Editorial
A partir de este semestre, decidimos invitar a escribir para el Boletín DePolítica a profesores/as de Ciencia Política de otras universidades que se interesen en hacerlo. Las opiniones expresadas pertenecen al firmante de la columna y no al Departamento de Ciencia Política de Uniandes.
Pandemia y democracia en México
Por: Rosa María Mirón Lince, Profesora Titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México
La pandemia de Covid-19 ha sacudido al mundo entero. Las consecuencias inmediatas en términos de enfermedad y muerte las están sufriendo grandes poblaciones desde principios de este año. Desafortunadamente, no menos fuertes están siendo las secuelas en los ámbitos económico, político y social. El planeta se enfrenta, sin duda, al mayor desafío del último siglo.
En lo político, la crisis sanitaria llega cuando las democracias del orbe no pasaban por su mejor momento. No hay que olvidar que a aquella ola democratizadora que inició en los setenta, durante este siglo ha seguido otra ola de cuestionamientos a los regímenes democráticos.
En los últimos tiempos muchas democracias atraviesan por momentos difíciles, al tiempo que crecen y proliferan actitudes antisistema entre los electorados del mundo, provocando procesos de descomposición institucional que pasan por la propia arena electoral y dan pie a distintas variantes del autoritarismo.
México tendrá elecciones generales en el verano de 2021. El ambiente político que vivimos es de polarización, de enfrentamiento, pues los actores políticos, desde ya, están buscando posicionarse de cara a las próximas elecciones.
Hay que recordar que el presidente López Obrador llegó al poder con una ambiciosa agenda social que pretendía favorecer a los sectores más desprotegidos haciendo uso de los recursos que su política de austeridad y ataque a la corrupción le atraerían.
Así, apenas inició el sexenio se estableció un rígido programa de austeridad que implicó la reducción o desaparición de programas fundamentales, que incluyeron al sector salud. Desde el comienzo de la pandemia, el presidente minimizó, y hasta negó, la crisis de salud que se vive en el mundo, subestimando su peligro, así como sus consecuencias.
El manejo de la pandemia, más político que científico, permeó las decisiones en todos los niveles del gobierno. Las medidas de prevención y contención sanitaria incluyeron la suspensión de clases, la aplicación de la jornada de sana distancia y un confinamiento no obligatorio, acompañado de una estrategia que implicaba realizar muy pocas pruebas médicas y que ha llevado al país a contabilizar hoy más de 90 mil muertos por por Covid-19.
Sin embargo, la crisis sanitaria ha sido aprovechada por el presidente para fortalecer un liderazgo político personalizado, ignorando cualquier asomo de respeto por el Estado de derecho, minando las instituciones democráticas y atacando a los órganos autónomos del Estado.
En esa lógica de disolución de contrapesos, no ha tenido cabida un diálogo abierto con la oposición partidista, ni con el congreso, ni con los gobernadores. Lo que se ha impuesto en la pandemia es una política centralizadora en lo que se refiere al control presupuestal, a la salud pública y a las fuerzas de seguridad. Efectivamente, como el mismo López Obrador dijo, “la crisis nos viene como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”. Y en esa ruta avanza.
De tal manera, el presidente aprovecha el momento para avanzar en la consolidación de su figura. Destacan decisiones tales como el intento de conseguir el control discrecional para ejercer el presupuesto federal, haciendo a un lado a los diputados; las tensiones con un grupo de gobernadores en torno al pacto fiscal federal; la extinción de varios fideicomisos para hacer uso discrecional de esos recursos; el apuntalamiento de la dependencia de energías fósiles y el abandono de las energías limpias, entre otras. Pero sobre todo, llama particularmente la atención la militarización promovida desde la presidencia.
