Tanto la fenomenología como la hermenéutica pueden ser caracterizadas como “filosofías del sentido”; su tema principal es el carácter significativo que tiene lo dado y las estructuras subjetivas e intersubjetivas que hacen posible su experiencia. Para ambas tradiciones, el ser humano se caracteriza por ser constructor de sentido e intérprete de la realidad; por estar constantemente referido a un mundo vivido (Lebenswelt) que se muestra siempre como algo, de una manera o de otra en un aspecto determinado.