La mayoría de interpretaciones sobre la noción de comunidad en Arendt ha pasado por alto el esfuerzo por parte de la autora de deslindarse de lo que ella considera «la tradición de la filosofía política». Arendt encuentra que dicha tradición ha sido incapaz de reconocer la pluralidad y contingencia propias de los asuntos humanos. Lo que el presente libro se propone es intentar buscar en el pensamiento de la autora una posible noción de comunidad que conciba la pluralidad como «la ley de la tierra», y vea en la acción esa puesta en escena de dicha pluralidad; una comunidad que reconozca nuestra existencia como cooriginariedad y reconozca dicha cooriginariedad como una alteridad que atraviesa nuestro ser-en-común y nos descentra. En últimas, de lo que se trata es de pensar Arendt contra la «tradición de la filosofía política» que ha concebido la comunidad como una propiedad de los sujetos, como aquella obra que les da una identidad o que se constituye en tanto muchos comparten una misma identidad, y que termina por excluir a todo aquello que no comparte la propiedad común, es decir, termina por negar o reducir la pluralidad del mundo.