El tema del agua es una oportunidad para abordar diversos aspectos de la vida social más allá de lo ambiental, que parece ser el aspecto predominante en los escritos y debates actuales. Desde antes de que estallara la crisis global por los cambios de nuestro entorno natural, el agua como líquido y fluido, ha ocupado el espacio que cualquier contenedor ideológico, técnico o científico le ha querido dar como objeto de estudio, así que el agua desde la física, pasando por la teología y ahora en los estudios de patrimonio, sigue manteniendo su carácter único y especial como sujeto y caso de estudio.
Esta reflexión quiere aprovechar estas múltiples opciones que nos da el agua como tema, para ver cómo – abarcando desde lo ambiental hasta lo social, mediado por los procesos de activación patrimonial -, el vital líquido se transforma, en el caso del Tunjuelo, en vehículo de construcción social, aglutinador de reivindicaciones políticas, y excusa para dar voz a las necesidades de los habitantes del territorio y materia prima para construir identidad.
El Tunjuelo, inscrito físicamente en la ciudad y en el centro de su historia, es el laboratorio para entender muchas de las dinámicas sociales, culturales, políticas y ambientales que han construido a Bogotá, así como también para entender a escala local las complejidades de las relaciones sociedad – medio ambiente, y los resultados de esta imbricación a través de procesos culturales y la activación de patrimonios diversos y nuevos. Todo esto se da por el denominador común que une y liga todo: el agua.
Tunjuelo
El río Tunjuelo tiene un halo singular como territorio y tema de investigación. Si lo comparamos con otros casos, no es tan mediático como el río Bogotá -que genera múltiples y constantes titulares en la prensa tanto por el tema de la descontaminación como el de las millonarias sumas para su recuperación, o el caso del humedal de la Conejera, que despierta agitadas movilizaciones, con igual repercusión en redes sociales y medios de comunicación, mostrando la lucha en contra de la urbanización descontrolada en el norte de la ciudad. El Tunjuelo es un asunto sui géneris para comprender las dinámicas sociales, ambientales y culturales que definen históricamente a Bogotá (Osorio, 2007); hay muchos motivos para afirmar esto, pero sobresalen dos razones. La primera es el peso demográfico que tiene la cuenca del río Tunjuelo: aquí convergen 7 de las 20 localidades que componen a Bogotá (Sumapaz, Usme, Ciudad Bolívar, Tunjuelito, Bosa, Kennedy y San Cristóbal), lo que representa un 60% de la población de la ciudad, unos cinco millones de habitantes aproximadamente, lo que define un territorio lleno de contradicciones sociales, procesos políticos, reivindicaciones y militancia comunitarias que han convergido en procesos de construcción de identidad y diferenciación cultural en una ciudad polarizada por los estratos socioeconómicos.
El segundo motivo que le da relevancia al Tunjuelo como sujeto de investigación, es que se trata del mayor río urbano que tiene la ciudad, recorriendo en su curso diversos ecosistemas, y definiendo el espacio en que durante siglos de ocupación humana y creación de territorios, se han concretado igual cantidad de problemas ambientales y culturales, asociados al habitar y construir en este espacio1.
Hablar del Tunjuelo como territorio, como proceso histórico y construcción cultural, es adentrarse en un campo de reflexión aun por investigar y descubrir a profundidad (Osorio, 2008 b: 111), no obstante los trabajos e investigaciones existentes – algunos enfocados en lo ambiental (Wiesner, 1949; Talleres de Crónica, 2011), otros en la sociología (Icanh, 1998; Pineda, 2000) y algunos pocos en la historia (Dama, 1998; Osorio, 2008; Zambrano, 2004), los cuales resultan pocos comparados con lo que se ha dado en relación con otros procesos y espacios de la ciudad. En este contexto no obstante, cabe resaltar que los estudios en Patrimonio son una oportunidad para entender en un solo conjunto las dinámicas sociales, ambientales, históricas y culturales, generando nuevas interpretaciones, líneas de investigación, y dentro del optimismo, soluciones alternas a los problemas sociales que cruzan el territorio de la cuenca del Tunjuelo (Osorio, 2007: 11 – 15).
Agua
No es difícil deducir que el principal tema que han definido las investigaciones, libros y reflexiones sobre el río Tunjuelo es el del agua, lo que podría deberse a un determinismo geográfico, pero el río es el eje de ordenación y articulación del territorio, el principal referente espacial e histórico (SDA, 2010). Es así que la mayoría del acervo bibliográfico, documental y de la militancia social esté relacionado con el río como cuerpo de agua, símbolo de la organización de los movimientos sociales presentes en la zona (Osorio, 2007 y 2008 b).
