Para reflexionar
Transcurre el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto en el año 2010, es el 3 de enero y en la senda se preparan los niños para participar del desfile del Carnavalito. Un grupo de niños conforman un motivo denominado “Las Olas del Río”, su vestuario es de color azul con blanco, van bailando y llevan la pancarta con el título de su motivo; todo de acuerdo a lo establecido en el reglamento de participación del Carnaval de Pasto.
Los niños pertenecían a una institución educativa localizada en una de las comunas más pobres de la ciudad de Pasto, el vestuario elaborado con plástico de baja calidad, el baile a los acordes de una música que casi no se escucha de una pequeña grabadora; todas condiciones precarias para su presentación. ¿Qué era lo que llamaba la atención de esta comparsita que iba en el desfile del Carnavalito?
Carnaval de Negros y Blancos de Pasto
El Carnaval de Negros y Blancos de Pasto, es desde donde el pastuso le da sentido a la vida, construye sus imaginarios de futuro, sueña la vida; el pasado se mira desde el futuro y se ejecuta en el presente, en un tiempo circular, como se teje la vida en los Andes.
Es un espacio de apertura a sentimientos y pensamientos, es un lugar de encuentro y desencuentro; donde hombres, mujeres, pobres, ricos, ancianos y jóvenes, confluyen con sus diferencias sociales, étnicas, económicas, políticas y religiosas; donde la cotidianidad se construye desde la fantasía, la magia y el juego, permitiendo un continuo enriquecimiento e intercambio de saberes; es un convite, una fiesta, un compartir social, en el cual, a través de las diferentes modalidades de las expresiones artísticas de los cultores del Carnaval, reviven y dan paso a diversas formas de imágenes, adquiriendo así sus propias características que lo hacen único, irrepetible y excepcional. Es un espacio social, donde se interrelacionan las vivencias individuales y colectivas de quienes hacen parte de esta celebración, se construye el sentido de ciudad, de pertenencia, se recrea permanentemente la identidad de quienes habitan el Municipio de Pasto.
El Carnaval como espacio cultural da sentido a lo social; desde éste se posibilita las dinámicas comunitarias que le dan cohesión a la familia, a los lugares de trabajo, a las poblaciones y a todos los que, año tras año, participan en la puesta en escena del acto festivo. Una de sus principales características, es ser incluyente y desarrollarse en el espacio público en donde todos pueden jugar, participar o ser observadores. Esta característica permite la participación de la población que recientemente ha llegado a la ciudad por desplazamiento forzado o de los habitantes de las comunas de San Juan de Pasto, de mayor conflicto por su situación socio-económica. La inclusión significa la participación desde sus propias expresiones culturales en contexto de carnaval, el cual tiene desfiles diferentes en donde estas se pueden expresar, lo que lleva a enriquecer el Carnaval.
San Juan de Pasto, ciudad receptora de desplazamiento forzado y extrema pobreza
San Juan de Pasto, es una ciudad de 360.000 habitantes y 430.000 habitantes en la totalidad del municipio, de los cuales un 80% son migrantes de los municipios del departamento de Nariño y en los últimos tiempos, también de desplazados por el conflicto provenientes de los municipios de la Costa Pacífica y de la región de la cordillera (Policarpa, Rosario, Leiva, Cumbitara); zonas productoras de hoja de Coca. La recepción de población desplazada en el municipio de Pasto se inicia en 1998,
“De acuerdo con la información suministrada por la población desplazada que reside en Pasto en el año 2012, para el 18.31% el 2002 fue el año en el que declararon su primer desarraigo. En los años 2008, 2007 y 2001 denunciaron esta situación aproximadamente un 10% en cada periodo observado. Entre el 4% y el 9% lo hicieron en los periodos 2006, 2010, 2009, 2003, 2001 y 2005. Por último, entre 0.1% y el 2.4% los hicieron en los años 2012, 2000, 1990, 1999, 1998, 1993, 1997 y 1992 respectivamente…” (Oviedo, 2012:23).
