El universo fotográfico construido por el explorador europeo, que consta de varios cientos de fotografías, constituye una valiosa, original e irrepetible memoria histórica y etnográfica que debe formar parte del patrimonio fotográfico y cultural colombiano. Se trata de una obra fotográfica pionera ya que, dentro de la historia de la fotografía en Colombia puesta al servicio de la antropología, solo le antecede el trabajo del etnógrafo alemán Theodor Koch-Grünberg, entre los años 1903 y 1905, quien nos dejó un valioso registro fotográfico de algunos grupos indígenas del Miriti-Paraná y Apaporis. Es pertinente llamar la atención sobre la temporalidad y el contexto de este importante y singular registro fotográfico producido por Battista Venturello, pues se trata de una de las épocas más decisivas en cuanto a la suerte de las poblaciones indígenas existentes en las últimas fronteras de la llamada “civilización”.