Editorial
El costado reaccionario de la risa
Por: Carlos Andrés Ramírez, Profesor Asistente del Departamento de Ciencia Política
La risa es una de las primeras emociones humanas. Reír y llorar son emociones mucho más primarias que, digamos, la compasión, el agradecimiento o el desinterés; también, de cosas desagradables, muy humanas por lo demás, como la envidia o el rencor. En su ‘Ética’ Baruch Spinoza procura hacer una descripción sistemática de las ‘pasiones’ con base en la alegría y la tristeza; todas las demás emociones serían variaciones de ese par de estados de ánimo. Dado que las ‘pasiones alegres’ son como una intensificación del sentimiento vital, y las tristes su contrario, la política debería apuntar a promover las primeras.
En lugar de una política del miedo, como la de Hobbes, el filósofo judío promueve así una política orientada a la promoción colectiva de las pasiones alegres. Sus conceptos de ‘seguridad’ y de democracia se basan en ese presupuesto.
Parecería entonces que la risa es emancipadora, humanista, liberadora. Ella sería una emoción predilecta de las sociedades democráticas. Sin embargo, esto, que suena tan bien, no lo es tanto. Spinoza no tenía razón o no del todo. Dos fenómenos desmienten su posición:
El taciturno pero siempre lúcido Hobbes afirma lo siguiente: “La gloria súbita es la pasión que da lugar a esos gestos llamados ‘risa’, y es causada por algún súbito acto propio que complace, o por la aprehensión de algo deformado en otro, por comparación con lo cual hay súbita autoaprobación”. La risa, para Hobbes, es una forma de autocongratulación sobre la base de denigrar a alguien más. Cuando nos reímos, nos reímos siempre de otro. No hay risa sin algo de crueldad. De ese modo, la risa no estaría asociada al igualitarismo democrático, pues supone un cierto goce en la desigualdad. En una hipotética sociedad igualitaria, no habría, en consecuencia, espacio alguno para el humor. Sin nadie de quién burlarse, no habría motivo para reír.
El ejemplo evidente de este tipo de humor antiigualitarista es, por supuesto, Donald Trump. Trump es el resultado de una forma de hacer política que mezcla los protocolos de la industria del entretenimiento con los más crudos intereses oligárquicos. Durante su campaña presidencial y como presidente de los EEUU, su estrategia de comunicación se ha basado, en una parte significativa, en entretener a los estadounidenses con tweets ligeros y políticamente incorrectos que, desde la perspectiva de sus receptores, tienen algo que ver con la “verdad”. Llamar a contradictoras suyas, como Elizabeth Warren o Alexandria Ocasio, respectivamente como Pocahontas o ‘Eva Perón’ o referirse al coronavirus como ‘Kung Flu’ o a Kim Jong-un como el ‘little Rocket man’ es parte del insulso pero eficaz humor trumpiano. Comentarios racistas, machistas o islamofóbicos, dichos en tono jocoso o considerándolos, a posteriori, como malas interpretaciones de sus buenas intenciones, son parte del repertorio de estrategias de comunicación del presidente. La “verdad” de esto, para su fiel audiencia, radica en que Trump se atrevería a decir sin pelos en la lengua lo que otros callan. Su efecto humorístico pasa, en todo caso, por el atrevimiento de decir públicamente cosas inapropiadas. Algo semejante a lo que sucede en Colombia cuando, en alguna función de teatro o de cine, la audiencia escucha una palabra vulgar. A la gente le parece divertidísimo. A Trump le celebran su transgresión moral: afirmar jerarquías sexuales y culturales en un contexto legal y formalmente igualitarista. Cuestionado al respecto, en unos de sus debates de campaña con otros candidatos republicanos, Trump se limitó a decir en su momento: “it’s fun, it’s kidding, we have a good time”.
