1. ¿Teniendo en cuenta la trayectoria histórica, el arraigo cultural, los múltiples usos y los significados sociales de la planta de coca en el país cree usted que podría considerarse como un patrimonio nacional?
Respuesta:
No creo que estemos culturalmente preparados para declarar la planta de coca patrimonio nacional. Sin embargo, creo que es urgente superar la fracasada y costosa “guerra contra las drogas”. Debemos construir el camino para una nueva política de drogas que deje de pretender un “mundo libre de drogas” y se fundamente en datos y evidencia para un “mundo libre de abuso de drogas”. La política partidista, las falacias, la ideología, la ignorancia, deben ceder el liderazgo político a la ciencia, a los científicos y quienes han sido víctimas de la política prohibicionista que es la principal fuente de ingresos, no solamente para los narcotraficantes sino también, para quienes operan cárceles en Estados Unidos, fabrican precursores químicos o se enriquecen a través de la sofisticada maraña global de lavado de activos.
2. ¿Qué alternativas existen a la prohibición del cultivo de la planta de coca como fórmula para abordar el fenómeno de los cultivos de uso ilícito?
Respuesta:
La regulación es la única política viable para todas las sustancias hoy ilícitas. Estoy a favor de una regulación integral de la planta de coca, de su uso ancestral, alimenticio y médico. Como parte de esa regulación y para evitar la catastrófica fumigación aérea, el Estado Colombiano junto a la cooperación internacional, bajo el principio de corresponsabilidad, deben comprar todas las cosechas de hoja de coca, tender un puente entre la ilegalidad y la legalidad, asociar en cooperativas a los campesinos cultivadores para desarrollar emprendimientos a mediana escala en el aprovechamiento de los usos que tiene la planta. Esa política es posible adelantarla mientras el Estado persigue y castiga a las estructuras criminales que transforman la hoja de coca en cocaína.
3. ¿Qué otros valores de orden cultural, simbólico, económico o político se pueden asociar a la mata de coca más allá del uso para la elaboración de sustancias psicoactivas?
Respuesta:
La historia de la coca, desde sus orígenes, su uso ancestral, simbólico, económico y político se debe recuperar para presentar la planta en toda su dimensión. La mata de coca, como el cannabis, puede significar el nacimiento de una nueva agroindustria que genere ingresos legales para los campesinos y el Estado. Cuando el mundo descubra los beneficios de esta planta más allá del estigma de la cocaína, estoy seguro de que puede igualar al cannabis en su potencial de desarrollo.
¿A escala internacional y en un marco de por lo menos 25 años cómo cree que evolucionará el debate sobre inversión, producción, generación de productos y consumo derivados de la planta de coca? Y en este mismo sentido, ¿Cuál cree que sea su significación social?
Respuesta:
Si los demócratas triunfan en las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos y si llega un gobierno de centro izquierda en Colombia para el 2022, se abre una ventana de oportunidad para avanzar en la agenda de regulación de todas las drogas y de la coca. Se requiere una curva de aprendizaje para descubrir la historia de la coca, los beneficios de su uso médico y alimenticio. Una estrategia de comunicaciones desde la evidencia, los datos y la investigación científica que permita al mundo entender lo que representa la planta para beneficio de la humanidad. Me dedicaré a ese propósito y espero que nos demoremos menos de una generación en alcanzarlo. Bien decía Mandela: “todo parece imposible hasta que se hace”.