El 2020, por efecto de la pandemia, se constituyó en un contexto en el que fue necesario, para las artes y el patrimonio cultural en general, crear escenarios virtuales como estrategia de supervivencia. Pero, entender “lo virtual”, era un reto tan complejo como empezar a construir un escenario atractivo desde un ambiente digital. Aclarar los conceptos básicos tenía sentido y ayudaba a confrontar las acciones que se armonizarían con la misión del Centro Cultural, al tiempo que ayudaba a encontrar un punto para ubicar el nuevo panorama entre lo real y lo virtual, y de esta manera a aproximarnos a su lenguaje particular.
En el libro virtudes y vértigos de lo virtual, Philippe Quéau afirma que: “[…] la palabra virtual proviene del latín virtus, que significa fuerza y energía. Las palabras vis, fuerza, y vir, varón, también están relacionadas con el término. Así, la virtus no es ilusión ni fantasía, ni siquiera una simple eventualidad; más bien, real y activa. Lo virtual, no es ni irreal ni potencial: lo virtual está en el orden de lo real” (1995: 27).
Es decir, que “lo virtual” se refiere a un entorno no físico, en donde un observador puede interactuar de manera similar al mundo real, puede ejecutar múltiples acciones como investigar, jugar, explorar, como las que podría hacer en su cotidianidad. Quéau define un mundo virtual como una base de datos gráficos interactivos, explorable y visualizable en tiempo real en forma de imágenes tridimensionales de síntesis capaces de provocar una sensación de inmersión en la imagen. En sus formas más complejas, el entorno virtual es un verdadero «espacio de síntesis», en el que uno tiene la sensación de moverse «físicamente» (Giannetti, 1995: 75). Este concepto, nos dio una clave relevante, centrar nuestro trabajo en la “experiencia” que tendrá el observador cuando navegue la página. Esta interlocución nos da pistas para integrar herramientas que nos permitan sugerir nuevas narrativas a los diferentes contenidos. En este sentido, el observador es quien a través de su experiencia hace un constructo de este mundo y lo incorpora para sí, resultando “lo virtual” una plataforma de extrema utilidad.
Así las cosas, en enero del 2020 se esperaba que la Agenda Cultural de la Universidad de los Andes, a pesar de las contingencias de la pandemia, continuará ofreciendo a lo largo del año nuevas ediciones de festivales, ciclos, encuentros y rutas patrimoniales. E incluso, se presentaría por primera vez el programa “Canarias Hoy”, un espacio en el que artistas, músicos, literatos e ilustradores ofrecen un panorama de las artes vivas, la cultura y el patrimonio de varias regiones y países, gracias a la cooperación de instituciones culturales que asignan recursos para la promoción e internacionalización de las artes.
Esta perspectiva positiva estaba sustentada en los logros alcanzados durante una década de trabajo y que en el 2019 se celebró con el lanzamiento de 7 grandes eventos: el II Festival de Músicas del Mundo, el I Circuito Canción de Autor, el XI Festival Internacional de Jazz de los Andes, el I Festival Interuniversitario de Estudiantes de Música, el I Ciclo de Sonidos Nómadas, la Ruta Patrimonio de la Música Colombiana y el Programa “Chile Hoy”, como país invitado. Eventos que reunieron a más de 500 participantes entre intérpretes, agrupaciones, expositores e ilustradores de 25 países. Como resultado se programaron 178 eventos que reunieron a más de 86.000 asistentes en todas las franjas.
En dicho contexto, se esperaba seguir el modelo de gestión, que ha permitido mapear, visibilizar y conectar con instituciones, mercados, festivales, promotores y demás agentes que hacen parte del ecosistema cultural, y que en los últimos años han promovido un trabajo colaborativo, en red, para lograr la circulación de artistas, el intercambio de materiales y productos culturales con entidades culturales, científicas, de desarrollo social e investigaciones de arte, de patrimonio y de recuperación de archivos audiovisuales. Algunos de estos proyectos culturales, cuentan en parte con la subvención de programas internacionales que fomentan la creación artística, incentivan la movilidad de artistas y apoyan el trabajo en red procurando así la sostenibilidad del medio.
