La Asamblea Constituyente de 1991 fue proclamada como el gran pacto de paz entre los colombianos. Concentraba las esperanzas, el conocimiento y las capacidades de un sector importante del país que tenía una voluntad sincera de paz. Si bien en buena parte las referencias a la paz fueron retóricas, también es cierto que a la sombra de la constituyente se desmovilizaron, por lo menos, dos grandes guerrillas: el M-19 y el EPL, y se hicieron acercamientos al ELN y a las FARC. Además, con la Constitución se inauguró nuestro modelo de convivencia con el tráfico de drogas como factor de violencia, que une la negociación penal, la legitimación de las instituciones políticas y el desmonte de los grandes carteles. Considerando las circunstancias internacionales de prohibición ha implicado para Colombia, la Constitución de 1991 permite el frágil y complicado equilibrio que mantiene la legitimidad institucional en medio de la violencia. A partir del análisis del archivo de la Asamblea Constituyente, y de la prensa y literatura de la época, este libro argumenta que nuestra relativa legitimidad y frágil estabilidad en medio de la prohibición es, y no la paz política con las guerrillas, la verdadera «paz en cuestión».