La educación es de gran importancia para el desarrollo de ciudadanos modelos en estados modernos. Por esta razón, el sistema educativo está encargado de transformar a los estudiantes en ciudadanos capaces de hacer contribuciones sociales, económicas y políticas. Estas decisiones curriculares son mucho más complicadas cuando se consideran los programas de educación para los desplazados y particularmente para los refugiados en campamentos humanitarios sin un estado ni un futuro cierto. Sus situaciones representan retos importantes a la idea de estado-nación moderno y al concepto de ciudadanía, pero también ofrecen oportunidades interesantes para considerar las ideologías que impactan la gobernanza global y los objetivos educativos para poblaciones de ciudadanos y non-ciudadanos, así como para la condición en que se encuentran los refugiados.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (de ahora en adelante ACNUR) define un refugiado como una persona que «debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país» (1951, p. 2). Estadísticas oficiales del ACNUR (2014) afirman que hay trece millones de refugiados a nivel mundial bajo la competencia del ACNUR y frente a esto, Milner (2014) aclara que la duración promedio de desplazamiento puede ser de veinte años. En colaboración con otras agencias internacionales, organizaciones no gubernamentales (ONG) y varios gobiernos, el ACNUR intenta brindar asistencia vital a estos non-ciudadanos, incluyendo los programas de educación.
Lhotshampas: ¿Los nepalís de Bután o los butanos de Nepal?
Para considerar la cuestión sobre la educación para refugiados en casos de desplazamiento prolongado, la situación de los Lhotshampas de Bután nos ayuda a reflexionar sobre la idea de los non-ciudadanos. Los Lhotshampas, que se desplazaron hacia Nepal, son una de las poblaciones de refugiados que más atención ha recibido en la literatura sobre las crisis de los refugiados.
Bután es un reino independiente y budista ubicado en la Himalaya, y es un país mucho más pequeño en geografía y población que sus vecinos, India y China. El idioma oficial es Dzongkha (aunque el inglés es el idioma de instrucción en las escuelas y los colegios). La mayoría de las personas de Bután pertenecen a uno de estos tres grupos étnicos: los Ngalongs en el oeste; los Sharchhops en el este; y los Lhotshampas en el sur; mientras que las personas de la parte central del país constituyen un cuarto grupo que no cuenta con un nombre étnico propio.
Los Ngalongs y los butanos de las tierras centrales tienen la mayoría del poder político, y junto con los Sharchhops practican una forma de budismo tibetano. Estos grupos budistas forman una población de ciudadanos que se llama los Drukpas. En contraste a los Drukpas, la mayoría de los Lhotshampas son hindúes cuyos descendientes son migrantes del este de Nepal, quienes comenzaron a establecer comunidades en el sur de Bután en el siglo XIX. Originalmente eran una población de clases diversas y grupos lingüísticamente distintos, luego se unificaron mediante el uso del nepalí como un idioma común después de su migración.
Hutt (1996, 2003) explica que el gobierno de Bután ofreció la ciudadanía a los Lhotshampas después de pasar la Ley de Nacionalidad de 1958, lanzó una campaña de integración exitosa y a principios de la década de 1980, distribuyó un documento de ciudadanía a cada adulto de la población de Bután, incluyendo a los Lhotshampas. No obstante, los esfuerzos de integración se suspendieron paulatinamente y en 1985 se decretó una ley de ciudadanía que exigía el cumplimiento de ciertos criterios. La mayoría de los Lhotshampas no podían cumplir con estos criterios y estas enmiendas fueron una respuesta a los cambios demográficos percibidos como amenazas para las tradiciones budistas de los Drukpas (Loescher y Milner, 2005). Es así como la discriminación contra los Lhotshampas aumentó, algunos de ellos fueron desalojados por el gobierno y otros fueron intimidados hasta que decidieron huir del país.
Los primeros refugiados Lhotshampas llegaron en 1990 a Nepal. El gobierno nepalí pidió al ACNUR coordinar los proyectos humanitarios y se establecieron campamentos con este fin. En 2006, el número de refugiados subió a más de 100.000.
