El patrimonio médico-hospitalario es un campo de reflexión poco estudiado. ¿A qué atribuye este fenómeno?
En el caso colombiano, el patrimonio médico y hospitalario ha tenido dos dimensiones paralelas. Una primera es cómo las instituciones, a partir de esfuerzos propios, han construido archivo organizando sus colecciones. En este caso, por ejemplo, el Hospital San Juan de Dios, la Clínica Marley y el Hospital San Carlos han tenido esta conciencia de la reserva de artefactos, documentos, fotografías, de la historia oficial y la historia del personal, y las han ido recopilando de una manera sistemática y organizada. También, por ejemplo, el Museo de la Cirugía del Hospital San José o el Archivo de la Academia Nacional de Medicina han hecho un gran esfuerzo por no solo organizar las colecciones, sino también hacer un esfuerzo museográfico para poder exponerlas y presentarlas al público. En esta misma línea, las colecciones que tiene la Universidad Nacional o la Universidad Javeriana, que están más a puerta cerrada, pero que igual tienen este esfuerzo de catalogación y de construcción de la base de datos.
Por otra parte, están ya los procesos de investigación y de estudio de estas colecciones donde se han hecho esfuerzos de espacios de integración de las colecciones. Por ejemplo, en 2017 hicimos un encuentro de patrimonio médico acá en la ciudad de Bogotá donde se plantearon precisamente estas preguntas de cómo generar cruces. Entonces es una temática desde la mirada del patrimonio poco estudiada, creo que, porque se entiende el qué, el por qué, pero hay un vacío en cuanto al asunto del método. Hay que elaborar y preguntarse en relación con cómo hacer la investigación, a cómo poder plantear preguntas que integren la reflexión sobre la tecnología, sobre los saberes específicos de las profesiones y las dimensiones históricas de contextos particulares que determinan y a la vez potencian las colecciones que se tienen en Colombia.
¿Qué relaciones significativas con bienes muebles, inmuebles y manifestaciones culturales plantea su reflexión?
Hay conexiones significativas entre el patrimonio médico y otras manifestaciones patrimoniales como bienes inmuebles, muebles y manifestaciones culturales, porque el acto médico sucede en lugares específicos: la sala de espera, el consultorio, el centro de salud, la carpa de donación de sangre, por medio de artefactos, instrumentos y mobiliario que permiten conectar la práctica entre seres humanos. La medicina es esa relación entre cuerpos humanos en el territorio. Estos elementos son sustanciales a la práctica y en ese sentido, tanto el diseño como la implementación de lugares y artefactos permiten reflexionar sobre los intercambios de saberes, los modos de ser de la clínica y conectarlo con dinámicas funcionales que nos muestran el aprendizaje médico, las maneras de diagnóstico y las estrategias terapéuticas. Este conjunto es un entramado de manifestaciones culturales que se encarnan los dispositivos en la cultura material y a partir de esta podemos ver percepciones, usos y discursos que tienen sentido y dan sentido al sistema de salud.
Foto: National Library of Medicine en Pexels
¿De qué forma el reconocimiento, estudio y gestión sobre el patrimonio médico-hospitalario se conecta con grupos y comunidades?
El reconocimiento, estudio y gestión sobre el patrimonio médico-hospitalario se conecta con grupos y comunidades desde el reconocimiento del pluralismo médico como un elemento central para plantear preguntas, identificar problemas y construir reflexiones en torno a lo que entendemos como el campo de la salud en el contexto colombiano. Este integra diferentes actores con especialidades distintas que hacen parte de un sistema amplio en el que se plantean diferencias sobre la respuesta a la tensión entre salud y enfermedad, en la manera como se entiende la medicina, en la forma como se conecta con diferentes prácticas económicas, necesidades sociales y simbólicas que le dan sentido a la práctica en un contexto cultural amplio. Así, a la hora de pensar la conexión con los grupos, vale la pena reconocer los diferentes profesionales titulados o no titulados que hacen parte de ese colectivo: enfermeras, técnicos, médicos, instrumentadores, sobanderos, yerbateros, estudiantes, que han hecho parte desde una dimensión asociada con los saberes, los contenidos, los conocimientos, las prácticas de enseñanza y también con una dimensión asociada a los lugares donde suceden las prácticas, a los artefactos, a los instrumentos, a las medicinas y medicamentos que circulan, que nos permiten ver cambios y permanencias en las prácticas. Esta conexión con la historia de los colectivos es significativa también desde un lugar político, desde las luchas de poder, desde las estrategias de diferenciación y reconocimiento que se han dado a nivel de las diferentes especialidades y las diferentes prácticas para construir un mercado de trabajo, un espacio de interacción, unos clientes y unos pacientes y a la vez el reconocimiento jurídico en las instancias gubernamentales donde encontramos esa otra parte del discurso desde la formalización.
¿Qué retos a futuro vincula a este tipo de patrimonio?
Un reto significativo para la investigación en este tipo de patrimonio futuro es la necesidad de plantear preguntas interesantes, que partan de una idea más amplia de lo que es la medicina, no solo como un saber específico profesional, sino desde una perspectiva más amplia que vincula la tensión entre salud y enfermedad, cuerpo y tecnología, personal de salud y pacientes. Desde ahí, aproximarse a las colecciones, a los inventarios, a los conjuntos de artefactos, a la historia oral, a la cultura material, a los edificios, a los espacios, al mobiliario, de una manera creativa para plantear métodos transversales que permitan enriquecer la manera como narramos esa historia del sistema de salud. Para poder también plantearnos preguntas en el presente que integren esa mirada más amplia de lo que constituye esta práctica colectiva y también permita pensar posibilidades a futuro, de una medicina más humana que reconozca esos diferentes aspectos que la constituyen y permita de esa manera plantear alternativas y lugares de enunciación para pensarla como una práctica hacia el futuro.