El agua en el Tunjuelo ha generado dos referentes temáticos, el primero y que da inicio al interés científico y académico sobre esta región, son los estudios sobre ingeniería, abastecimiento y acueducto. Desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, el río Tunjuelo ha sido un problema y desafío para el abastecimiento de agua para consumo humano, el tema de las inundaciones y alcantarillado para la ciudad. Es así que la mayoría de publicaciones y trabajos estén relacionados con el tema del saneamiento básico (Osorio, 2007: 28 – 35).
El segundo tema son los conflictos entorno a lo ambiental: desde la segunda mitad del siglo XX el tema ha evolucionado desde las reivindicaciones por el uso del suelo y el habitar el espacio, pasando por la contaminación de las curtiembres en la zona de San Benito y las inundaciones en la cuenca media, llegando a inicios del siglo XXI cuando los temas que marcan la agenda social y política, son el efecto de la minería a cielo abierto, la recuperación de los humedales y la defensa del territorio.
Y es en lo ambiental que surge y aparece el patrimonio como argumento e insumo que ha respaldado las reivindicaciones y movimientos sociales en defensa de humedales, zonas rurales y comunidades. Las primeras referencias sobre el patrimonio como discurso y tema en la cuenca, son de reciente interpretación, a diferencia de otros escenarios sociales donde el aglutinante y activador del patrimonio ha sido el material inmueble, representado por edificios, templos y algunos tipos de restos arqueológicos; en el Tunjuelo el activador ha sido el patrimonio natural (humedales, bosques, montañas, paramos) y su relación con manifestaciones del legado indígena y rural.
Estas primeras activaciones patrimoniales desde lo ambiental tienen como principio la organización social a través de grupos juveniles, juntas de acción comunal y ONGs que surgen en la década de 19902; un ejemplo para ilustrar estos primeros procesos son los grupos Casas Asdoas, Territorio Sur, Asamblea Sur o Construyendo Tunjuelito, que desde sus inicios como organizaciones estaban entre la militancia comunitaria y la defensa de los humedales y el río Tunjuelo (Osorio, 2008: 192 – 193).
Gente
Si el agua ha sido el eje que ha marcado los procesos y ritmos de la cuenca, las gentes que han habitado el territorio del Tunjuelo han sido los dinamizadores de las transformaciones ambientales, históricas y culturales que han dado identidad a este espacio geográfico. Siguiendo con las peculiaridades que hacen diferente esta zona a las demás que conforman a Bogotá, aquí los procesos sociales han sido señalados por la marginalización –entendida esta desde su connotación de exclusión y segregación- religiosa, política y social.
Las conflictivas relaciones sociales que han definido el carácter de la cuenca del río Tunjuelo tienen antecedentes desde el periodo colonial, entre los siglos XVI y XVII, cuando la represión española por dominar y someter a los grupos originarios, partió de condenar y perseguir las prácticas religiosas locales, que tenían como epicentro místico y ceremonial a los páramos y las lagunas (Universidad Nacional, 2001: 49 – 51). El páramo de Sumapaz, lugar de nacimiento del río Tunjuelo, fue territorio sagrado para chibchas, asdoas, pascas y otros grupos que poblaron la cuenca alta del río Tunjuelo. Evitar la idolatría de los dioses nativos y asegurar su conversión a la religión católica, fue la consigna durante varios siglos. Una persecución de más de trescientos años, que desocupó de gentes e historia a estos parajes andinos, y puso una barrera imaginaria que evitó por siglos la ocupación de estas zonas (Universidad Nacional, 2001).
Trescientos años de ideas y prejuicios, convirtieron al páramo y sus gentes en un escenario anónimo y marginal. Este largo silencio en el tiempo se vio cortado a principios del siglo XX, cuando la historia se ve de nuevo llena con los relatos y procesos de la ocupación y posterior sublevación que campesinos y colonos hacen en esta región, dando marcha a la larga noche de violencia en la cual ha vivido Colombia, desde las primeras guerrillas campesinas del Sumapaz (Londoño, 2011), hasta la desdibujada guerrilla que es en la actualidad las FARC-EP3.
