Una perspectiva desde la resistencia del Ecobarrio de Manantial y Triángulo Alto en Bogotá
DESDE HACE MÁS DE DOS AÑOS EL SEMILLERO GEOGRAFÍAS DEL PODER DEL DEPARTAMENTO DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA HA VENIDO TRABAJANDO MUY DE CERCA CON LA COMUNIDAD DE LOS BARRIOS DE MANANTIAL Y TRIÁNGULO ALTO DE LA LOCALIDAD DE SAN CRISTÓBAL.
E
ESTE ES UN SEMILLERO QUE TIENE COMO CENTRO EL TRABAJO COMUNITARIO PARA PROMOVER EL EMPODERAMIENTO TERRITORIAL, la organización y la capacidad de acción comunitaria, y la divulgación y defensa de los derechos territoriales y ambientales. En estos barrios de San Cristóbal la denominación de Ecobarrio surge de un proceso de autodenominación iniciado el año 2000. Para estas comunidades el Ecobarrio es más que una etiqueta: es una estrategia de resistencia y de organización comunitaria para defender lo que sus habitantes entienden como su territorio ante las políticas de reasentamiento del Estado colombiano, ya que para la institucionalidad estas son zonas no aptas para el desarrollo, y, por tanto, catalogadas como asentamientos ilegales, vulnerables y en zona de alto riesgo no mitigable. Por tanto, el Ecobarrio es una forma de apostarle a su derecho a la ciudad; es una organización política, social y económica bajo una visión común y enfocada a largo plazo, donde prima la conexión de las personas con su territorio y los valores de la vida comunitaria en armo–nía con el medio ambiente de un espacio urbano1. En palabras de uno de los líderes comunitarios: El concepto de Ecobarrio surge en un momento, digamos, de una crisis colectiva,
1. Álvarez, Héctor. 2010. Pensando en Ecobarrios: una propuesta a las políticas de reasentamiento y políticas de Hábitat. Bogotá: CINEP.
de una crisis, de un malestar individual por una constante presión institucional de sacarnos del territorio (…). Planteamos el Ecobarrio como una iniciativa ciudadana por el derecho a la ciudad y como una alternativa a los programas de reasentamiento. Como Semillero, junto con la comunidad, hemos trazado un plan para co-construir herramientas que permitan dar mayor materialidad al Ecobarrio. Para lograr ese propósito de ayudar en la construcción del Ecobarrio, hemos utilizado la cartografía con dos propósitos. Por un lado, al realizar ejercicios donde la comunidad traza los lí–mites de su territorio, a la vez que localiza sobre un mapa los diferentes elementos que existen en su comunidad, nos permi–te conocer mejor el Ecobarrio y lograr una mayor apropiación por parte de la comu–nidad, ya que el mapa permite trasformar una idea intangible en una imagen tangi–ble que otorga una materialidad concre–ta y delimitada de esa idea del Ecobarrio. Aunque pareciera algo simple, para mu–chas de las personas que habitan estos barrios este ejercicio les permitió ver por primera vez un mapa detallado de lo que ellas y ellos consideran como su territorio. El segundo propósito que logramos al utilizar cartografía como nuestra herramienta principal en nuestro acompañamiento a estas comunidades es la co-construcción
de un plan comunitario alternativo. Este plan, el cual aún está en proceso, será el re-sultado de un trabajo en conjunto, donde la comunidad plasma sus aspiraciones, usos, formas de ocupación, y relacionamiento con el entorno que les rodea y al que perte-necen. Por consiguiente, el plan alternativo deberá ir acompañado con unas cartografías del “riesgo”, así como de una zonificación es-pacial que de cuenta de las formas de uso, ocupación territorial, así como del relaciona-miento y conservación del entorno en el que viven.En estos procesos de co-construcción en-tre el Semillero y la comunidad también ha sido muy significativo el aprendizaje compartido, donde las y los que integra-mos el Semillero aprendemos de la comu-nidad, y la comunidad a su vez aprende de nosotros/as. Un aspecto importante que hemos construido y enriquecido colectiva-mente son entendimientos de la geografía humana, como, por ejemplo, el empezar a plantear al espacio como no solo el vacío de bienes u objetos en que se desarrolla la vida de las personas, sino como un agen-te que produce y reproduce la identidad de las personas que habitan en él (y crea una imaginación geográfica que condensa significaciones socioespaciales relevan-tes para las personas en esos espacios)2. Que los espacios tengan estos significados para las personas que los habitan impli-ca una experiencia (mediada por los sen-tidos) permeada por una idea de arraigo, y, por tanto, de deseo de preservación (el
2. Sánchez Ayala, Luis y Arango López, Cindia. 2016. Geografías de la movilidad: perspectivas desde Colombia. Bogotá: Ediciones Uniandes.
querer preservar, al fin y al cabo, aporta a la noción del ser).De aquí que sea donde el concepto de Eco–barrio cobre especial sentido. Este concep–to se relaciona con el derecho a la ciudad al hacer una apuesta por entender al/la suje–to/a como profundamente conectado con el lugar en el que se vive, y al/la sujeto/a, al mismo tiempo, conectado/a con su comu–nidad (por tanto mostrando una visión de espacialidad que refleja a los y las sujetos/as mismos/as). El prefijo “Eco” no solo hace referencia a lo ecológico de la propuesta, sino al sentido de “hogar” que le da for–ma (teniendo en cuenta su etimología: Eco viene de la palabra griega oikos, que signi–fica hogar; por tanto, el Ecobarrio es el Ba–
3. Tuan, Yi-Fu. 2008. Space and Place: the perspective of experience. Minneapolis: University of Minnesota press.
rio-Hogar)4. Sobre este particular, otro de los líderes comunitarios explica que este elemento se abarca en una de las tres dimensiones que contiene un Ecobarrio, que es lo Eco-humano, principalmente a través de la responsabilidad que asumen los/as sujetos/as con su contexto tras reconocerse como parte de este. Según este líder comunitario:
(…) El territorio permite deconstruirse como sujeto, como sujeto político, sujeto social, sujeto responsable, un sujeto con un nivel de confianza muy alto, con un nivel de responsabilidad frente al tema de los seres vivos como los seres humanos, como los no humanos.
Por ello, el concepto de Ecobarrio funciona como una forma de expresar el derecho a la ciudad. Esto, principalmente, desde la con–sideración de que bajo esta denominación las comunidades mismas se apropian de sus procesos, necesidades, deseos y modos de vida, rechazando un tipo de urbanismo que ha estado a merced del capital, y, por tanto, de la destrucción del medio ambiente y del ser humano y su comunidad. Es así como nuestro acompañamiento como Semillero a estas comunidades ha logrado indagar —y busca seguir haciéndolo— en las implicaciones y significados de la experiencia del habitar el territorio en el Ecobarrio, con el fin de profundizar, junto a la comunidad, cómo estas concepciones de espacialidad pueden aportar a la reivindicación por el derecho a la ciudad. . •
4. Ome, Tatiana. 2012. “Etnografiando Ecobarrios: Un análisis de los efectos de un programa institucional y de una iniciativa local en los procesos de construcción de identidad y de producción de lugar – Los casos de Manantial (San Cristóbal Sur) y Lombardía”. Universidad Nacional de Colombia.