El patrimonio médico-hospitalario es un campo de reflexión poco estudiado, ¿a qué atribuye este fenómeno?
El interés por los bienes patrimoniales médico-hospitalarios en general surge cuando la medicina desarrolla sus tres mentalidades científicas (anatomo-clínica, fisiopatológica o procesal, y etiopatológica) a finales del siglo XIX. Posteriormente, se evidencia una mayor conciencia del papel de los fenómenos psicológicos, sociales y antropológicos, junto con el surgimiento de cátedras de historia de la medicina en Europa a principios del siglo XX.
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En Colombia, desde la fundación de la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales de Bogotá en 1873, se planteó la idea de crear un museo. Sin embargo, esto no se concretó debido a la falta de un espacio propio. A pesar de concursos y esfuerzos iniciales, la ausencia de un espacio adecuado en la Academia Nacional de Medicina, establecida en 1890, impidió la creación del museo.
En la década de 1930, la visita de profesores de la Universidad Nacional a París, donde conocieron la colección de moldes en cera del Hospital de San Luis, y el surgimiento de la fotografía médica condujeron a la creación de una sección de fotografía médica y a la colección de moldes en cera en el Hospital de San Juan de Dios.
En 1966, la Universidad Nacional de Colombia estableció el Centro de Estudios de Historia de la Medicina y el Museo de Historia de la Medicina. En 1981, se fundó la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina, marcando un creciente interés en el patrimonio médico-hospitalario.
La recuperación y organización de colecciones, como las litografías de Paolo Mascagni por la profesora Estela Restrepo Zea en 1984, y la inauguración de museos, como el del Instituto Nacional de Salud en la década de 1990, han contribuido al estudio y preservación del patrimonio médico en Colombia.
¿Qué relaciones significativas con bienes muebles, inmuebles y manifestaciones culturales plantea su reflexión?
Existen conexiones significativas entre el patrimonio médico y otras manifestaciones culturales, así como bienes muebles e inmuebles. La medicina se practica en lugares específicos con artefactos, instrumentos y mobiliario que conectan las prácticas entre seres humanos. Estos elementos son esenciales para comprender intercambios de saberes, modos de la clínica, diagnósticos y estrategias terapéuticas. El conjunto se convierte en un entramado de manifestaciones culturales encarnadas en dispositivos de la cultura material, reflejando percepciones, usos y discursos que dan sentido al sistema de salud.
¿De qué forma el reconocimiento, estudio y gestión sobre el patrimonio médico-hospitalario se conecta con grupos y comunidades?
El reconocimiento, estudio y gestión del patrimonio médico-hospitalario se conecta con grupos y comunidades al reconocer el pluralismo médico como elemento central. Se plantean preguntas sobre cómo diferentes actores con especialidades distintas contribuyen al sistema de salud en el contexto colombiano. La conexión con los grupos se da desde diversas dimensiones asociadas a saberes, contenidos, conocimientos, prácticas de enseñanza, lugares de prácticas y artefactos.
¿Qué retos a futuro vincula a este tipo de patrimonio?
Un reto significativo para el futuro es plantear preguntas interesantes que integren tecnología, saberes específicos, y dimensiones históricas de contextos particulares. La medicina debe ser abordada desde una perspectiva más amplia, considerando la tensión entre salud y enfermedad, cuerpo y tecnología, personal de salud y pacientes. El desafío es enriquecer la narrativa de la historia del sistema de salud para comprender la práctica colectiva y plantear preguntas que integren una mirada más amplia de lo que constituye esta práctica hacia el futuro.
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