miradas desde Spinoza
Entrevista con el profesor del
Departamento de Filosofía Nicolás Lema Habash
E
EN TIEMPOS DE UNA PROFUNDA CRISIS ECOLÓGICA , EL PROFESOR DE FILOSOFÍA NICOLÁS LEMA NOS INVITA A RECONSIDERAR LA RELACIÓN CON EL PLANETA DE LA MA NO DEL FILÓSOFO NEERLANDÉS BARUCH SPINOZA (1632- 1677) cuyo trabajo le ha permitido “cuestionar el hecho de que lo natural está fuera o separado de lo que consideramos artificial, es decir, al presentar Spinoza una filosofía abiertamente naturalista en el sentido de que todo lo que existe es producto de la naturaleza y está expresando la potencia de la naturaleza, (…), podemos reconsiderar y replantearnos de manera (…) crítica la distinción tan normal para nosotros entre naturaleza y artificio. Se produce aquí una problematización de lo que entendemos tanto por naturaleza como por artificio desde la filosofía spinozista”1 . Antes de profundizar en el pensamiento de Spinoza, es necesario aclarar que este cuestionamiento puede enmarcase en una discusión más amplia a partir del vínculo entre los conceptos de Naturaleza y Sociedad. Para entender mejor esta asociación el profesor Nicolás propone entender la idea de
Naturaleza y de Sociedad separadamente, para luego poner estos dos conceptos en diálogo. En primer lugar, tendemos a concebir la naturaleza siempre en contraposición con aquello que no es natural, o para decirlo de manera más directa, con aquello que consideramos artificio o invención humana. Esta contraposición se ha constituido social, biológica, cultural y económicamente; ella es, finalmente, un producto de nuestro pensamiento. Por otro lado, el concepto de sociedad se relaciona con la política (aunque ambos términos no sean estrictamente equivalentes), dando cuenta que dentro de lo “social habría supuestamente […] un ámbito (la política) que está artificialmente constituido, como si las relaciones entre los seres humanos y las leyes que los rigen estuvieran aparte y fuesen totalmente autónomas respecto a los seres que están en otros ámbitos de la naturaleza […]”. Al establecer una relación entre los conceptos de sociedad y naturaleza aparece el interrogante de si lo que entendemos por sociedad política es una cuestión natural o una constitución artificial. La respuesta se ha expresado a lo largo del tiempo por medio de diferentes corrientes filosóficas, que, simplificando un poco, pueden agruparse en dos posturas. La primera, reconoce la sociedad como un producto humano, donde las estructuras políticas se inventan a partir de ciertas capacidades racionales de los seres humanos; es decir, de capacidades que separan al ser humano del resto de los seres de la naturaleza. Podemos decir que en esta corriente se ubican una parte importante de las filosofías llamadas “contractualistas”, las cuales suponen un momento en cual un “pacto” o “contrato social” hace surgir la sociedad política humana, la cual tiende a pensarse justamente como artificio, separada del mundo natural.
La segunda corriente considera el fenómeno político como una conformación natural. Pero, dentro de esta corriente pueden establecerse distinciones dependiendo de cómo se explica la naturaleza y el surgimiento de estas agrupaciones. Por un lado, está la tradición aristotélica que reconoce que los seres humanos se organizan o forman una polis de manera natural; pero lo que distingue estas colectividades humanas de otras agrupaciones animales (como las abejas, solo por dar un ejemplo) es la facultad racional (el logos) del ser humano, lo cual reintroduce una distinción que separa cualitativamente a los humanos de otros seres naturales. Por otro lado, está la postura de filósofos como Spinoza, quien está de acuerdo con que la formación de una sociedad se da de manera natural. Sin embargo, su conformación obedece, a su vez, a leyes naturales que son más o menos compartidas por los seres que habitan la naturaleza.
Antes de profundizar en el pensamiento de Spinoza, es necesario aclarar que este cuestionamiento puede enmarcase en una discusión más amplia a partir del vínculo entre los conceptos de Naturaleza y Sociedad. Para entender mejor esta asociación el profesor Nicolás propone entender la idea de Naturaleza y de Sociedad separadamente, para luego poner estos dos conceptos en diálogo.
