Este libro trata del complicado y disímil lenguaje de los investigadores sociales, y de los problemas que acarrea su práctica en estas comunidades de conocimiento. Particularmente, se enfoca en el lenguaje que se usa para dar cuenta de las experiencias de investigación. A este lenguaje puede denominársele, por comodidad, «lenguaje de investigación», enunciación menos polémica que «lenguaje de metodología», siempre que se admita que comprende no un campo monolítico, como todavía se cree, sino variaciones divergentes sobre lo que significa investigar. El lector encontrará 183 términos y locuciones en uso en ciencias sociales. Es un conjunto lingüístico, no exhaustivo, pero ciertamente muy representativo del universo lingüístico de los investigadores sociales, que se caracteriza o por su uso ambiguo y elasticidad confusa (hipótesis, objeto de estudio, problema de investigación) o porque causa desconciertos recurrentes de aplicación (diseño de investigación, proyecto de investigación, objetivo general), porque expresa conceptos distintos con similares formulaciones (marco teórico, literatura, justificación de la investigación) o, también, porque pertenece a determinadas identidades paradigmáticas, en términos de Kuhn, donde sólo allí tiene lógica (valides, replicabilidad, medición). La labor efectuada en este libro consiste en analizar esos términos y locuciones, interpretarlos, ubicarlos en su contexto particular de sentido, detectar sus aplicaciones, explicarlos con ejemplos, precaver de sus posibles acepciones y llamar la atención sobre sus límites. La acción realizada con estos términos y expresiones muchas veces cobra la forma que practica un intérprete, cuando busca encajar sentidos al idioma que traduce.