Martina Camargo, cantaora de San Martin de loba (Bolívar). Archivo del Centro Cultural / Universidad de los Andes. Foto Fahir Bastos. 2020
Pero el punto de quiebre fue cuando en el marco de la tercera edición del Festival de Músicas del Mundo, el timplista Domingo Oramas, de la provincia de Santa Cruz de Tenerife del Archipiélago Canario, llegaba a Bogotá al tiempo que se anunciaba el cierre de la Universidad por la pandemia. En ese momento cancelamos todo con la incertidumbre de no saber cuándo volveríamos a la “normalidad”. Es decir, que el desarrollo de todas las actividades culturales se vería seriamente afectado en su dimensión presencial por la pandemia. Esta crisis sanitaria amenaza todas las formas de encuentro y los procesos logísticos vinculados a los eventos. Pero al mismo tiempo, el suceso abrió un importante espacio para la reflexión, nos obligó a dar un paso atrás, y ver en perspectiva la gestión del Centro Cultural para potenciar las estrategias que han contribuido al crecimiento acelerado de la actividad cultural en la Universidad desde su creación en 1993. Y sin duda alguna, la más importante había sido la implementación de la Agenda Cultural, un recurso que articula franjas dedicadas a la música, el teatro, la danza, las exposiciones y el cine, dinamizadas a partir de la investigación en las artes vivas y el patrimonio, realizados desde las diferentes unidades académicas de la universidad, los grupos estudiantiles y las instituciones culturales. Estableciendo una relación significativa entre academia, investigación y cultura. Otro aporte a la misma reflexión, resultado de 24 ediciones de la Agenda Cultural tras 11 años de programación, es que el Centro Cultural cuenta hoy con más de 5.500 registros fotográficos y audiovisuales de los eventos más importantes de la actividad cultural, constituyendo un valioso acervo que en el futuro cercano permitirá conformar un repositorio de arte y cultura de consulta libre. Estas reflexiones generaron algunas propuestas y estrategias, bajo la urgencia de seguir adelante con la programación: se incorporaron nuevas herramientas para la transmisión virtual. En principio, se publicaron algunos contenidos en las redes del Centro Cultural -Facebook, Instagram, Twitter- que, anteriormente se usaban solo como el altavoz de los eventos presenciales. A partir de la experiencia en redes, se estableció que era imprescindible para la actividad cultural emular un escenario virtual, un espacio simbólico para las artes, en el que se privilegiara el encuentro entre el artista y el público, en donde se mantuviera intacta la emoción.
Si bien este fue el sentimiento inicial, el reto era extender el campo de acción del equipo de trabajo hacia lo virtual, con nuevos lineamientos y nuevos enfoques de producción, pero sin mucho tiempo para pruebas, ya que iniciaban las transmisiones desde la nueva plataforma Agenda Cultura Digital (https://live. eventtia.com/es/agendaculturaldigital), en algunos casos, con programación cruzada en redes (https://www.facebook.com/CentroCulturaUniandes). Tras la experiencia en programación, herramientas, estrategias digitales, y con una plataforma en construcción, lanzamos nuevas franjas como: Serie de improvisación (https://live.eventtia.com/es/agendaculturaldigital/Seriesdeimprovisacion), un espacio dedicado al arte de crear y ejecutar música que no ha sido escrita y que surge de manera espontánea. Gestos de la Poesía (https://live.eventtia.com/es/gestosdelapoesia), una franja en la que se convoca a poetas de distintas nacionalidades para compartir su arte y crear un repositorio de voces vivas en donde se combina la lectura del poema con otras artes escénicas. Radioteatro (https://live.eventtia. com/es/radioteatro/radioteatro/), una franja que presenta adaptaciones de cuentos costumbristas colombianos contextualizados al siglo XXI. Escritores como Tomás Carrasquilla, José Caicedo Rojas, José María Cordovez Moure, Jesús del Corral, Efe Gómez y Eugenio Díaz hacen parte de esta experiencia sonora y visual. Rayalpiso que se pregunta por el lenguaje de internet, no solo como una colección de distintos lenguajes (audiovisual, escrito, oral e hipertextual), sino para formular uno propio que combina, renueva y altera otros lenguajes. Así mismo, nacieron nuevos proyectos, que luego se convertirían en micrositios, como Aúm (https://live.eventtia.com/es/aum), cantos de meditación, una colección de mantras interpretada por el ensamble vocal El Grilo, Sonidos Nómadas (https://live.eventtia.com/es/sonidosnomadas), un viaje por las cosmovisiones, paisajes, expresiones artísticas y culturales de pueblos turcomongoles, originarios del sureste de Siberia. Jinetes del Paraíso (https:// live.eventtia.com/es/jinetesdelparaiso), un viaje a través de la música, los paisajes, los jinetes y los caballos que