Varios cursos y seminarios que sin duda me enseñaron a admirar y entender el trabajo filosófico, pero no tengo duda de que su alcahueta dirección de mi monografía de grado de Filosofía sobre historia de la ciencia marcó mi vida. Me parece que aún hoy repito frases suyas, seguramente defendiendo la importancia de construir puntos de vista propios, de la reflexión crítica.
No solo yo, seguramente somos muchos sus alumnos que tenemos esa insondable deuda con un gran maestro. El Departamento de Filosofía y la Facultad le debemos mucho. No es el momento ni este el espacio para celebrar su legado, su humor, su inteligencia; ya buscaremos maneras de recordarlo siempre. Por ahora solo quería compartir esta esta dolorosa noticia con amigos.
Me tomo la libertad de compartir esta fotografía que su esposa Margarita me envió hace unos meses y de la cual estoy muy orgulloso. Sin su autorización Margarita se robó esta imagen de Carlos B. leyendo mi libro Una historia de la verdad y confieso que me hizo muy feliz saber que mi profe me estaba leyendo, espero se haya visto en sus páginas, de una u otra manera su legado está presente en buena parte de lo que yo he hecho. Seguro que tenía reparos y agudas críticas y me duele no haber tenido la oportunidad de una última conversación sobre el tema. Me faltó esa última conversación para haberle dicho Gracias. Gracias profe Carlos B.