El libro «Los ‘teatros’ de la memoria: Espacios y representaciones del patrimonio cultural en Colombia», hace una invitación a reflexionar sobre la memoria, a través de los museos, parques temáticos, festivales, etc., como teatros en los que se escenifican «guiones sobre el pasado» (Jaramillo y Salge 2012). Este trabajo presenta el caso de un hospital regional del siglo XX, que fue convertido en facultad de salud en una capital departamental de Colombia, espacio que también puede ser un teatro, porque preserva una memoria de la arquitectura hospitalaria que es patrimonio de la ciudad, que no busca el recuerdo solo en el tiempo, sino que recupera el sedimento de las experiencias hospitalarias en casi cinco siglos de historia de esta moderna institución urbana. Además, como lo hace un parque arqueológico, un claustro conventual colonial, un bicentenario campo de batalla o un museo de sitio, este privilegia el espacio antes usado en las prácticas hospitalarias y ahora dedicado a formar los actores de la medicina y la salud.
Un hospital, cinco sedes
En 1553 se fundó en Tunja el primer hospital de la ciudad, bajo la advocación de la Purísima Concepción, al cuidado del cabildo y la cofradía del mismo nombre, financiado por los conquistadores del Nuevo Reino de Granada. Este hospital, pasó en 1636, tras la epidemia doble de viruela y tifus exantemático que asoló a Santafé y Tunja, a manos de la orden hospitalaria de Juan de Dios y, en 1778, se trasladó al antiguo colegio jesuita, tras la expulsión de la Compañía (Martínez y Otálora 2019, 179).
Tras la Independencia, el hospital pasó a su tercera sede, el convento de agustinos y en 1835, al extinguirse la orden hospitalaria en Nueva Granada, pasó a ser atendido por la caridad pública. El Estado de Boyacá asumió la administración del Hospital de Caridad en 1863 en el expropiado convento de
clarisas. En 1874 se recurrió a las Hermanas Dominicas de la Presentación
para administrarlo. De 1920 a 1938 fue entregado a la Diócesis de Tunja (Martínez, Alvarado y Carvajal 2002, 179-180).
Al celebrarse los 400 años de fundación de Tunja en 1939, se emprendió la construcción de una sede moderna para el hospital. Señala el médico Salamanca: «puede divisarse hacia abajo [del centro histórico], el sitio y primeros trabajos del nuevo hospital que se construye bajo los auspicios de la Nación, el Departamento y el Municipio» (Salamanca 1939, 52-54).
En 1942, mediante Ordenanza 17, se creó en el hospital una sección de asistencia social y se oficializó el nuevo nombre, en la quinta sede: Hospital San Rafael de Tunja (Asamblea 1942). En 1952 el hospital se trasladó a su nueva sede. El proceso de medicalización fue posible a mediados del siglo XX, cuando el campo hospitalario fue dominado por actores médicos en su quinta sede, en el ahora antiguo hospital San Rafael de Tunja, hoy Facultad de Ciencias de la Salud de la UPTC.
La moderna sede
El 15 de marzo de 1952, se entregaron las obras del entonces nuevo Hospital San Rafael, con la presencia del presidente de la República, el ministro de Obras, el Gobernador de Boyacá y la firma de Ingenieros constructores Caicedo & Muñoz («El presidente Urdaneta» 1952).
Figura 1: Hospital San Rafael de Tunja en 1954. El área de hospitalización a la derecha; a la izquierda el convento de las hermanas de La Presentación, en el centro, el área administrativa y la dirección del hospital (Presidencia 1954).
Por primera vez en 400 años, tuvo el Hospital de Tunja una sede que no fue antes un convento. Se trata de una nueva arquitectura ubicada en la periferia, en los márgenes de la meseta donde se fundó la ciudad, que sigue el modelo de los hospitales franceses del siglo XIX, con pabellones para medicina y cirugía, para hombres y para mujeres, el de maternidad, al lado de la sala de partos y la sala de incubadoras, con el de cirugía y las salas quirúrgicas recubiertas de baldosín con sus lámparas cielíticas y las secciones de rehabilitación y esterilización. El pabellón de pediatría con los de medicina interna y rayos X, piezas individuales de pensionados y un pabellón de semipensionados. Es el primer hospital de Boyacá con ascensor en los tres pisos de hospitalización.