Segundo caso: el humor involuntario de los políticos colombianos. No todo humor es voluntario. La derecha colombiana, por ejemplo, es adusta y solemne. Le gusta el lenguaje “duro”, los adjetivos fuertes, la severidad, el sentido del drama. Uribe rara vez ríe. Grita, vocifera, se pone rojo de rabiar, pero no ríe. El uribismo es un movimiento de gente rabiosa y melodramática. Odian a los caricaturistas (como Matador), los cómicos (como Jaime Garzón y el muy inferior ‘Juanpis’ González) y los carnavales populares (han buscado intervenirlos por considerarlos ‘irrespetuosos’). La derecha es objeto de los humoristas, pero no hay humoristas de derecha. No obstante, pese a sus intenciones y a su falta de talentos cómicos, la derecha colombiana, de manera frecuente, termina siendo cómica. Algunos recuerdos al respecto: la comparación reciente de Paloma entre Uribe y Simón Bolívar (para la cual el primero es el segundo ‘libertador’) o la de Alberto Bernal, hace unos meses, entre Andrés Felipe Arias y Nelson Mandela (un paralelo que, por supuesto, a nadie se le escapa); la repentina resurrección de la Unión Soviética (¿alguna duda de que el uribismo no ha superado la ‘guerra fría’?); el cálculo del Presidente Duque acerca de cuánto se gana un ayudante de panadería en Colombia; la acusación a Gustavo Petro de cometer ‘bioterrorismo’ cuando unas abejas– quizás por obreras – atacaron a Uribe en el Cesar. En la misma línea está el reciente delirio del Senador Gabriel Velasco, quien oye a las ranas al lado de su casa corear el nombre de Uribe (yo seguí con atención el video y no escuché sino despolitizados ruidos de ranas). Los gestos desencajados y los inevitables vibratos del Senador Carlos Felipe Mejía, cada vez que habla en el Congreso, no dejan de tener su lado cómico. La exageración termina convertida, inevitablemente, en (auto)parodia. El tweet de Marta Lucía Ramírez en el que declaró muerto, con anticipación, al expresidente Betancur o su lapsus, psicoanalíticamente interesante, al decir que Colombia tiene una “buena producción de pobre”. La misma Marta Lucía, que tiene un récord insuperable de errores de esta naturaleza, junto con Paloma, han mencionado al ‘presidente eterno’ cuando querían referirse al actual y meramente ‘temporal’. El lenguaje revela el inconsciente. Y hablando del lenguaje y del humor, nada mejor que un par de líneas de la poesía de Paloma:
“unas células extrañas que me contraen dentro del cuerpo […] y cierto picazón obeso se me derrite en los músculos, y me río”.
“eres invulnerable ahi (sic) dentro. eres ageno (sic) y propio. propiamente tuyo. una concha solida (sic) que resiste los embates del mar furioso”.
No entro aquí a juzgar si el curso de escritura creativa que Paloma tomó en Nueva York valió la pena. Aclaro, más bien, que destaco aquí actos asociados a la derecha por su sistemática cercanía al humor involuntario, pero que ésta no goza del monopolio sobre el ridículo: del centro y de la izquierda también podrían sacarse buenos ejemplos. Los mejores programas de humor de la televisión colombiana son, en general, las secciones políticas de los noticieros.
¿Por qué los políticos, búsquenlo o no, nos hacen reír? Habría, al menos, dos explicaciones. La risa, sostiene Schopenhauer, se deriva de la incongruencia entre el ‘concepto’ de un objeto y su manifestación empírica. Nos imaginamos entonces qué es un presidente o un buen gobierno o, mejor, qué contiene idealmente el concepto de presidente y de buen gobierno, y, luego, nos percatamos qué tanto difiere el modelo de su ejemplificación. La risa supone así un elemento normativo que se ve defraudado. Los payasos hacen reír, desde esa interpretación, porque se proponen algo y todo les sale al revés, se tropiezan, se enredan, fracasan sistemáticamente. Otra explicación: la risa se deriva de la incongruencia entre dos sistemas de referencia simultáneos. Para el ensayista A. Koestler, reímos porque reaccionamos a la coexistencia de lo incongruente: lo sagrado y lo profano, lo solemne y lo banal, lo moral y lo inmoral. Nuestra forma de liberarnos de esa tensión es ‘tomarla con humor’. Aquí, de nuevo, la risa parece suponer una dimensión normativa. Esperamos algo solemne y moral, por ejemplo, y en ese mismo acto, de manera inextricable, se mezcla algo banal e inmoral. Aquí se trata, como lo dice un fragmento una bella canción del músico brasilero cartola, de “reír para no llorar”.