En contraposición a sus ofrecimientos en campaña en el sentido de regresar a los militares a sus cuarteles, López Obrador decretó la desintegración de la Policía Federal y la absorción de sus funciones por la recién creada Guardia Nacional la cual más adelante, en los hechos, fue subordinada al ejército. Sin embargo, la estrategia de militarización de la seguridad pública no dio los resultados esperados. pues los homicidios registran aumentos constantes que llegan hoy día a más de 66 mil en los casi dos años de este gobierno. De igual modo, el aumento del poder del crimen organizado ha hecho evidente que la estrategia de paz y seguridad del gobierno no está dando resultados.
No obstante, es muy grande la confianza que el presidente ha depositado en las fuerzas armadas. En efecto, desde el inicio de su gobierno, los militares se hacen cargo de tareas tan disímbolas como el ataque al robo de combustible; la construcción de sucursales bancarias; la remodelación de hospitales; la distribución de libros de texto, medicinas, fertilizantes y dinero de los programas sociales; la limpieza del sargazo en las playas; la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles; la contención de migrantes en las fronteras norte y sur; recientemente también la atención de aduanas y puertos y; desde luego, la seguridad pública y el control de la Guardia Nacional.
Es una mala noticia la militarización indiscriminada de la vida nacional mientras que el Estado se contrae, se corroen sus equilibrios institucionales y se incrementan severamente las desigualdades sociales; sobre todo, en un momento de auge de personajes carismáticos que enfilan a las democracias hacia formas de liderazgos personalistas autoritarios. No podemos sino lamentar que la pandemia haya resultado ocasión propicia para que algunos gobiernos y gobernantes se hagan de facultades excepcionales, instaurando hiperpresidencialismos, fortaleciendo diversos autoritarismos.
La respuesta no puede ser otra que la búsqueda de una democracia robusta y consolidada que impulse cambios institucionales profundos que permitan superar el estado de gran debilidad institucional y de polarización social que hoy se vive en México.
Análisis e Investigación
La crítica al liberalismo en la Filosofía del Derecho de Hegel
Por: Andrés Parra, Profesor Asistente del Departamento de Ciencia Política
*Extractos de una conferencia virtual dictada por invitación del Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional de Colombia (conferencia completa aquí)
No hay un apartado en las Líneas Fundamentales de la Filosofía del Derecho que se consagre a una crítica del liberalismo como tal. Sin embargo, podría decirse que casi toda la obra se presenta como una crítica a la forma liberal de entender la libertad, el origen normativo del Estado moderno, la ciudadanía, la aplicación de la ley, etc. Quiero centrarme en la crítica de Hegel a la forma en la que el liberalismo entiende la singularidad del individuo humano, porque esta noción de la singularidad está a la base de la libertad negativa, la cual, a su vez, es un presupuesto fundamental de la teoría política liberal.
Antes de comenzar, es necesario presentar los supuestos lógicos y ontológicos desde los que Hegel aborda la cuestión de la singularidad en términos generales y no solo en relación con el mundo humano. Hegel defiende la tesis de que lo que hace que una cosa sea singular y distinta de otra es el entramado de sus relaciones con otras cosas. Así pues, el fundamento de la especificidad y de la singularidad no está strictu sensu por dentro de las cosas, pues el ser específico de algo se define en su interacción con otras cosas. Pero tampoco puede decirse que está por fuera, dado que las relaciones son constitutivas de la identidad de las cosas. Así, la identidad de un objeto está determinada por su pertenencia a un contexto, es decir, a un entramado articulado de relaciones múltiples entre las cosas.
Es posible sospechar que la concepción de la singularidad del individuo humano defendida por el liberalismo ignora la relacionalidad y la estructura silogística constitutiva de toda singularidad. Esta sospecha es correcta, pero la Filosofía del Derecho no es una simple aplicación mecánica de las categorías de la Ciencia de la Lógica. Para entender correctamente la crítica de Hegel al liberalismo en este punto, debemos entender cómo esta estructura silogística se vincula con el problema particular de la libertad humana y de la existencia de la voluntad.
