Juana Alicia Ruiz

En la actualidad, Alicia lidera un grupo de aproximadamente 100 personas, lo cual es muy importante, ya que ella empezó el grupo de tejedoras con tan sólo 15 participantes. Con lo anterior, se puede evidenciar la fuerza e importancia del aspecto generacional en el caso de la Asociación de Mujeres Tejiendo Sueños y Sabores de Mampuján, ya que ha sido a través de la transmisión de conocimiento del método de tejido y del abarcamiento de situaciones que requieren sanación, que el grupo se ha expandido y ha llegado a personas de diferentes edades y a diferentes generaciones.

Por un lado, una de las consecuencias generacionales que ha brotado del proyecto es el cambio que se genera a través de la creación de tejidos, asociado a cómo las mujeres empiezan a sentirse consigo mismas, “después de haber sanado, [ya que] viene (…) otro ciclo de sentirse empoderada, sentirse importante, sentirse que lo que hace es bonito, es bueno, que sirve (…) Entonces la mujer pasa de ser una mujer víctima a ser una mujer con mentalidad emprendedora” (Ruiz, 2015) a través de la comercialización de los tejidos, después de que la mujer considera que ha sanado. Así, no sólo diferentes generaciones de mujeres han adquirido cierto conocimiento, sino que también, a través del tiempo y los tejidos, han podido sanar y tener una diferente percepción sobre sí mismas, en las que ya no están supeditadas a la condición de víctima, sino también a la de agentes. Para entender mejor lo anterior, es importante mencionar que, en la masacre de Montes de María, muchas mujeres, incluyendo a Juana Alicia Ruiz, fueron víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto. Lo anterior, generó que la corporalidad femenina fuera utilizada como “botín de guerra” (TEDx Talks, 2017) y que, durante mucho tiempo, las mujeres se encontraran sumidas en profunda tristeza y trauma, e incapaces de sanar y seguir con sus vidas. De modo que, tal como se dijo anteriormente, la importancia de la técnica del quilting se concentra en cómo, según Ruiz, se busca sanar –o reconstruir los sentires del cuerpo femenino-, sobrellevar el trauma y, del mismo modo, enseñar. De tal forma que, la divulgación y elaboración del método, no sólo permite la transmisión generacional con respecto a sanar ciertos traumas, sino también que las mujeres puedan reivindicar las corporalidades como suyas, es decir, como propiedad de cada mujer.  

Por otro lado, cabe resaltar que, en el marco personal de Juana, ella considera de suma importancia poder transmitirle a su hija, por medio de la construcción de tejidos, cómo ella puede aprender sobre el conflicto, pero también puede, de algún modo, evitar ser víctima del conflicto que Ruiz vivió. Lo anterior, se debe a que Juana Alicia Ruiz, con el nacimiento de su hija, sintió la necesidad de reconocer las implicaciones de sus traumas en la crianza y crecimiento de su hija como determinantes para no repetir el ciclo y, así, prepararla para la paz. 

Y, finalmente, es importante mencionar que, según Alicia, la importancia de los tejidos radica en la manera en que estos logran evidenciar la memoria del país, junto con la violencia que dejaron los paramilitares en los Montes de María y el deseo de las personas que fueron desplazadas de sus territorios de volver a ellos.   

Igualmente, Ruiz cree que, dentro de los efectos del proyecto, los factores de justicia y equidad “en temas de género [son] un factor fundamental para poder hablar de paz” (Artesanías de Colombia, 2019). Así, no sólo están presentes temas de memoria, violencia, justicia y equidad, sino que también está expuesta una perspectiva de género que, junto con lo que se dijo anteriormente, influye también en cómo las mujeres son retratadas en los tejidos ya que, por ejemplo, en el tejido Mujer pariendo la paz en Montes de María  (Tenjo, 2021) hecho por Juana Alicia Ruiz, se pretende mostrar que las mujeres “no parimos para la guerra, parimos seres humanos para la vida” (Museo de Memoria de Colombia, 2022).