Con la legitimación de las lenguas indígenas y criollas en la Constitución Política de Colombia de 1991 se marca un hito de la supervivencia de las lenguas y culturas étnicas del país. Este hecho surge dentro de la actual tendencia nacional e internacional hacia el reconocimiento de la diversidad étnica y de los derechos de las minorías. Ante los múltiples y dispersos esfuerzos que se han venido dando para dar cumpliemiento a los derechos lingüísticos planteados en el marco constitucional de 1991, es necesario obtener una visión de conjunto acerca de la evolución de las comunidades autóctonas y sus desarrollos culturales frente a la influencia de la cultura dominante. Es sólo a través de una comprensión de las fuerzas históricas y sociales desde el pasado hasta el presente que se pueden llegar a asumir criterios claros acerca de la evolución de las culturas minoritarias, para así llegar a definir derroteros precisos para su fortalecimiento y su desarrollo.