consultorías, los intercambios de estudiantes, las pasantías, las becas y las prácticas. En la actualidad, cuarenta y tres grupos calificados por Colciencias están activos, y sesenta y cinco proyectos de investigación se encuentran en marcha financiados con recursos tanto propios como externos.
Los seis departamentos de la Facultad cuentan con programas de posgrado y cinco de ellos ofrecen doctorado. La puesta en marcha de estos programas ha hecho evidente una intensificación de la investigación. Entre maestrías y doctorados, en la Facultad de Ciencias Sociales hay cerca de trescientos proyectos de tesis con componentes investigativos y los programas ya muestran resultados con publicaciones de alta calidad e impacto disciplinar. La población estudiantil es ahora más diversa y los profesores tienen cada vez mayores responsabilidades concernientes a la actividad investigativa. En esta dinámica, alternan sus labores de docencia, preparación de cursos, asesoría a estudiantes, evaluaciones y desarrollo institucional, con la coordinación de seminarios, la dirección de tesis de posgrado y su propia investigación y producción de conocimiento.
Una mirada a la productividad de los profesores
Con el fin de presentar un panorama general de los principales resultados de la investigación en la Facultad, se exponen en los gráficos 1 y 2 los datos de producción de tres tipos de publicaciones predominantes: artículos en revistas especializadas, capítulos de libro y libros de autoría. Los datos revelan un significativo aumento anual en estos productos en cada uno de los departamentos que componen la Facultad de Ciencias Sociales. Así, se evidencia el crecimiento general de la producción científica en la Facultad, pues de un total de 84 productos (entre artículos, capítulos de libros y libros de autoría) para el año 2000, se llegó a un total de 211 para el 2010, lo que significa un aumento del 151% en la producción de publicaciones de estos tres tipos.
Un balance completo de la producción académica no se puede limitar al número de productos impresos; los temas, la pertinencia y la calidad de la producción de la Facultad debe ser también objeto de reflexión. En los últimos diez años, cerca de quince libros de la Facultad han recibido premios nacionales e internacionales, lo que sugiere no solamente una producción robusta, sino también comprometida con las exigencias de calidad e impacto visible.
¿Qué se investiga en la Facultad de Ciencias Sociales?
En la Facultad, cada uno de los más de noventa profesores tiene intereses académicos particulares y, por lo mismo, resulta difícil reducir los temas de investigación a una corta lista. No obstante, los grupos y proyectos de investigación existentes, al igual que los temas y contenidos de las publicaciones de la Facultad, dan un panorama general de los ejes temáticos de mayor relevancia e impacto en los debates nacionales.
Temáticas como el conflicto y la violencia en el país, han sido tratadas desde perspectivas disciplinares diversas, abarcando aspectos específicos como la vida de los combatientes, el desplazamiento, la desmovilización, la memoria y la reparación. Reflexiones de alta pertinencia también se realizan en los campos de la educación, la salud, las políticas públicas y los derechos humanos. De igual manera, en el esfuerzo por entender la construcción de la nación, su compleja unidad y diversidad, los estudios arqueológicos, las investigaciones en historia colonial y el acercamiento a comunidades contemporáneas, proporcionan interesantes consideraciones sobre el pasado y el presente desde distintas disciplinas.
Las investigaciones de naturaleza abstracta y teórica que son llevadas a cabo desde la Filosofía, evidencian la preocupación por aportar nuevos conocimientos a los debates y desafíos políticos y éticos de nuestro país. En varios departamentos se percibe un interés por el problema del conocimiento, la filosofía y la historia de la ciencia, y los procesos de cognición interesan a un grupo visible en la Facultad. Finalmente, los trabajos de la Facultad se enriquecen y complementan con la incorporación y fortalecimiento de perspectivas geográficas, en las que análisis conceptuales sobre el espacio, la naturaleza y el medio ambiente, contribuyen a la comprensión del país.
Los retos de la Facultad hoy
La misión de convertirnos en una Facultad con los mejores programas académicos del país, y de ser líderes en investigaciones de impacto para la realidad nacional, plantea ciertos retos que cobran prioridad en la agenda futura de actividades. El llamado para consolidar una universidad de investigación, implica fortalecer los programas de Maestría y Doctorado, pero sobre todo, dedicar mayor tiempo, y más recursos, a la producción de conocimiento. Son dos aspectos fundamentales que implican un gran esfuerzo para la Facultad y para sus profesores. Nuestro objetivo consiste entonces en buscar estrategias para aumentar la producción científica sin disminuir la calidad de las investigaciones ni descuidar la formación de los estudiantes.
Existe un nuevo contexto nacional que nos invita a reconsiderar y ampliar las formas tradicionales de trabajo en la gestión de proyectos, y construir una Universidad y una Facultad de mayor pertinencia en los planes de desarrollo nacional.
El grueso de nuestro trabajo ha sido producto de departamentos aislados y enmarcados en disciplinas específicas. Las fronteras disciplinares son reales y necesarias, el conocimiento siempre requiere de paradigmas, patrones y lenguajes colectivos comunes; pero las disciplinas pueden también convertirse en camisas de fuerza que dificulten el intercambio de ideas, métodos y enfoques, o que desconozcan, en muchos casos, el dialogo activo entre las diferentes áreas del saber. En ese sentido, entender la Facultad como una unidad articulada puede ser una fortaleza importante, ya que en ella se combinan y se suman formas distintas de abordar problemas de investigación. Es indispensable trabajar y encontrar mejores mecanismos para tender puentes entre las distintas disciplinas, departamentos y facultades. El encuentro de múltiples perspectivas es, y será siempre, un terreno fértil para la innovación.
No sorprende que los estudios de caso y las investigaciones empíricas dominen la producción académica; pero la ausencia de publicaciones de carácter teórico puede ser objeto de una reflexión más cuidadosa. La difícil realidad nacional y regional, la diversidad cultural y el momento histórico que vivimos presentan desafíos particulares a las Ciencias Sociales, y por tal motivo, la producción académica local debe incluir acercamientos teóricos. Es un propósito que, en un mediano y largo plazo, nuestra contribución en ese frente sea más notoria.
Es innegable que estos objetivos tienen lugar en un contexto particular en el cual el ideal de una universidad de investigación debe ser objeto de una reflexión más cuidadosa. Las políticas y los retos nacionales sobre educación superior, investigación científica e innovación tecnológica han sido objeto de profundos debates y cambios sensibles. La Ley 1530 del 2012, por la cual se destina el 10% de las regalías al Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, promueve una inversión de cerca de 800 mil millones de pesos, una cifra sin precedentes en la historia de la financiación de la ciencia y la tecnología en el país, que además tiene un fin político igualmente novedoso al obligar que todos los proyectos financiados tengan un impacto directo sobre el desarrollo regional. Estas nuevas condiciones nos invitan a reconsiderar y ampliar nuestras formas tradicionales de trabajo en la gestión de proyectos, y nos presentan una oportunidad para construir una Universidad y una Facultad de mayor pertinencia en los planes de desarrollo nacional.
No podemos olvidar que nuestra Facultad es activa, dinámica y comprometida con temas de central importancia para el país, lo cual se apoya en una variada y significativa producción de publicaciones. El reto consiste ahora en hacer mayores esfuerzos por difundir y llegar a públicos más amplios. Nuestro deber como investigadores es, también, comunicar el conocimiento fuera de la Universidad, y más allá del círculo de los colegas. Los invitamos a que Sextante sea un espacio para dar el primer paso.