La parte que hoy ocupa la facultad, antes Consulta Externa del hospital, fue en sus orígenes, el convento de las hermanas de la Presentación, con la iglesia adjunta. Las religiosas, graduadas con el tiempo como enfermeras profesionales estuvieron a cargo del servicio de Enfermería de 1952 a 1991. En este hospital de influencia francesa, el primero no regentado por una comunidad religiosa, aunque la asistencia de los enfermos continuó a cargo de algunas religiosas, inició el tránsito a la medicina moderna en Tunja y el cambio al modelo flexneriano que representa la medicina norteamericana, con la especialización de la medicina, laboratorios y pruebas diagnósticas, departamentos médicos, 16 en 1984, y el desarrollo de la Consulta Externa y las Urgencias.
Aparecen en la segunda mitad del siglo XX en Tunja, las especialidades médicas.Anestesiología (1959), radiología (1962), patología (1963), pediatría y ginecobstetricia (1965), ortopedia y traumatología (1967), dermatología (1968), oftalmología (1973), neurocirugía (1985) y la primera Unidad de Cuidados Intensivos en Boyacá (1986). En pediatría se creó una unidad de quemados (Martínez Zulaica 1989, 269-273). Poco a poco se disminuyen, a través de desarrollos tecnológicos, estancias y costos hospitalarios. El hospital se vuelve universitario con médicos internos y residentes, realiza convenios docente asistenciales con las universidades Javeriana y UPTC.
En este hospital se desarrolla la Salud Pública con el Saneamiento Ambiental y la Vacunación, que no existieron en el modelo hospitalario anterior y que son importantes en el hospital moderno. Se creó el departamento de Estadística, la farmacia, las terapias (física, respiratoria y del lenguaje), Nutrición, Trabajo Social, Odontología e Instrumentación, que van a cambiar los indicadores de mortalidad y morbilidad de la región, integrando el tratamiento hospitalario y la salud pública. En 1965, la Beneficencia de Boyacá instaló un pabellón para pacientes mentales que duró hasta la creación del Hospital Psiquiátrico de Boyacá (1968).
Fue un hospital regional que cubrió una extensa zona de la provincia del centro de Boyacá, departamento rural, del que dependían los hospitales locales de Leiva, Samacá, Tibaná, Turmequé y Ramiriquí y los puestos y centros de salud de las pequeñas poblaciones. Fue hospital de referencia del oriente colombiano, recibió pacientes de Boyacá, Casanare y zonas limítrofes de Cundinamarca y Santander. Se llenaba de campesinos los viernes, día de mercado. Según el informe de actividades del hospital de 1984, el 65% de los pacientes procedía de Tunja. En ese año atendió 2.345 partos, 262 cesáreas y 3.925 cirugías.
Figura 2: Hospital San Rafael en 1984. Fotografía: Francisco Suescún. Museo Historia de la Medicina y la Salud, UPTC.
Lucha por una facultad de medicina
Desde finales de los años 60, en un largo proceso que duró un cuarto de siglo antes de que la Escuela de Medicina iniciara labores en 1994, muchas personas y organizaciones médicas y cívicas lanzaron la idea de crear una Facultad de Medicina en Tunja. Esto llevó a la conformación del Comité Pro-Facultad de Medicina (1979), que realizó estudios de Prefactibilidad y Factibilidad, construyó obras de infraestructura (Torreón, anfiteatro, salones y laboratorios) y gestionó la Ley 50 de 1986, que autorizó al Gobierno Nacional a crear un programa de Medicina con orientación comunitaria en la UPTC. Con el Sistema General de Salud, el hospital creó sus estatutos (1979) con la posibilidad de ser universitario (Suescun, Martínez y Castro 1986).
En 1991, el hospital abandonó las instalaciones que ocupó durante 52 años, ya que, con motivo de los 450 años de la ciudad, se realizó la construcción del actual hospital. Las instalaciones fueron ocupadas por la Secretaría de Educación de Boyacá, el Instituto de Medicina Legal, Rentas Departamentales, la Policía cívica, la Escuela de Auxiliares de Enfermería y Fundiferente, hasta 1994, cuando el programa de Medicina se trasladó y, al año siguiente, la Facultad de Ciencias de la Salud y sus escuelas de Enfermería, Psicología y Posgrados. El predio fue entregado en comodato y, luego, comprado por la UPTC con becas para los mejores estudiantes de Boyacá.
Continuaron en la sede Medicina Legal, la Escuela de Auxiliares de Enfermería y Fundiferente, al tener relación con la facultad. La iglesia, cerrada tras el traslado al nuevo hospital, fue entregada por el arzobispo y convertida en biblioteca y, luego, en Aula Máxima. El sector que se había deprimido tras el traslado del hospital se revitalizó con la facultad, que hoy tiene un área de 23.737 m2,con 10.900 m2 construidos. El hospital se fue adecuando a Facultad de Ciencias de la Salud, cumpliendo con las normas sanitarias y ambientales. Se cambiaron las cubiertas, se construyó el bioterio, laboratorios, salones y auditorios, gimnasio, restaurante, consultorios de bienestar universitario y se creó el Museo de Historia de la Medicina y la Salud (1996), para investigar nuestra historia y conservar nuestra frágil memoria.