Para Hegel, la voluntad y la autoconciencia forman un solo correlato. El hecho de que somos autoconscientes implica que tenemos la capacidad de concebirnos como autores de nuestras propias acciones, pues ser autor de una acción significa poder reconocerla como propia.
Pero esta autorreferencia de la voluntad autoconsciente no se da en el vacío: la autoconciencia que reconoce sus acciones como propias está encarnada en un cuerpo atravesado por impulsos y necesidades naturales. Esto nos podría llevar a pensar, como lo hacen Hobbes, Hume o Harry Frankfurt, que la voluntad está siempre determinada por aquellos impulsos naturales y que la libertad no consiste en producir nuestros propios impulsos, sino en carecer de obstáculos en el mundo para realizarlos. Hegel nos pide no caer en dicha tentación, ya que la esencia de la voluntad no es el impulso natural sino la finalidad. Los seres humanos no somos simplemente un cúmulo de impulsos naturales, sino que tenemos la capacidad de autoimponernos finalidades y hacer de nuestra propia persona un proyecto de vida, todo esto sin dejar de ser una autoconciencia encarnada.
En este sentido, si bien hay acciones humanas perfectamente explicables por medio de los impulsos naturales (por ejemplo: los gustos en olores y sabores), las acciones más relevantes en la vida de una persona son difícilmente reductibles a simples impulsos naturales, al involucrar una autoproyección de la propia persona en el futuro, es decir, una autoimposición de finalidades y metas como obra de la propia voluntad.
Esto lleva a que la voluntad humana se mueva en un juego constante entre abstracción y concreción. Hay abstracción porque, dada la naturaleza autorreferente de la autoconciencia, yo seguiré siendo yo independientemente de las circunstancias que me rodeen. Cuando me proyecto en el futuro puedo imaginarme a mí mismo en miles de circunstancias de todo tipo y debido a la capacidad de reflexión de la autoconciencia seguiré pensando que soy yo quien viviría en esas circunstancias. Sin embargo, la singularidad humana no es ese yo puro que se abstrae, sino que comienza a existir cuando ese yo puro con capacidad de reflexión y de reconocer sus acciones como suyas se mundaniza y obtiene para sí un contenido concreto, es decir, cuando aparece como un ser circunscrito a un contexto y a unas circunstancias que lo trascienden. De este modo, somos irreductibles a nuestras circunstancias, debido a la capacidad de autoreflexión de la autoconciencia, pero necesitamos vivir en circunstancias para ser algo más que una estructura vacía de autoreflexión.
De todo esto se sigue que la singularidad humana es un proyecto y no un dato; es algo que está siempre por hacerse y no algo ya hecho. Pero la singularidad humana se hace y se desarrolla únicamente en el seno de prácticas y relaciones sociales, pues ser singular significa convertirse en un ser circunstancial y las circunstancias son justamente aquello que compartimos con los otros. La singularización del individuo humano es un hecho social, posibilitado por la interacción con los demás. Aquí yace la diferencia de la concepción liberal del individuo y la concepción hegeliana de la singularidad humana: para los liberales los otros son un obstáculo, una intervención en mi propia libertad porque mi singularidad existe con independencia del vínculo con los otros, lo cual indica que la singularidad es para esta corriente intelectual un dato, algo hecho y acabado; para Hegel, por el contrario, mi singularidad existe únicamente en medio de dicho vínculo, se desarrolla y se hace en él, por lo que los otros son la condición positiva de mi propia libertad y son el médium en el que ella se desarrolla. En consecuencia y de igual forma, el desarrollo de mi propia singularidad y libertad es la condición positiva para el desarrollo de la libertad de los demás.