Los primeros refugiados Lhotshampas llegaron en 1990 al sureste de Nepal. Al año siguiente, el gobierno de Nepal formalmente pidió que el ACNUR coordinara todos los proyectos humanitarios para los Lhotshampas desplazados y se establecieron campamentos con este fin. En 2006, el número de refugiados en los campamentos subió a más de 100.000. A pesar de que los Lhotshampas son étnica y lingüísticamente parecidos a la población local, la integración ha sido restringida. Sin embargo, comparado con otras situaciones de desplazamiento prolongado, la calidad de vida para los Lhotshampas en Nepal ha sido relativamente alta y su sistema educativo, dirigido por el ACNUR e implementado por entidades aliadas, es una de las razones para las evaluaciones positivas. El idioma de instrucción en los campamentos ha sido el inglés, como en las escuelas y los colegios de Bután, y los refugiados han usado un currículo mixto que combina elementos de los de Bután y Nepal.
Críticas y consideraciones
Según Keohane (2005), la responsabilidad y la gobernanza global se definen como el establecimiento de reglamentos y el ejercicio de poder en una escala global, pero no necesariamente por entidades autorizadas para hacerlo. El autor se cuestiona por las responsabilidades interna y externa de organizaciones como el ACNUR: ¿Quién debe ser responsable de quién y de qué manera? Aunque el ACNUR ha sido creado para no parecer político, Loescher (2001) indica que la organización es innegablemente política. Primero, depende de donaciones económicas y la mayoría son de Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Segundo, la agencia no puede operar en estados soberanos sin obtener el permiso del gobierno del país receptor. Ambos factores influyen en la autonomía del ACNUR y limitan la toma de decisiones en contra de las políticas favorecidas por gobiernos de los países donantes o de los países receptores, cuyas visiones de futuro y soluciones favorecidas no necesariamente corresponden a las de los refugiados. Hay dudas sobre la sociedad en que los refugiados jóvenes deben ser socializados.
Una política institucional del ACNUR es «[g]arantizar la provisión de la educación básica para refugiados y otras personas de consideración para asegurar su protección y su seguridad y para mejorar la posibilidad de soluciones duraderas» (2003, p. 8). En la literatura sobre las crisis de desplazamiento existen tres soluciones duraderas: repatriación al país de origen; integración local en el país de asilo; y reasentamiento en un tercer país. Sin embargo, las políticas de educación del ACNUR favorecen la repatriación al país de origen y en menor grado, refieren a la integración local en el país de asilo. Los documentos oficiales del ACNUR recomiendan un currículo orientado en dos direcciones; no propone uno que pueda imaginar ni facilitar un futuro para los Lhotshampas en un tercer país, fuera de Bután o Nepal.
El ACNUR y algunos de sus socios participan en el grupo directivo de la Red interagencial para la educación en situaciones de emergencias (INEE por sus siglas en inglés). En 2004, la INEE publicó la primera edición de su manual Normas mínimas para la educación en situaciones de emergencia, crisis crónicas y reconstrucción temprana, donde se evidencia una preferencia por los procesos democráticos. La sección titulada «Normas mínimas comunes a todas las categorías» enfatiza sobre la importancia de la participación de la comunidad y aclara que los representantes deben reflejar la diversidad de la población. También, en la sección titulada «Enseñanza y aprendizaje», el manual dice que el desplazamiento ofrece a los maestros una oportunidad para hacer una transición a metodologías participativas e incluyentes.
Aunque el desarrollo de los procesos democráticos, participativos e incluyentes parecen objetivos nobles, Muggah (2005) explica que el ACNUR no es una agencia de desarrollo y por tanto, puede tener consecuencias negativas con respecto a la posibilidad de resolver situaciones de desplazamiento prolongado con una solución duradera –especialmente la repatriación al país de origen. Al ser la sociedad de Bután tradicional y patriarcal, Muggah aclara que es poco probable que el gobierno de Bután acepte la repatriación de los Lhotshampas y que la reintegración a la sociedad de Bután sería increíblemente difícil.