Figura 3: Antigua iglesia del Hospital San Rafael de Tunja, hoy Aula Máxima de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UPTC, 2009. Fotografía: Luis Antonio «Lucho» Buitrago.
Hospital y teatro para la memoria
Desde la aparición de las consideraciones de Giorgio Agamben sobre la obra de Aby Warburg (Agamben 2005, 123-146), las reflexiones sobre el patrimonio cultural han hecho de las imágenes, en cuanto cristalización social de la memoria, un instrumento preferente para su dilucidación crítica. Las imágenes habrían de ser la expresión del «esfuerzo de rememoración» que «consiste en convertir una representación esquemática, cuyos elementos se interpenetran, en una representación llena de imágenes, cuyas partes se yuxtaponen», como nos dice Paul Ricoeur citando a Henri Bergson (Ricoeur 2022, 50). Si la memoria es, entonces, ese «esfuerzo de rememoración» que provoca cristalizaciones bajo la figura de imágenes, las sucesivas migraciones espaciales del antiguo Hospital San Rafael de Tunja pueden acercarnos a una comprensión cultural de eso que hemos dado en llamar patrimonio hospitalario.
En efecto, cada una de las antiguas sedes conventuales y el hospital moderno, consideradas en cuanto imágenes memorables, constituyen cultural y críticamente un «procedimiento museográfico del cuerpo enfermo y de su observación: la posibilidad figurativa de generalizar el caso en cuadro» (Didi-Huberman 2015, 48). Estas imágenes memorables, que bien podemos llamar teatros de la memoria, expresan la coherencia epistemológica y cultural del esfuerzo de rememoración que se constituye en el «procedimiento museográfico del cuerpo enfermo» y su dispositivo científico, terapéutico y pedagógico. En efecto, y de manera muy significativa, Didi-Huberman llamó al Hospital de La Salpêtrière de París una fábrica de imágenes (Didi-Huberman. 2015, 46).
Figura 4: Vista sur de la facultad, antiguos pabellones de hospitalización, 2021. Museo Historia de la Medicina y la Salud, UPTC.
Figura 5: Vista norte de la facultad, antiguo convento y consulta externa, 2021. Museo Historia de la Medicina y la Salud, UPTC
Las migraciones del hospital y su dispositivo científico, terapéutico y pedagógico, configuran su eventualidad patrimonial. Esa disposición del antiguo Hospital San Rafael de Tunja en cuanto patrimonio cultural encuentra su determinación, si se quiere fenomenológica, por medio de tres variables integradas de sentido: la comunidad que lo crea, el territorio cultural y físico al que se refiere y la manifestación material o inmaterial que lo expresa. Se trata, en suma, del conjunto de bienes y valores que derivan de unas prácticas científicas, terapéuticas y pedagógicas realizadas por una comunidad hospitalaria y que se configura en integrables teatros de la memoria.
El esfuerzo de rememoración que convierte la memoria en una representación llena de imágenes yuxtapuestas, el esfuerzo que convierte, en suma, la memoria en teatro, encuentra su dispositivo de conversión en el Museo de la Medicina y la Salud de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia ubicado en el edificio del antiguo Hospital San Rafael. El Museo, mejor dicho, elabora el procedimiento museográfico del cuerpo enfermo y así la posibilidad figurativa, convertir el caso en imagen memorable, de los sucesivos teatros de la memoria para el Hospital San Rafael.
El Centro Histórico de Tunja, fue declarado por la Ley 163 de 1959. En 2021, el predio de la actual Facultad Ciencias de la Salud de la UPTC, antiguo Hospital San Rafael, fue incluido dentro del área afectada en la Resolución 0428 del Ministerio de Cultura, que aprobó el Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del casco antiguo de la capital de Boyacá. Este ejemplo único de la arquitectura hospitalaria del siglo XX en Tunja pasó a ser un bien irremplazable de interés cultural del ámbito nacional y beneficiario de especial protección (Ministerio de Cultura 2012, 6). El antiguo espacio hospitalario adaptado para la enseñanza de las ciencias de la salud sirve hoy como un teatro de la memoria de casi cinco siglos de historia de las cambiantes prácticas de salud en la ciudad.