Por ejemplo, la elección de una profesión, que define mi singularidad y me permite distinguirme de otros, solo se da porque la profesión es un conjunto de prácticas e instituciones extendidas en la sociedad, es decir, solo se da porque la profesión es ella misma un universal. Del mismo modo, para poder distinguirme de otros dentro de un campo profesional, debo hacer contribuciones que impliquen una transformación para ese campo, lo que quiere decir que debo elevar mi propia singularidad a la universalidad. Los grandes inventores, artistas y personajes históricos nos muestran que la extensión de la propia singularidad en el tiempo solo puede darse por medio de la universalización. El desarrollo de mi singularidad, al ser un aporte a la universalidad, crea y enriquece las condiciones para que los otros y las generaciones futuras desarrollen su propia singularidad. Pero el movimiento silogístico también va en sentido inverso y es este sentido inverso lo que constituye la razón de ser del derecho y de las instituciones del Estado vistas desde el concepto de la eticidad como “bien viviente”. Pues el objetivo de las instituciones del Estado es el de ser un médium universal que permita y apoye activamente el desarrollo y la aparición de singularidades humanas. Hegel, al igual que los liberales, pone al individuo como el fin supremo del Estado, pero el individuo hegeliano es un individuo concreto que no está desgajado de sus relaciones con los demás a la hora de construir, proyectar y desarrollar su propia singularidad. De ahí se sigue que el Estado no debe únicamente abstenerse de intervenir en la realización de la singularidad, sino que sus instituciones son también una condición positiva para la construcción de la singularidad del individuo humano.
Dato de la semana
Mujeres en cargos directivos en el Estado colombiano
Gender, Justice and Security Hub4
Cerrar las brechas de género es una de las metas en Colombia y el mundo, para lo cual se introducen acciones afirmativas que buscan reconocer y responder a discriminaciones históricas que han afectado la vida de las mujeres. De manera particular, queremos referirnos al efecto de los últimos años, que ha tenido la implementación de la Ley 581 de 2000, llamada “ley de cuotas”.
Esta Ley ordena que los cargos del Estado del máximo nivel decisorio y otros niveles decisorios deben estar conformados al menos por un 30% de mujeres. Esto es, los cargos de mayor jerarquía y los que corresponden a cargos de libre nombramiento y remoción de las ramas y órganos del poder público, que tengan atribuciones de dirección y mando en la formulación, planeación, coordinación, ejecución y control de las acciones y políticas del Estado, en los niveles nacional y territorial.
DATO: De acuerdo con datos de la Dirección de Empleo Público, la Organización Electoral no contó con la participación de mujeres en cargos directivos ni en 2017 ni en 2018. Por su parte, la Rama Legislativa registró una disminución del 18% en las mujeres que ocupaban cargos directivos en 2019. La gráfica a continuación recoge estos y otros datos relevantes sobre la participación de las mujeres en cargos directivos y otros niveles decisorios en el orden nacional por ramas y órganos del poder público entre 2017 y 2019.
1Co-directora del Gender, Justice and Security Hub y Profesora Titular del Departamento de Ciencia Política
2Coordinadora regional del Gender, Justice and Security Hub
3Administradora regional del Gender, Justice and Security Hub y egresada del Departamento
4El Gender, Justice and Security Hub es un proyecto de cinco años, financiado por la oficina de Investigación e Innovación del gobierno de Reino Unido (UKRI), a través del Fondo de Investigación de Desafíos Globales (GCRF). Es administrado por el London School of Economics and Political Science (LSE) y tiene sede en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes.
Estudiantes
Marionetas sin destino
Por: J. Alejandro Bastidas Morales, estudiante de décimo semestre de Ciencia Política e Historia y representante estudiantil del departamento de Historia y Geografía
Como personas formadas en la Ciencia Política nos encontramos muchas veces hablando de grandes procesos, fenómenos, mentalidades o estructuras en las que hacemos encajar las posibilidades de acción de muchas personas. A veces les definimos y cerramos las puertas a nuevos horizontes; lo mismo hacemos con ciertos espacios y tiempos. Sin embargo ¿Quién nos ha dado la autoridad para pararnos sobre les otres y hacer de elles ‘objetos de estudio’ definibles por modelos de acción, leyes, reglas o correlaciones cuando muchas veces ni somos capaces de dar sentido a nuestra experiencia y al lugar socio-cultural que ocupamos? Y es que muchas veces lo que hacemos se limita a escoger unes sujetes de les cuales hablar, en un espacio y tiempo específicos buscando solucionar algo, consultando elocuentes pasajes en la bibliografía o siendo sumamente extraccionistas con quienes nos permiten acercarnos para producir ‘conocimiento académico’. Aunque diversas propuestas metodológicas intentan enfrentar este problema, no son la norma en nuestra disciplina.
