Cultura

Fue entonces que la correcta deidad a seguir era la europea, y así, de pronto el sol y la luna dejaron de ser dioses y se convirtieron en no más que espectadores de aquel brutal suceso.

Olvidamos nuestras raíces para seguir tendencias europeas y norteamericanas que puedan salvarnos de nuestra identidad, y asimismo olvidamos que nuestra propia cultura es digna de elogio.

El libro recoge los resultados de una investigación colectiva, parte del interés en realizar una investigación sobre las transformaciones de las identidades y de las relaciones con el Estado