Esa risa es liberadora porque permite gobernar una insatisfacción. Si se trata de un triunfo sobre el dolor, supone el dolor. Es una reacción, más bien precaria, puramente compensatoria, a una vida empobrecida y, para el caso colombiano, a una vida en la cual las expectativas normativas se ven frecuentemente golpeadas por la realidad. Es, como la risa del guasón, una risa sangrienta.
Si la risa dominante – pues las emociones suponen una historia y un marco cultural hegemónico – es cruel y jerárquica, como en Hobbes, o tácitamente dolorosa, como en Schopenhauer y en Koestler, vale la pena preguntarse qué tan sana es realmente nuestra risa y qué tanto resulta compatible con los ideales normativos de una sociedad democrática. Una primera respuesta es que, en todo caso, la risa es ambivalente. Hay usos reaccionarios y usos emancipadores de la risa. En los últimos se revierten jerarquías. No obstante, aún en ese caso, no deja de ser dolorosa. Nos reímos de nuestras desgracias porque no logramos eliminarlas. Nos liberamos emocionalmente de lo contradictorio justamente porque existe lo contradictorio. Nuestra risa presupone una democracia amenazada, mediocre y deficitaria y no alguna clase de sana afirmación de la vida, como la risa de Spinoza. ¿Necesitamos entonces una nueva seriedad? ¿Una política sin memes, carnavales ni ‘payasadas’? No, no lo creo. Eso nos aproximaría a los extremos del espectro político, en los cuales la incapacidad para la autocrítica y el autodistanciamiento va de la mano con la falta de humor (voluntario). Ni Hitler ni Stalin eran tipos muy divertidos. Más bien habría que pensar cómo lograr formas de militancia y de organización, con una agenda igualitarista, que incorporen en su interior la fuerza de la ironía y del carnaval. En ese caso la risa no sería la compensación ilusoria y banal de una derrota, sino el acompañante necesario de un genuino esfuerzo de emancipación.
Análisis e Investigación
Revista Metamorfosis
Los estudiantes de la Maestría en Ciencia Política David Herrera, Bertha Durango y William Peña crearon la revista digital Metamorfosis. Ésta nació del curso Movimientos Sociales y Representación Política en Colombia y América Latina, ofrecido por la profesora Virginie Laurent para la maestría el semestre pasado, y pretende ser un espacio para dar discusiones sobre diversos temas sociopolíticos y culturales, desde una perspectiva interdisciplinar. La revista mezcla artículos de investigación, columnas de autores invitados y entrevistas, y tiene una periodicidad trimestral. La primera edición, que fue publicada en junio, aborda el tema de Comunidades Indígenas e incluye entrevistas con Cristina Gallego, Feliciano Valencia, Virginie Laurent, Alessandra Merlo, Silvana Orlandelli y Jaime Tenorio. Quienes estén interesados/as en escribir para Metamorfosis, pueden enviar un correo a d.herreran@uniandes.edu.co
Dato de la semana
Estudiantes
¡Vuelve Sin Corbata con su edición número 30!