En los últimos 400 años, el sur de Bogotá, el Sumapaz y la cuenca del Tunjuelo, han sido y son escenarios de grandes luchas sociales, armadas, simbólicas y resistencias comunitarias. Indígenas que persistieron pese a la opresión española, ocultando bajo el catolicismo y las costumbres, su herencia y tradición. Guerrillas campesinas que forjaron una imagen de rebeldía y zonas independientes del poder central, y una guerra sin sentido protagonizada por las FARC, la extrema derecha y el Estado, que han desfigurado estos territorios y a sus habitantes.
Estos procesos históricos han dado ideas e interpretaciones sobre las gentes de la cuenca, imaginarios de marginalidad, rebeldía y delincuencia, que se han acentuado en la actualidad por la exposición mediática que novelas como La hoguera de las ilusiones de Arturo Alape, series de televisión como Guerras, Pandillas y Paz del canal RCN, y la prensa sensacionalista que se ceba en las tragedias sociales y personales de las gentes de este territorio4. Todas estas han reforzado una marginalización que se expresa en las divisiones territoriales y simbólicas de un sur pobre o “ñero” y un norte rico o “gomelo”.
Esta polarización social ha sido el segundo gran activador del patrimonio, de manera que si los conflictos ambientales fueron el inicio de hablar y entender el patrimonio como elemento esencial en la creación del territorio, los procesos entorno a la consolidación de lo comunitario, la lucha contra la exclusión económica, social y política, forjaron los referentes patrimoniales que generaron los procesos de construcción de identidad cultural, fundamentado en el territorio y las gentes que lo han habitado.
Estos procesos de activación del patrimonio desde los movimientos sociales tienen como una de sus caras la re-significación de lo Muisca, que a través de activar la organización tradicional como el Cabildo de Bosa, generando mecanismos como utilizar el legado indígena como argumento para defender causas ambientales y reivindicaciones étnicas. Recientemente de manera directa se ha apelado a la activación del patrimonio arqueológico con el hallazgo de la Hacienda del Carmen -cementerio pre Hispánico de Usme-, como estrategia para contener la ampliación de la ciudad sobre zonas rurales y reservas hídricas en el límite sur de la ciudad (Boletín OPCA, mayo 2009: 16 – 22).
Patrimonio
Desde finales del siglo XX los problemas ambientales y la convergencia del movimiento comunitario originó las bases de la activación del Patrimonio Cultural en los territorios del río Tunjuelo, sobre dos referentes: lo ambiental y lo social, que nos señala hacia dónde van los procesos de patrimonialización en lo cultural, natural e histórico. Sin embargo, hay un evento que aceleró los discursos y acciones sobre el patrimonio en la cuenca: el 9 de junio de 2002 se presentó la mayor inundación de que se tenga noticia causada por el río Tunjuelo, afectando amplios sectores urbanos de la cuenca media y baja; las grandes minas a cielo abierto que están desde antes que los barrios, absorbieron la mayoría de la energía de la creciente y de las aguas, evitando un daño mayor (Roa, 2008).
Estas canteras que fueron en su momento la salvación de miles de personas, se convirtieron hasta la fecha en uno de los más grandes problemas ambientales y paisajísticos de la ciudad, millones de metros cúbicos de aguas estancadas en las minas, colapsaron barrios enteros por la acumulación de agua, y la posterior contaminación por causa de la putrefacción (Roa, 2008). Esto generó un movimiento social sin antecedentes, en defensa de la salud, el medio ambiente y los derechos básicos para vivir.
Este hito ha sido el gran acelerador de la activación patrimonial de la cuenca del río Tunjuelo, de manera que diversos grupos juveniles, ONGs y organizaciones comunitarias unidas en la causa de recuperar el río y proteger los derechos de las personas afectadas por las inundaciones, iniciaron una serie de medidas simbólicas como La travesía del Río Tunjuelo o el Festival Río Tunjuelito5 . Y emprendieron también acciones políticas, postulando a cargos de elección popular a nivel local y al concejo de la ciudad, a figuras y líderes de estas ONGs. Esta militancia política y acciones simbólicas, se han basado en parte, en activar referentes patrimoniales que justifican sus discursos y acciones sociales; un ejemplo de estos procesos donde el patrimonio es insumo para la militancia y acciones políticas es la organización social Territorio Sur, donde convergen docenas de ONGs juveniles, ambientales e indígenas.