En mi experiencia como estudiante he notado que una forma de contrarrestar este problema es abordar nuestras subjetividades como el primer ‘objeto de estudio’. Les que decidimos ingresar a este intrincado viaje de la Ciencia Política no somos dioses capaces de dirigir a unas marionetas sin destinos, y por lo mismo, antes de delegarnos voces deberíamos aprender primero a hablar sobre nuestras experiencias. Nosotres mismes debemos ser el primer problema por abordar, ubicándonos en medio de procesos estructurales, pactos sociales, escenarios culturales y regímenes emocionales que nos dan sentido. Son estas claves las que pueden ayudarnos a dejar a un lado la superioridad académica y moral en que muchas veces nos vemos arrojades y que tanto mal nos hace. Ese reconocimiento del yo, de ese alguien de muchas caras que nos compone, y de las relaciones, privilegios y posibilidades que tiene podría ser la clave para ser más humildes cuando planteamos proyectos de investigación o nos acercamos a comunidades de las que creemos saber demasiado por haber leído un par de cientos de páginas secas y amarillas. Como ya he dicho antes (y pensado desde mi lectura de Reinhart Koselleck) considero deberíamos ser más humildes y reconocer que la enunciación y la forma de entender nuestro mundo está situada dentro de una variedad de estratos de tiempo que forman nuestras interpretaciones, por lo tanto, no ocupamos un lugar neutro ni universal. Las nociones más naturalizadas con que abordamos nuestros (terriblemente llamados) ‘objetos de estudio’ no son nunca inocentes, provienen de alguien que, mientras intentaba defender sus intereses, estuvo enmarcado en los límites de su contexto. Para cerrar estas palabras quisiera añadir que en ese camino, del reconocimiento de un yo problematizable y entendible desde diferentes aristas, es posible que nuestra disciplina, más que darnos respuestas unívocas y tajantes, pueda ayudarnos a dar la vuelta a muchas de las nociones más arraigadas y naturalizadas sobre nuestra enunciación y forma de entender el mundo. Aunque eso sería otro tema por tratar.
Egresados
Andrés Felipe Salazar Ávila
Es politólogo e historiador con opción en periodismo. Durante su paso por la universidad, fue editor de la revista La Parada, pasante en Congreso Visible, asistente de investigación del CEPER y colaborador de Clase a la Calle, una iniciativa de Historias para lo que viene.
Entre 2017 y 2018, trabajó como investigador regional en el MinTIC para el análisis y recolección de información sobre el uso de las TIC y la brecha digital en Colombia.
Creó en 2019 la Fundación Cooperación para el Fortalecimiento Regional en Colombia, un grupo multidisciplinario de jóvenes enfocados en fortalecer a las comunidades en las regiones de Colombia, a través de la gestión cooperativa de proyectos. Allí, se desempeña como Director Administrativo e investigador.
Desde marzo de este año, es además analista en la Comisión de la Verdad y recientemente se certificó en Autocuidado y Orientación a Víctimas en la Universidad Javeriana.