Por: Juan José Corredor, Director de Sin Corbata
Esta semana publicaremos la edición 30 de Sin Corbata tras un par de años sin actividad. Dejo un par de párrafos de la nota del director para que se animen a leerla:
“En una de las entrevistas que hicimos para esta edición, Juan Carlos Quintero dijo que su organización, la ASCAMCAT, ha hecho “esfuerzos vigentes” por fortalecer la comunicación como un espacio de lucha política. Esta publicación se hizo con consciencia de esto. La comunicación es un espacio político y las voces que participan de ella tienen tanto posiciones políticas, como condiciones materiales de las que parten sus escritos. Somos un equipo heterogéneo de estudiantes de la Universidad de los Andes. Sin embargo, ese hecho que compartimos nos sitúa en flujos de ideas y de experiencias similares. Por este motivo, esta edición de Sin Corbata busca ceder la palabra a personas más allá de lo que somos nosotros como grupo estudiantil. Ya sea con estudiantes de otras ciudades o con personas de diferentes organizaciones políticas, esta edición representa una multitud de voces y de situaciones diversas. Creo que ésta debe ser la labor del periodismo estudiantil, situar las voces que no son tenidas en cuenta por otros espacios de nuestra universidad y amplificarlas.
Las ideas de los estudiantes, aunque mucho más inmersas en la academia, están en este conjunto de pensamiento ignorado. Por esto, también buscamos hacer análisis relevante para la actualidad desde nuestro equipo, ya que en ocasiones las opiniones de los estudiantes se ven como voces no-expertas o voces ingenuas. Que nos enmarquen como personas con ideas de segundo orden o “en desarrollo” desconoce la capacidad que tenemos de crear desde nosotros, desde nuestra experiencia. Además, situarnos de esta manera, no solo desconoce nuestra capacidad, desconoce a todos los grupos “no-especializados” por la educación moderna capitalista. En últimas, arrebata la capacidad de pensamiento y la centraliza en unos pocos. Esta edición busca activamente hacerle frente a este fenómeno.”
“Este es el resultado final. Nos acercamos de diferentes maneras a lo político, algunos artículos más académicos que otros, otros con un contenido más periodístico, pero todos pensando realidades políticas relevantes. Tuvimos apoyo de muchas personas desde que empezamos hasta ahora que, por fin, tenemos nuestro producto final. Todos ellos, profesores, amigos y personas que muchas veces recién conocíamos estuvieron siempre dispuestos a ayudarnos y darnos ideas –acá quiero hacer especial mención a Laura Wills, Andrés Ardila y Valentina Ibarra que ayudaron a que este proyecto resurgiera–. La convocatoria para artículos de estudiantes fue un éxito, recibimos escritos de estudiantes de diferentes carreras y universidades. La virtualidad nos permitió pensar por fuera de nuestras comodidades y entrevistamos a personas físicamente lejanas a muchos de nosotros. Estos últimos dos meses, además, exploramos el formato de podcast. En alianza con la Unión de Revistas de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes, (URSULA) sacamos el nostálgico podcast “La Pola” y, por nuestra cuenta, comenzamos el podcast “Quitémonos la Corbata”. Los dos, no solo implican un esfuerzo enorme en términos de preparación y edición, también tienen como base un trabajo colaborativo, pues ya sea con las otras revistas de la facultad y con De Pasillo (que es el canal de podcast donde está “La Pola” y “Quitémonos la corbata”) o con los mismos invitados, siempre requiere una coordinación enorme.” (Sin Corbata, Edición 30, sin publicar)
Sin Corbata busca ser el periódico de los estudiantes de Ciencia Política así que, si tienen ideas de escritos o proyectos, no duden en escribirnos. También los invito a seguirnos en nuestras redes sociales: @periodicosincorbata en Instagram y @SinCorbata en Twitter. En éstas estaremos anunciando la pronta publicación y podrán leer unos artículos maravillosos. Por último, también los invito a leer este hilo que construimos donde mostramos que el recrudecimiento de la violencia en Colombia por la pandemia era algo que se podía predecir (y el gobierno tuvo que tomar medidas).