Aunque las distintas especies que existen tienen sus particularidades, las leyes que rigen a cada individuo son expresiones de la misma potencia de la naturaleza.
Por ello, Spinoza considera que el surgimiento de la política debe ser explicado mediante un método que no separe a los seres humanos de la naturaleza. El concepto clave para explicar el comportamiento humano y el surgimiento de la política es el de “afecto” y no el de logos .
La causa por la cual Spinoza argumenta que todos los seres tienen características más o menos compartidas es porque se encuentran determinados por leyes de la naturaleza; leyes que, en su filosofía, equiva len a l poder mismo de Dios. Si bien la naturaleza es eterna, ella siempre está produciendo cosas o individuos (como los seres humanos), los que, nunca dejan de ser partes de la naturaleza, existen en la duración y son finitos. El profesor Nicolás estudió cuidadosamente el concepto de vida en la obra de Spinoza, el cual remite directamente a estos seres que duran en la naturaleza. El resultado de su investigación determinó que el término “vida” en Spinoza no refiere únicamente de un problema biológico, sino a las maneras en que el ser humano lleva adelante su existencia en la duración. De ahí que, a partir de un término utilizado por Spinoza, Nicolás haya acuñado el concepto de duratio vitalis el cual puede traducirse como duración digna de ser vivida. Es la expresión que finalmente dio título al libro que el profesor Nicolás escribió: “Duratio vitalis. Figures et variations de la vie dans la philosophie de Spinoza 2 ”, como uno de los resultados de su investigación doctoral.
2. El libro saldrá durante el segundo semestre del año (2022)
En el libro se toma como punto de partida la idea de vida como una herramienta para eventualmente hablar de una diversidad de modalidades de ser en la existencia. Spinoza utiliza la terminología de la vida para hablar preferente del humano, pero este enfoque en el ser humano se hace desde el trasfondo de una
“Filosofía naturalista, la que intenta sacar al ser humano del centro de esa naturaleza […] El ser humano puede ser el foco de la investigación filosófica , pero no es el centro y el f in de la naturaleza. En este sentido, la filosofía de Spinoza intenta ir contra un antropocentrismo, despejar la idea de que al ser humano lo rigen normas […] (únicas y que, por lo tanto) necesita un estudio independiente del resto de la naturaleza […]”.
Lo anterior no implica que a Spinoza no le interese entender las aptitudes de lo humano, sino que busca situarlo en un plano en el que se posiciona como una parte de la naturaleza. Al despejar la idea del ser humano como centro de la naturaleza, se hace más fácil reconocer una diversidad de existencias que tienen diferentes comportamientos y modalidades de ser. Es así como el profesor Nicolás supone que si la vida de Spinoza hubiese sido más larga es probable que este filósofo utilizara la noción de vida para comprender mejor la existencia de otros seres.
Después de este breve recuento por algunas de las ideas de Spinoza, es pertinente preguntarse cómo su visión del mundo podría ayudarnos a enfrentar nuestra condición contemporánea que, recordemos, está ambientalmente determinada por una crisis climática. El profesor Nicolás dice que “una de las entradas posibles es replantarse esa crisis ecológica problematizando la base que constituye el problema, es decir, la idea de que los seres humanos están separados de ese régimen ecológico”. En otras palabras, los seres humanos y sus creaciones son pensados como aparte de lo natural. La deriva política de esta matriz de pensamiento lleva a pensar el mundo desde dos polaridades, naturaleza y sociedad, con consecuencias catastróficas en lo que concierne a la explotación de recursos naturales. Esta matriz de pensamiento no permite apreciar que las particularidades de la especie humana, incluidas sus formas de vida colectiva, obedecen a una potencia compartida por la naturaleza entera. Ya nos lo advertía Spinoza unos siglos atrás la importancia de cuestionar el “hecho de que lo que consideramos artificial está fuera o separado de lo que consideramos natural”.