La historia cuenta que en 1819 en el departamento de Caldas los pueblos de San Sebastián de Quiebralomo y La Montaña se fundieron dando origen a Riosucio, y con él a una tradición carnavalera que sirvió para superar las disputas entre sus pobladores. La mezcla de tradiciones mestizas e indígenas se manifiesta en torno a la danza, a las artes manuales, a las cuadrillas y a la literatura matachinesca. El gran protagonista de la fiesta es el Diablo, quien inspira la instauración de un mundo al revés, en el que la risa y la sátira permiten ver los acontecimientos cotidianos de otra manera, transformándose en un símbolo de unidad y concordia festiva. Creatividad, ingenio e irreverencia hacen de la fiesta un testimonio de la armonía comunitaria.
En su opinión, ¿cómo el Covid-19 ha afectado la salvaguarda del Carnaval de Riosucio?
Con respecto a lo que me preguntan esto es lo que pienso:
Todos esperamos que una vez disminuya o “desaparezca” la amenaza del Covid-19 nuestra vida vuelva a encaminarse a lo que teníamos antes de la pandemia, desafortunadamente nada volverá a ser lo que era ya que la amenaza no va a desaparecer tan fácil como quisiéramos, así que vamos a tener que acostumbrarnos a este nuevo orden, de manera tal que ni nuestras vidas ni nada a nuestro alrededor van a volver a ser lo que eran, incluyendo la vida social y cultural.
Teniendo en cuenta eso debemos pensar qué va a pasar con nuestros patrimonios culturales inmateriales ya que son, a mi manera de ver, los más frágiles, pues dependen en su gran mayoría, para que sigan siendo realizados, de la transmisión oral que hacen sus portadores, y si no se dan las condiciones para realizar estas actividades y no se plantean las maneras para hacerlas van a desaparecer o a cambiar su ejecución. No se puede ver o transmitir el conocimiento, ya que es muy diferente ver cómo deben hacerse las cosas de manera presencial a hacerlo, porque se “aprendió indirectamente” a través de videos o utilizando todas las herramientas que nos ofrece en la actualidad la tecnología.
No me imagino un “Carnaval de Riosucio”, presenciando la entrada de Su Majestad El Diablo en una simulación realizada por algún programa creado para ello, no sentir el calor y los gritos de la multitud lo convertirían en otra cosa o en un evento más que se puede ver. La última versión de nuestra fiesta (2021), no se pudo apreciar como nos gusta a pesar del esfuerzo realizado por los encargados de ella, pudimos tener muy buenas charlas educativas a través del Facebook de la Corporación pero no fue lo mismo que vivir la fiesta en vivo y en directo. Puede que otras manifestaciones culturales e inmateriales se presten para “vivirlas” a través de los medios audiovisuales con que hoy contamos en la actualidad; en nuestro caso, hay actividades dentro del Carnaval que no serían lo mismo si solo se ven por una pantalla, hay pocos eventos desde mi punto de vista, que pueden lograrse mediante estas aplicaciones. Insisto, no es lo mismo ver un desfile a través de una pantalla que gozarlo directamente.
En muchas ocasiones disfruté el “Carnaval de Negros y Blancos” al verlo por TV pero sólo hasta que estuve en persona en una de sus versiones pude saber y ver cómo se vive realmente, el ver y sentir el calor y la alegría de los participantes, espectadores o actores, es lo que hace que realmente nos “ericemos y hasta lloremos de la emoción”, como me pasó, de verdad, es otro cuento vivirlo en directo.
Carnaval del Diablo. Por Luis Pérez. Tomada de Flickr
Como comenté atrás, los encargados de nuestra manifestación hicieron este año programas que transmitieron en vivo por Facebook donde tenían invitados especiales que hablaban sobre las actividades que correspondían a ese día específico, fueron muy educativos y el esfuerzo fue mucho, pero tampoco podían hacer más, ya que la Asamblea de la Corporación los ató de manos cuando se decidió que no podía pasarse o hacerse nada porque nuestra fiesta no es para hacerla o verla por TV; hubo quienes quisieron hacer actividades pero no estaban autorizados, inclusive hicieron un “diablo” pero no los dejaron entrar ni pasar por las calles de Riosucio, porque entre otras muchas cosas, violaban los protocolos de la pandemia.
Pienso que hay manifestaciones que sí pueden hacerse y disfrutarse en su totalidad de esta manera; pero nuestro carnaval es diferente y solo unos actos del pre carnaval y del carnaval podrían realizarse de manera virtual. Este es mi punto de vista.