Todo indica que estamos viviendo en un siglo que podremos marcar para la memoria universal como el “Siglo del Turismo”. Las cifras que manejan al respecto organizaciones como la Organización Mundial de Turismo1 son verdaderamente impactantes, las cuales se hacen aún más dramáticas cuando se las mira a lo largo de las últimas décadas, en donde es claro que se trata de un salto verdaderamente exponencial. Pero lo que más impacta de estas cifras son los efectos y realidades concretas que genera movilizar tales volúmenes de personas, en términos de proveer alojamiento, alimentación, transporte, entretenimiento, etc. Y es allí, en esa conexión, donde tiene sentido el desarrollo de nuevas tendencias al interior del campo. El mercado, la competencia, los sueños y las aspiraciones de una clase media global llevan a la ramificación del campo en turismo creativo, turismo de experiencia, turismo sostenible…
Los textos reunidos, en este Boletín OPCA 7, nos presentan al fenómeno del turismo como un hecho cultural; que tiene implicaciones sobre la forma en la que se produce el territorio, se construye la diferencia y se vehiculan nuevos modos de producción y consumo. Así, iniciamos con las contribuciones de Julián Alejandro Osorio Osorio —Turismo Creativo: ¿Disolviendo tensiones o buscando opciones? — y Clara Inés Sánchez Arciniegas—Turismo Creativo y la Legislación Colombiana: Orígenes, Retos y Perspectivas—, quienes nos aportan elementos centrales para definir el campo del turismo creativo e indagar sobre sus fundamentos, límites y consecuencias, tanto en el marco institucional y legal en Colombia como en el mundo.
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- – Las llegadas de turistas internacionales en el mundo crecieron un 5% en 2013 hasta alcanzar a los 1.087 millones.
- – El turismo internacional en 2012 generó 1.3 billones de dólares EE.UU. en ingresos por exportación.
- – La OMT prevé un crecimiento en llegadas de turistas internacionales de entre 4% y 4,5% en 2014. (Fuente:AQUÍ)
Las tensiones que ambos autores plantean —y que se observan a través de sus distintos enfoques—, en particular las que giran en torno a la perspectiva que equipara turismo con desarrollo —convertido este último en símbolo de progreso—, establecen el marco apropiado para las precisiones y análisis que deben hacerse sobre el turismo y su relación con las comunidades, con la cultura, con el medio ambiente, etc.
Las realidades de las comunidades y los actores locales emergen como centros de atención especial en este Boletín. En este sentido, el texto de Lidia Iris Rodríguez Rodríguez — Turismo creativo y la ancestralidad mercantilizada. La falsa relación entre el patrimonio cultural y las comunidades— aborda esta temática de manera directa al navegar por esa compleja geografía mexicana, pues muestra cómo el desarrollo no llega para amplios segmentos de la población, o cuando lo hace, el costo se manifiesta en vivir vidas superfluas, vidas escenográficas, en las que se es vitrina para otros.
En contraste, el caso de Rapanui, a partir de las características geográficas del lugar, de acuerdo con la perspectiva de Roberto Concha M —El presente cultural y turístico en Isla de Pascua—, denota una comunidad que ha podido reconstituirse y empoderarse como pocas otras experiencias. Aunque los beneficios y flujo de capitales quizás ya comienzan a generar tensiones suficientes para entrever su desarticulación o transformación, al menos en términos del mantenimiento de lo rapanui como espíritu.
La problemática alrededor del turismo también afecta a Colombia y Barichara, recorrida de la mano de Luz Andrea Cote Navarro —Turismo, patrimonio y oficios artesanos: un escenario de tensiones para la nueva Barichara—, nos confronta con otra isla donde la acción colectiva, o el olvido institucional, convirtieron a este pueblo santanderiano en la joya de la corona, junto con Villa de Leyva, Cartagena y Mompox. Lugares en donde el tiempo, la memoria y el “aire” del pasado colonial monetarizado al punto de que el valor del metro cuadrado — riñe con las actividades de los pobladores circundantes que, en procesos avanzados de gentrificación, tratan de seguir siendo bien “patiamarillos”, ya habitantes ciudadanos de estos poblados.
Esta es la temática a la que también nos llevan Johanna Fernanda Navas Camargo y Diana Marcela Vernot van Arcken —Turismo Comunitario, Patrimonio y Desarrollo—. Al preguntarse por turismo y desarrollo, nos confrontan con cifras de países del África subsahariana, como por ejemplo Tanzania, donde los ingresos por turismo pasaron de 65 millones de dólares en el año de 1990, a 725 millones de dólares para el año 2001, debido al incremento de ofertas turísticas sobre su diversidad medioambiental. Estas cifras y contextos contrastan también con experiencias variadas que se vienen dando en Colombia. En la zona cafetera, viejas haciendas han sido convertidas en posadas turísticas y el visitante puede participar en la actividad de recolección de café. Sucede algo similar en Cundinamarca, en el Agroparque Los Soches (Usme), la Asociación de Turismo Rural Comunitario Ciudad Bolívar (Bogotá) o el Parque de la Agricultura Interactiva (Susa), pues estos ofrecen paquetes para que el visitante viva la experiencia de ser campesino durante un día.