protagonizan una cultura vibrante y recia, llevada a los escenarios del mundo en los versos y la voz de Orlando “El Cholo” Valderrama. Ruta patrimonio de la Música Colombiana (https:// live.eventtia.com/es/rutapatrimonio), esta ruta recorre el país de norte a sur y de oriente a occidente, presenta las regiones y sus géneros, vincula a los artistas a través de eventos como el Carnaval de Barranquilla, el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, la Feria de las Flores, el Festival de la Leyenda Vallenata, entre muchos otros. Y finalmente, algunas exposiciones se lanzaron en el espacio digital como El arte del grabado Ukiyo-e (https://live. eventtia.com/es/elartedelgrabadoukiyo-e), en homenaje a Miguel Urrutia y la exposición del Baikal a los Andes de Nicolás Pernot ( https://live.eventtia. com/es/sonidosnomadas/Exposicion-del-Baikal). Por otra parte, en esta nueva etapa, el Centro Cultural propuso a los artistas locales la coproducción de un concierto en forma remota, en asocio con un estudio de grabación en Bogotá, para cumplir con los requerimientos técnicos de sus propuestas artísticas, cuidando la calidad estética y trabajando bajo las normas de bioseguridad. A lo largo del semestre se grabaron 14 conciertos con bandas bogotanas para diferentes actividades y celebraciones de la universidad. El resultado una vez se estrenaba en la plataforma del Escenario Virtual (https://live.eventtia.com/es/agendaculturaldigital/Escenario-Virtual/), pasaba a ser propiedad de los artistas quienes podían hacer uso de él para subirlo a sus propios canales y redes. Nos interesaba reactivar la actividad cultural y apoyarnos mutuamente. Con el respaldo de Global Toronto en Canadá, iniciamos la coproducción del 3er Festival de Músicas del Mundo, seis artistas de su portafolio hicieron parte de este encuentro, los conciertos se grabaron directamente en Toronto y Quebec.
Los Cumbia Stars (Medellín). Archivo del Centro Cultural / Universidad de los Andes. Foto Fahir Bastos. 2020
Y también, los artistas invitados al XII Festival Internacional de Jazz de los Andes (https://live.eventtia.com/es/xiifestivaldejazz/Italia) que interpretaban un instrumento, producían el concierto en su casa y las agrupaciones de 3 o más integrantes, grababan en un estudio o en locaciones de su ciudad. De esta manera se garantizaba el buen nivel en la selección de las propuestas artísticas y la calidad del material que sería emitido en estreno por la plataforma del Escenario Virtual (https://live.eventtia.com/es/agendaculturaldigital/Escenario-Virtual/). Pronto la Agenda Cultura Digital apostó no solo por convertir el escenario digital en una plataforma de encuentro y de divulgación de las artes, sino que fue publicando parte de su repositorio. Así, la plataforma alojó información siempre actualizada, y tuvo la posibilidad de generar nuevos contenidos de manera didáctica y atractiva. Exposiciones como la de Benjamín de la Calle (https://live.eventtia.com/es/bpp) y su gabinete artístico fotográfico, Francisco Mejía (https://live.eventtia.com/es/franciscomejia), el arquitecto de la fotografía y las publicaciones editoriales (https://live.eventtia.com/es/agendaculturaldigital/Revista/), son un buen ejemplo de ello. Sin duda esta experiencia nos deja grandes aprendizajes, que han llegado para quedarse, como son la producción a distancia, el trabajo en red, la cooperación institucional, las publicaciones cruzadas, los proyectos colaborativos y la conformación de nuevos patrimonios. A la fecha la plataforma de la Agenda Cultura Digital ha tenido un tráfico de 50.000 personas y la programación general un impacto en redes y canales de 430.000 reproducciones. Si bien, en 2019 ya contábamos en lo presencial con una base de datos de 18.000 personas suscritas, identificadas por segmentos (estudiantes, egresados, administrativos y público externo), con un estudio sobre sus intereses y gustos, las cifras en 2020 sorprenden y son positivas en sí mismas, pero aun así son muy vagas para entender quién está al otro lado de la pantalla. Este será un reto importante, diseñar herramientas que nos permitan por un lado, conocer a los seguidores de la Agenda Cultura Digital, y por el otro, entender cómo podemos aportar valor en un mundo globalizado desde la universidad. Al finalizar el año 2020 el Centro Cultural terminó con experiencias enriquecedoras, aprendizajes que llegaron para quedarse y con el reto grande de construir una plataforma para el encuentro cultural, que permita el intercambio de conocimiento y ofrezca experiencias enriquecedoras para la comunidad a través de las artes y el patrimonio, que sobre todo, permita promover proyectos que generen nexos y redes entre comunidades y personas.
Agrupación Fruko y sus Tesos. Archivo del Centro Cultural / Universidad de los Andes.
Foto Fahir Bastos. 2020