Colombia International en Abstract
La paradoja de la política industrial en Argentina. Jerarquización y ahuecamiento del Ministerio de Industria de la Nación (2009-2015)
Objetivo/contexto: la capacidad interna de las agencias estatales es una condición necesaria y predice su potencial estratégico para alcanzar objetivos de desarrollo industrial a largo plazo. Este artículo argumenta su importancia y realiza una caracterización del Ministerio de Industria de la Nación de Argentina (2009-2015) con el fin de constatar en qué medida su jerarquización se vio reflejada en la variación de sus capacidades, las cuales se verifican a través de dos dimensiones fundamentales: a) el gasto público y b) el personal disponible y su calidad. Metodología: la investigación es de tipo cualitativo. Se examinaron documentos oficiales (leyes de presupuesto, informes de gestión financiera y del personal de la administración pública), se realizaron entrevistas semiestructuradas con quince funcionarios de diferente jerarquía dentro del organismo y se diseñó y aplicó el Índice de Flexibilidad Burocrática para dar cuenta en conjunto del comportamiento de las variables asociadas a las dimensiones analizadas. Conclusiones: la evidencia sugiere un proceso de jerarquización con ahuecami
PALABRAS CLAVE: Estructuras estatales, capacidad estatal, empleo público, política industrial, Argentina,
Noticias
El pasado lunes 26 de octubre el profesor Felipe Botero fue invitado al programa Zona Franca, del Canal Redmás, para conversar sobre el plebiscito en Chile, el proceso constituyente que se avecina y las lecciones que deja para Colombia. Reviva el episodio aquí.
El Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh y el Departamento de Ciencia Política de Uniandes ofrecieron una charla sobre amenazas hacia la democracia en Colombia, que contó con la participación de la profesora Angelika Rettberg. Puede revivir la transmisión aquí.
La profesora Sandra Borda fue invitada a Noticias Capital ayer a propósito de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Borda explicó la importancia de los estados indecisos y, en particular, de Florida en esta contienda. Reviva la entrevista aquí.
El profesor Miguel García, Co-Director del Observatorio de la Democracia, publicó un artículo sobre las consecuencias que puede traer la respuesta del gobierno a la pandemia en el funcionamiento de nuestras democracias y en el escenario electoral. Léalo aquí.
Se acaba de publicar el número 104 de la Revista Colombia Internacional, del Departamento de Ciencia Política. En este caso, el número tuvo tema libre y contó con la participación de investigadores de Argentina, Brasil, Alemania, México, Colombia y Reino Unido.
Agenda
La profesora Angelika Rettberg participará el próximo viernes 6 de noviembre a las 11am en la presentación del libro «Recuperando la Paz Cotidiana. Voces locales para la medición y evaluación después de la guerra», de Pamina Firchow, publicado por Editorial UR. Siga la transmisión del evento aquí.
Mañana jueves 5 de noviembre se llevará a cabo la última sesión de la cátedra de paz, organizada por la Facultad de Ciencias Sociales, la Comisión de la Verdad y el colectivo Historia de Par en Par. En este caso, la sesión girará alrededor del futuro de la verdad y contará con la participación de los estudiantes del departamento Leonardo González y Valentina Ibarra. Únase aquí.
La Oficina de Scouting y Promoción invita a clases y charlas de Ciencia Política diseñadas para que conozca más sobre el programa de pregrado. Hoy miércoles 4 a las 4pm y mañana jueves 5 a las 10am, la profesora Virginie Laurent tendrá clases abiertas sobre pueblos indígenas y política en Colombia, con previa inscripción aquí . Y el próximo martes 10 de noviembre a las 5pm Víctor Mijares ofrecerá una charla sobre Juegos Estratégicos y Relaciones Internacionales a través de este enlace.
Oportunidades
El Gender, Justice & Security Hub abrió convocatorias para nuevos proyectos de investigación relacionados con temas de género, paz, justicia y seguridad que requieran financiamiento. La convocatoria está abierta hasta el 27 de noviembre y puede encontrar todos los detalles de la misma acá.
Directora
Laura Wills-Otero
Asistente Editorial
Santiago Vanegas
Diseño Gráfico
Andrés Felipe Montoya
Ossman Aldana