Otra parte de la población que habita San Juan de Pasto vive en condiciones de pobreza o extrema pobreza, en donde la violencia hace presencia en los espacios familiares y comunitarios; “… el 16,2% de la población tiene Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), frente al 43,8% de Nariño y el 27,8% en el resto del país” (Alcaldía de Pasto, 2012:11).
La población desplazada que llegó a San Juan de Pasto desde hace más de una década, en su mayoría se estableció en la ciudad, entrando en la dinámica de participación en el Carnaval que tienen todos los habitantes de esta, ya sea como artistas, cultores o en las diferentes actividades económicas propias de este acto festivo, como jugadores, administradores o espectadores. Los niños y jóvenes se vinculan al Carnaval a través de las instituciones educativas públicas que participan todos los años en el Carnavalito o vinculándose a los colectivos coreográficos para participar en el desfile del Canto a la Tierra el 3 de enero.
Participar en el Carnaval, permite a la población desplazada y en condiciones de extrema pobreza generar nuevos arraigos desde sus propias manifestaciones culturales, ya que al ser éste acto festivo un espacio incluyente, permite que todas las personas que participan en él, sin importar su procedencia, condición, grupo étnico, creencia, etc., puedan expresar la riqueza de las manifestaciones culturales de las que son portadores.
Fin de la reflexión
Para participar en el desfile, los artistas y cultores, de todas las edades, han tenido que trabajar en el motivo con que participaran por lo menos tres meses antes del Carnaval, planificando, organizando y elaborándolo; en los tiempos del Carnaval, son los principales actores de la vida de San Juan de Pasto; sus talleres, se convierten en lugares a visitar para poder observar las obras antes del desfile, saber cómo es el proceso de su construcción o conocer los motivos en el contexto del taller lo que permite apreciar mejor las obras y poder conocer a quienes las realizaron.
Los artistas y cultores que participan en los desfiles son los principales personajes de la ciudad en el tiempo del Carnaval de Pasto: sus obras son admiradas, el público con aplausos y vivas los felicita y piden tomarse fotos con ellos para tener el recuerdo de una foto con una persona importante de la ciudad.
El participar en el Carnaval permite el fortalecimiento de la identidad cultural de niños y jóvenes al poder estos expresarse, visualizarse y tener el reconocimiento del otro, de sus obras, en las que expresan lo que son, como ven el mundo, los momentos que han marcado sus vidas, sus héroes, etc. Como la construcción del imaginario de futuro en poblaciones en donde sus padres por diferentes motivos como pobreza, desarticulación de la familia, violencia, o el desarraigo, no han trasmitido a los niños lo que es construir la vida para el día siguiente, la semana, el mes o el año que viene, ellos viven el día a día sin esperar nada para el que sigue, con el deseo y la esperanza de volver a participar el siguiente año en el acto festivo, por la felicidad que sintieron al participar en un desfile, que es lo que lleva a que se quiera volver a estar en este acto festivo año tras año.
Este proceso permite que los niños y jóvenes proyecten sus vidas hacia una nueva participación para volver a construir, compartir, jugar y sentir felicidad, al construir una imagen de futuro en un espacio amable.
Llamaba la atención al inicio de este texto sobre la comparsita “Ondas del Río”, que participaba en el desfile del Carnavalito, porque los niños iban felices bailando, gritando vivas a quienes estaban en la senda e invitando a participar del Carnaval, lo importante para ellos era desfilar, ir jugando y tener el reconocimiento de quienes los observan y a la vez los invitaban a jugar con ellos sin importar que tan elaborado fuera su vestuario o la música que les permitía realizar la coreografía ensayada; ellos encarnan el deseo y la esperanza de participar en el próximo acto festivo, al igual que la de todos quienes desfilan anualmente por la senda del Carnaval.