Por el mismo camino, otros escenarios mucho más complejos por su trascendencia histórica y tamaño urbano, como Bogotá, abren o permiten que surjan distintas propuestas. A la sombra de las casonas coloniales y de las primeras industrias —fábricas— ancladas en esa malla colonial como monstruos de la modernidad, se abre el espacio para empoderar artes y oficios como los asociados al vidrio. Allí es donde el texto de Fernando Aníbal Pérez Quimbaya —Ruta del Vidrio – Herencia Viva: El vidrio como materia de reinterpretación patrimonial… la mirada de un artista “vidriero” en la Capital—, nos lleva por calles angostas en un viaje personal, que paso a paso, nos invita para enfrentar la “maravilla de la alquimia”. De suerte que con solo arena y fuego nos veamos rodeados de múltiples implementos para la vida cotidiana —botellas, lámparas, vasos, etc. — y, menos frecuentes, pero mucho más impactantes, los vitrales que con sus rayos multicolores de luz atrapan la mirada de visitantes propios y extraños.
Un último “dialogo” de este número sobre el turismo creativo, es el que podemos establecer, como ya lo hemos hecho en otros boletines, a partir del sondeo a los medios masivos de comunicación. En este caso, y gracias a la paciente labor de Ana Isabel Pérez -con ayuda también de Yina Marcela López Forero y Laura Camila Naranjo Barreto-, se realizaron búsquedas sistemáticas en tres de los periódicos de más amplia distribución nacional —El Tiempo, El Espectador y El Colombiano—. Los resultados permitieron consolidar una base de datos con 74 registros —cada registro con 13 campos o variables—, la cual está disponible en AQUÍ. Falta decir que para esta búsqueda se tuvieron en cuenta las siguientes consideraciones metodológicas y se llegó a las siguientes conclusiones2:
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- El descriptor de búsqueda utilizado fue “Turismo creativo” y se encontraron registros desde 1990 hasta la actualidad. El volumen de información fue alto, pero a medida que se depuraron los resultados, el nivel de coincidencias se redujo significativamente, dejando solo las coincidencias exactas con el término. Como el nivel de resultados era mínimo, para hacer significativa la pesquisa, se incluyeron los términos “Turismo Cultural” y “Patrimonio y Cultural”, con los cuales se obtuvo un mayor volumen de respuestas relacionadas con el tema del Turismo Creativo.
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- Durante la década de los noventa se evidencia la aparición de nuevas formas de turismo y estrategias novedosas por parte del gobierno. Principalmente en 1996, cuando las energías renovables, artesanías y el patrimonio cultural se vuelven fuentes de atracción. Para el 2005, cuando la idea del turismo cultural despega, muchas de las noticias afirman que los turistas buscan salir de los estereotipos clásicos del turismo y experimentar cosas nuevas, lo que lleva al mundo y principalmente a Colombia a generar nuevas iniciativas públicas que, además de generar un mayor turismo, dejen recursos económicos significativos en los lugares visitados.
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- Muchas de las iniciativas públicas implementadas se concentraron en los principales destinos turísticos del país, que tenían una gran importancia histórica o eran considerados de gran relevancia debido a su biodiversidad; para estos últimos, se proponen diferentes estrategias que faciliten el uso de energías renovables y promuevan la conservación de dichos sitios.
- Es importante destacar que en el departamento de Valle del Cauca hubo mayor implementación respecto a las políticas públicas y a su uso. Se desarrollaron diferentes eventos culturales dirigidos a la población de todas las edades. En la actualidad no se tienen noticias que confirmen si estos eventos se siguen realizado en el departamento o si quizás se hayan replicado en otros lugares del país.
En síntesis, es posible afirmar que la idea del turismo creativo es nueva, no obstante, falta claridad sobre el significado del concepto. No existen casi coincidencias exactas frente al término, pero si frente a la creatividad a la hora de hablar de turismo. Asimismo, se habla de lugares considerados como patrimonio, que son a la vez grandes e importantes destinos turísticos, pero no se sabe con exactitud si se pueda considerar que el turismo es consecuencia del status patrimonial. Lo que sí se puede afirmar es que el turismo creativo ha provocado una conciencia de preservación y conservación de los lugares naturales.
‘Turismo’, ‘turismo creativo’, ‘empresa’, ‘industria’, ‘actividad’, ‘necesidad’, no importa cómo se clasifique o mire, es una realidad que hoy parece no tener sentido ni posibilidad de ser leída por fuera de la órbita del patrimonio cultural. Por eso en OPCA lo hemos hoy convocado, y seguramente no será esta la única vez que lo hagamos.
Notas
1. Véase por ejemplo “Porqué el Turismo” (OMT consultado 20-05-2014; disponible en AQUÍ o “PositioningTourism in Economic Policy: Evidence and Some Proposals” (UNWATO 2010, consultado 20- 05-2014; disponible en AQUÍ.
2. Para facilitar el análisis de la información obtenida, se asignaron categorías arbitrarias basándose en la temática central de los artículos, sin embargo, estas categorías no son excluyentes, y en muchos casos se clasificaron algunos dentro de dos categorías, ya que ambos temas son considerados el eje central del texto.