Nadie puede vivir sin comer, ni siquiera los filósofos. No obstante, la reflexión sobre la concepción, la ética y el sentido de la comida, por lo menos en nuestro medio, representa algo entre ignorado o de muy poco interés o relevancia. La preocupación por el asunto se centra básicamente en problemas ligados con la producción y la economía de los alimentos, la pobreza, el medio ambiente y, últimamente, con los desórdenes propios del no saber cómo conciliar imperativos.