Con motivo de los trabajos de restauración adelantados en Roma entre 1997 y 2000, se instalaron 78 paneles gigantes que reproducían versos de grandes poetas que hablaban de los monumentos intervenidos. Posteriormente, la alcaldía de Roma gestionó 42 nuevos paneles que fueron instalados en lugares emblemáticos, cada uno de los cuales reproducía textos literarios sobre el lugar donde se ubicaban. El presente año, la iniciativa se llevó al río Tíber, donde se instalaron 16 nuevos paneles que contenían fragmentos de poemas referidos a éste. Textos de Estrabón, San Agustín, G.G Belli, G Carducci, E, Pound. R. Ausländer, entre otros, fueron instalados en su orilla para dar cuenta de su relación con la historia de la ciudad.
Sin embargo, el poder avasallador del Tíber decidió las suertes de los paneles. La corriente se encargó de escribir su propio registro sobre ellos. Modificándolos, dejando claro que la verdadera poesía está contenida en sus márgenes. El agua como patrimonio, el agua como aglutinador cultural, el agua como lo que usted quiera imaginar, son sólo ejercicios mnemónicos. El agua es vida y trasciende, trastoca, superpone sus ecos a las cosas de las personas. El agua nos hace y demuestra su imperio. Ahora bien, a continuación, un registro que podríamos llamar arqueológico del paso del Tíber. Un palimpsesto visual que invita a reflexionar sobre el ser humano y su entorno.