Cuano había terminado de escribir, conjuntamente con su esposo Roberto Pineda, este estudio sobre mestizaje y cultura en el período colonial de Colombia, murió la antropóloga colombiana Virginia Gutiérez de Pineda, quien había obtenido su título en 1943, otorgado por el Instituo Etnológico Nacional de Colombia, dirigido entonces por el profesor Paul Rivet; y en 1962, el de doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá. Virginia incursionó por pocos años en la etnografía, con estudios de campo de los indios wayúu de la península de la Guajira en Colombia, que consignó en «organización Social de la Guajira», publicada en la Revista del instituto Etnológico Nacional, 1950; y de los chocoes del occidente del país, en asocio de su esposo (para la elaboración de cuyos materiales de campo recibieron sendas becas Guggenheim, 1953), cuyos resultaods se publicaron recientemente por la Universidad de Antioquia en el libro Criaturas de Caragabí, Indios chocoes: emberaes, catíos, chamíes y noanamaes. A partir de 1954, su actividad investigadora y pedagógica se focalizó en dos temáticas: la medicina popular y familia, instituciones que hasta entonces no habían sido sometidas al conocimiento y al análisis de los especialistas nacionales de la antropología. Los resultados de sus observaciones en medicina tradicional quedaron consignadas en varias obras, entre ellas Medicina tradicional en Colombia (dos volúmenes), y La medicina popular en Colombia, razones de su arraigo; que sirvieron de fundamento para su cátedra sobre la materia en la Facultad de Medicina de la Univesidad Nacional. Fue la familia, sin embargo, su tema preferido. El constituyó la materia de sus investigaciones y de su cátedra en el Departamento de Antropología de la Universidad Nacional hasta su muerte. Buceó en los orígenes de la institución en el país, escudriñando las raíces hispanas, los aportes indios y las contribuciones negras a partir de la conquista española y estableció una tipología multicultural que acabó por definir culturalmente y delimitar geográficamente, subregiones o complejos culturales, como ella los denominó en su obra ya clásica, Familia y Cultura en Colombia, 1968, para cuya conclusión y redacción recibió una segunda beca Guggenheim, en 1967. Un amplio número de artículos en revistas nacionales y extranjeras, conferencias y algunos libro más, recogen sus observaciones sobre la familia y sus acotaciones y análisis sobre los profundos cambios sufridos por la institución en el transcurso del último medio siglo, estrechamente relacionados con la evolución de la posición de la mujer en la sociedad nacional. Su obra Estructura, función y cambio de la familia en Colombia, 1975, señala ya los síntomas del intenso cambio que se aceleró en el decenio de los ochenta.