Los documentos oficiales del ACNUR recomiendan un currículo orientado en dos direcciones; no propone uno que pueda imaginar ni facilitar un futuro para los Lhotshampas en un tercer país, fuera de Bután o Nepal.
Soluciones
Hasta el 2006 una solución duradera parecía improbable. No obstante, según información oficial del ACNUR (2013), entre 2007 y 2013 un total de 100.000 refugiados en Nepal participaron en un programa de reasentamiento en países terceros, resolviendo una de las más prolongadas situaciones de desplazamiento en la región: 66.134 a Estados Unidos; 5.376 a Canadá; 4.190 a Australia; 747 a Nueva Zelanda; 746 a Dinamarca; 546 a Noruega; 326 a Holanda; y 317 al Reino Unido. Se puede debatir si el sistema educativo en los campamentos preparó o no a los Lhotshampas jóvenes para esta versión de sus futuros: ¿Son ciudadanos capaces de hacer contribuciones sociales, económicas y políticas en estos ocho países? ¿Si no, quién es el responsable de los non-ciudadanos que fueron educados en Nepal?
Las publicaciones más recientes del ACNUR revelan un cambio importante de perspectiva sobre la educación, las soluciones duraderas y la incertidumbre que caracteriza las vidas de los desplazados. Dryden-Peterson (2011) escribe que «[l]a seguridad futura –económica, política y social– está menos relacionada con el lugar a donde se pertenece geográficamente y más con las habilidades, capacidades y conocimientos que pueden acompañar a un individuo, sin importar dónde esté ese futuro. En otras palabras, la seguridad en el futuro –la solución duradera– está ligada a la educación» (p. 89). Es un cambio significativo de perspectiva y no solamente para el ACNUR, sus socios y los refugiados a quienes brindan asistencia, también se puede aterrizar dicha perspectiva al contexto colombiano cuando las decisiones que se toman sobre un currículo afectan a los ciudadanos en las escuelas, los colegios y las universidades de Colombia. Hay que reconocer que si bien el futuro es incierto, existen ventajas para brindar una educación flexible a los colombianos que será útil sin importar cómo y dónde se vislumbren sus posibles futuros.
Para ampliar la información sobre este tema, el autor sugiere la siguiente bibliografía:
ACNUR (1951). Convención sobre el estatuto de los refugiados.
ACNUR (2003). Educación: Guía para las oficinas de campo.
ACNUR (2013). Reasentamiento de refugiados desde Nepal ya beneficia más de 100 mil personas.
ACNUR (2014). UNHCR Mid-Year Trends 2014.
Dryden-Peterson, S. (2011). La educación de los refugiados: Un estudio mundial.
Hutt, M. (1996). Ethnic nationalism, refugees and Bhutan. Journal of Refugee Studies, 9 (4), 397- 420.
Hutt, M. (2003). Unbecoming Citizens: Culture, Nationhood, and the Flight of Refugees from Bhutan. New Delhi: Oxford University Press.
Keohane, R. (2005). Global Governance and Democratic Accountability. En R. Wilkinson (Ed.), The Global Governance Reader (pp. 120-238). London and New York: Routledge.
Loescher, G. (2001). The UNHCR and World Politics: A Perilous Path. New York, NY: Oxford University Press.
Loescher, G. and Milner, J. (2005). Protracted Refugee Situations: Domestic and International Security Implications. New York: Routledge for the International Institute for Strategic Studies.
Milner, J. (2014). Protracted Refugee Situations. En E. Fiddian-Qasmiyeh, G. Loescher, K. Long y N. Sigona (Eds.), Oxford Handbook of Refugee and Forced Migration Studies (pp. 151-162). New York, NY: Oxford University Press.
Muggah, R. (2005). Distinguishing Means and Ends: The Counterintuitive Effects of UNHCR’s Community Development Approach in Nepal. Journal of Refugee Studies, 18 (2), 151-164.
Red interagencial para la educación en situaciones de emergencias (2004). Normas mínimas para la educación en situaciones de emergencia, crisis crónicas y reconstrucción temprana.
UNHCR (2006). The State of the World’s Refugees: Human Displacement in the New Millennium. New York, NY: Oxford University Press.