En la antigüedad greco-romana se entendió la filosofía como un modo de vida y no como un sistema teórico o una doctrina. Filosofar era, por tanto, un modo de vivir. Este enfoque se remonta a Sócrates que entendió su investigación como un cuidado de sí mismo y no como una solución a ciertos enigmas intelectuales. En este tipo de filosofía se busca determinar los fines últimos de la vida, fijar la relación de la virtud, el placer y el conocimiento con estos fines, elaborar métodos y prácticas para su realización y discutir sus consecuencias en la política y en otros ámbitos humanos. Aunque con el advenimiento de la modernidad la filosofía giró hacia la elaboración de sistemas, los filósofos modernos y contemporáneos han encontrado en esta tradición una alternativa a los enfoques que sobre-intelectualizan la actividad filosófica. En este curso nos ocuparemos de conocer diversas tradiciones que han pretendido usar la filosofía como arte de vivir, reconstruir los argumentos que introdujeron para elegir los fines que se deben elegir como guía del buen vivir, en particular el argumento hacia lo que constituye la felicidad humana y relacionar los enfoques vistos con debates contemporáneos.