Particularmente, no permitimos que las estudiantes mujeres sean objeto de: trato condescendiente (por ejemplo, apelativos como “niña”), explicaciones no pedidas (mansplaining), injusticia testimonial y hermenéutica (por ejemplo, desconocer un comentario valioso de una estudiante mujer y sólo tenerlo en cuenta cuando lo repite un estudiante hombre; interpretar un comentario de una mujer como erróneo sin haber preguntado suficientemente cuáles son sus argumentos/justificación para sostenerlo, o simplemente permitir que los estudiantes hombres tomen la palabra en el curso y no dejen que las mujeres participen, etc.), o trato depreciativo por parte de otros/as estudiantes.
En particular, tenemos especial cuidado en que nuestras correcciones a las estudiantes mujeres no den pie para que estudiantes hombres las descalifiquen en ninguno de los modos explicados en a.
Creemos que nada es más contraproducente para el aprendizaje.
Somos especialmente cuidadosos/as en no utilizar motes depreciativos cuando nos referimos a otras corrientes filosóficas (por ejemplo, no decir que dichas corrientes “no son serias” o “no son filosofía”, etc.). Cuando consideramos necesario realizar comentarios críticos de filósofos/as y corrientes filosóficas, ofrecemos justificaciones detalladas de nuestras posturas y procuramos que los estudiantes tengan muy claro que sus inclinaciones por tales corrientes son respetadas.
Cuando en una discusión nuestros/as estudiantes no escuchan la postura de otros/as antes de responder, se exceden en su turno de la palabra o son irrespetuosos con la postura de sus compañeros/as, les corregimos y re-dirigimos la discusión a comentarios de otros/as estudiantes. En otras palabras: no premiamos la arrogancia y el “sabelotodismo”.
Y los sometemos a una crítica respetuosa cuando los veamos emerger.
En monitorías, asistencias de investigación, post-doctorantes y profesores/as de cátedra, invitados en eventos académicos, etc.
Por el contrario, reconocemos este aspecto y abrimos la posibilidad de hacer una reflexión sobre el tema.
Esta actitud nos abre a discutir con nuestros/as estudiantes maneras de mejorar ambientes en el aula y de implementar transformaciones a la luz de sus críticas y sugerencias al respecto.
Para casos de violencia, maltrato y discriminación (Protocolo MAAD, consejeros MAAD, No es normal, Pares de Acompañamiento contra el Acoso -PACA-), para resolver conflictos (ombudsperson, miembros del comité de género del Departamento de Filosofía, representantes estudiantiles CEU) y para dar asesoría psicológica y académica a los/las estudiantes que lo necesiten (decanatura de estudiantes y Casa Espinosa). Explicitamos dichas vías y recursos en nuestros programas para que los/las estudiantes las conozcan.
Universidad de los Andes | Vigilada MinEducación
Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 MinJusticia.
Universidad de los Andes
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Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
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