Otro ejemplo es Casa Asdoas, una de las ONGs más activas en temas de patrimonio y educación cultural, y que es parte de Territorio Sur, siendo de destacar en su labor social el trabajo: Patrimonio construido. Unidad de planeación rural del Tunjuelo (2009), que es la primera investigación que hace un inventario del patrimonio material de la zona rural de la cuenca. Lo significativo de esta publicación, es que fue auspiciada por el líder histórico de Territorio Sur, Diego García, quien por esa fecha era director de la Unidad de Planeación Rural del Distrito, oficina pública que financió este trabajo sobre patrimonio rural. Este es un caso que ilustra el ascenso político a través de la militancia ambiental, y también de convertir el patrimonio en insumo de reivindicación social y argumento para acciones políticas, pues en la actualidad, Diego García es concejal de la ciudad por el movimiento político Progresistas6.
Y como el anterior, hay otros casos que ilustran el paso de la militancia social, cultural y ambiental a la política, tanto a nivel de las localidades con docenas de ediles en ejercicio hoy en día y otros cuantos alcaldes locales. Néstor García Canclini llamó a estos procesos Los usos Sociales del Patrimonio cultural (1999), donde se muestra como la patrimonialización de los referentes que aglutinan a los grupos sociales, en nuestro caso la cuenca del río Tunjuelo, se han convertido en una abstracción de la política, envolviendo los intereses por el medio ambiente y el patrimonio, en lanza y argumento de aspiraciones y poderes políticos.
Aún hay mucho terreno por investigar sobre el patrimonio cultural en la cuenca del río Tunjuelo. En este ensayo someramente se trató la relación agua, medio ambiente, movimientos sociales y su convergencia en resultados de participación política. Como se anunció al comienzo, hay activación de nuevos patrimonios que están por ser catalogados y descritos, como el Relleno sanitario de Doña Juana que de problema ambiental se ha convertido en símbolo y vehículo de la patrimonialización de la zona rural vecina a este vertedero. O el caso de las canteras que en su singularidad de ser minería en un área urbana, tiene mucha historia que contar desde los chircales de inicios del siglo XIX, hasta la militancia que el Padre Camilo Torres tuvo con estas comunidades afectadas por estas explotaciones, un ejemplo de patrimonio geológico con dimensión de historia política7 . Estos casos son claramente una provocación a abordar desde los estudios en patrimonio, dimensiones políticas, movimientos sociales, construcción de ciudad. Y en el caso del Tunjuelo, el río y el agua son una muestra del potencial que tienen los estudios en patrimonio para dar nuevas interpretaciones y señalar caminos a seguir en la investigación social.
Notas
1. Algunos podrían confundirse con esta afirmación de ser el mayor río urbano de la ciudad, pues el referente general ha sido el río Bogotá. El caso es que el río Bogotá es un río regional que atraviesa Cundinamarca y sólo toca a Bogotá en un 15% de su longitud, mientras que el río Tunjuelo nace y desemboca dentro del área metropolitana.
2. En 1997 se organizó la mesa interlocal por el río Tunjuelo, de la cual surgen ONGs y movimientos sociales que aglutinaran a otros grupos, con dos grandes referentes hasta la fecha de este proceso: Asamblea Sur y Territorio Sur.
3. Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejercito Popular (1964), Movimiento guerrillero de ideología marxista – leninista.
4. Sobre la excesiva exposición mediática y manipulación de la imagen de Ciudad Bolívar, la novela La Hoguera de las ilusiones del escritor e historiador Colombiano, Arturo Alape (1938 – 2006) hace una crítica a este fenómeno de sensacionalismo sin sentido ni proporción de la realidad de las gentes de esta zona. Sobre el programa de televisión Pandillas, guerra y paz, véase: https://seriesgonzalez.jimdo.com/el-inicio-depandillas-guerra-y-paz/ (primera temporada) y https://www.canalrcnmsn.com/programas/pandillas_guerra_y_paz_ii (segunda temporada).
5. Evento anual que consiste en un recorrido por toda la ronda del río desde su nacimiento hasta su desembocadura, donde participan varias ONGs y en la que se realizan actividades lúdicas de apropiación del territorio, denuncia social, y que permiten además generar impacto mediático y visibilizar la situación de la cuenca y sus habitantes en los medios de comunicación.
6. Diego García Bejarano (29 de junio 1974) Ingeniero sanitario, Concejal de Bogotá por el movimiento político Progresista y Fundador de la ONG Territorio Sur.
7. Chircales son explotaciones artesanales de arena para producir material de adobe y ladrillos cocidos. El padre Camilo Torres Restrepo (1929 – 1966) es uno de los personajes centrales de la historia reciente de Colombia, por su militancia social, ser el fundador de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia y líder – fundador del movimiento guerrillero Ejército de Liberación Nacional ELN.