Egresados
Ana María Ruiz
Es politóloga de la Universidad de los Andes, graduada en el 93, dibujante publicitaria y comunicadora por vocación. Ha sido estratega en comunicaciones por más de 20 años, así como directora y diseñadora de programas de pedagogía constitucional para la televisión pública. También fue directora, presentadora y reportera de diferentes informativos de televisión y columnista semanal en medios regionales y nacionales. Ha sido profesora de Historia del Periodismo en la Universidad Externado de Colombia. Fundó y dirigió durante 15 años la agencia Brújula Comunicaciones, pionera en el diseño de estrategias para el sector social. Actualmente, y por designación de la Alcaldesa Mayor de Bogotá Claudia López, es la Gerente General de Capital Sistema de Comunicación Pública, el canal regional de la Bogotá región.
Colombia International en Abstract
Diferenciación ideológica y coordinación estratégica en elecciones presidenciales en América Latina
Por: Diego Luján, Universidad de la República (Uruguay)
PALABRAS CLAVE: Diferenciación ideológica; coordinación electoral; elecciones presidenciales; América Latina; competencia programática.
Noticias
La profesora Angelika Rettberg participó en el podcast Sin Tapabocas, producido por el proyecto Hacemos Memoria, de la Universidad de Antioquia, y Vokaribe Radio. El episodio, que puede escuchar aquí , abordó el tema de implementación del Acuerdo y reinserción de excombatientes de las Farc en medio de la pandemia.
A partir del 1 de agosto, el profesor Luis Bernardo Mejía (luimejia@uniandes.edu.co) es el nuevo Coordinador de Posgrados del Departamento, en reemplazo de la profesora Sandra Borda, a quien agradecemos su gestión en ese rol durante el último año.
«‘Under the Thumb of the Party’: The Limits of Tanzanian Socialism and the Decline of the Student Left» es el nuevo artículo del profesor Luke Melchiorre, publicado en el Journal of Southern African Studies. El artículo revisa el declive de la izquierda estudiantil en la Universidad de Dar es-Salam, en Tanzania, durante los 70 y 80 y su relación con las reformas institucionales implementadas por el partido de gobierno. Léalo aquí.
El pasado 13 de agosto fue publicado el vigésimo episodio de Buceando en el Naufragio, el podcast de la profesora Sandra Borda junto a Daniel Poveda, egresado del Departamento. El episodio, que cierra la segunda temporada del podcast, responde algunas preguntas de niños y adolescentes sobre temas internacionales. Lo puede escuchar aquí.
En este enlace puede revivir la conversación de la profesora Angelika Rettberg con Emilio Archila, Pastor Alape, Andrés Stapper, Juana García y Leopoldo Fergusson, a propósito de la Nota de Política N° 37, titulada «Actitudes de exintegrantes de las Farc-EP frente a la reincorporación». Las Notas de Política son una publicación periódica conjunta de la Facultad de Economía y la Escuela de Gobierno.
La profesora Sandra Borda publicó ayer su columna en El Tiempo, titulada «Mi reino por un tuit». En ésta, Borda analiza el polémico tuit en el que Mike Pence, el Vicepresidente de Estados Unidos, defendió la libertad de Uribe y lo que eso dice sobre la política exterior del gobierno Duque. Léala aquí.
Agenda
El próximo 27 de agosto a las 7:00pm será la presentación de Parar para avanzar, el libro de la profesora Sandra Borda sobre las movilizaciones estudiantiles del año pasado. La autora conversará con Juan Carlos Flórez, Valentina Yepes, y Juan Lombo, estudiante del Departamento. Siga la transmisión a través del facebook del Gimnasio Moderno.
Este viernes 21 de agosto se realizarán virtualmente las ceremonias de grado de pregrado y posgrado que tuvieron que ser aplazadas por la pandemia. Se graduarán 49 estudiantes de pregrado, 5 de maestría y 1 de doctorado del Departamento. ¡Felicitaciones a todos los graduandos y muchos éxitos en esta nueva etapa!
Directora
Laura Wills-Otero
Asistente Editorial
Santiago Vanegas
Diseño Gráfico
Andrés Felipe Montoya
Ossman Aldana