En búsqueda del reconocimiento
Los procesos de identificación, reglamentación y protección del denominado Patrimonio Cultural Inmaterial se han intensificado en Colombia en las últimas décadas. Actualmente, diez expresiones culturales del país1 han sido incluidas en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco y 21 manifestaciones culturales ubicadas a lo largo y ancho del país hacen parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial –LRPCI- de la Nación2. Una de las manifestaciones que desde 2016 se encuentra en este proceso de inclusión a la LRPCI son las hoy conocidas como Fiestas de Independencia de Cartagena, surgidas en el año 1812, de acuerdo con la historiografía local (Acevedo, 2011; Gutiérrez, 2000; Román, 2005, 2011), como expresión de la ciudadanía para conmemorar la gesta emancipadora de la ciudad ante el reino de España, ocurrida el 11 de noviembre de 1811. Con el tiempo, diferentes elementos festivos se fueron adhiriendo a la conmemoración hasta convertirla en lo que es hoy, un hecho social complejo que entremezcla lo cultural-patrimonial, lo cívico-patriótico, lo turístico-económico y lo socio-racial en las múltiples y disímiles actividades que componen la programación, tanto oficial como no-oficial. El Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena –IPCC- en asocio con el Comité de Revitalización de las Fiestas de Independencia de Cartagena – CRFIC-3, son los encargados de la gestión de este reconocimiento que podría significar una mejor ubicación de las festividades cartageneras en el ranking de actividades culturales de interés general. Además, y como tema central de este artículo, los promotores de este proceso han visto en la patrimonialización la oportunidad de atizar el debate historiográfico relacionado con el mito fundacional de la nación colombiana, así pues, el hecho histórico del 11 de noviembre de 1811 es planteado no solo como la fecha de independencia de Cartagena, sino como el inicio de la campaña independentista que derivaría en la formación de la República de Colombia, lo que pondría a Cartagena en un lugar de disputa por el sentido de lo que entendemos como la nación colombiana.
El grupo “Tambores de Cabildo”, ganador al Premio Capuchón de Oro a la Mejor Comparsa del desfile de la Independencia, hace un llamado al cuidado y preservación de los manglares del corregimiento de La Boquilla. Esta y todas la fotos de éste artículo son obra del autor.
Cartagena: ¿el corazón histórico de la nación?
A pesar de que el 11 de noviembre figura en el calendario como el Día de la Independencia de Cartagena y hace parte del grupo de días festivos cívico-patrióticos ratificados por el Congreso4 -distinción que comparte con el 20 de julio, conocido como el día de la independencia nacional y el 7 de agosto, que conmemora la Batalla de Boyacá-, esta fecha histórica, de acuerdo con el CRFIC, no goza del mismo protagonismo en el discurso nacional ni en el imaginario social. Este acontecimiento histórico-patriótico5 no es objeto de manifestaciones cívicas en ningún otro lugar del país fuera de Cartagena –como sí ocurre con los desfiles del 20 de julio en todo el país- y, por último, no goza del status de día festivo fijo en el calendario, como sí lo son el 20 de julio y el 7 de agosto, inamovibles como distinción adicional que se les otorga a las efemérides de gran interés para la nación. Dentro de los aspectos que el CRFIC esgrime como influyentes en la decadencia de las festividades6 está la “andinización” de la historiografía nacional que favorece los procesos emancipadores acaecidos en la región central del país, al tiempo que margina aquellas manifestaciones regionales relacionadas con la campaña independentista que dieron como resultado el hoy Estado colombiano (Bell, 2006). Otros aspectos que el CRFIC identifica han actuado en perjuicio de las fiestas son: la negación histórica de las gestas adelantadas por sujetos no-blancos y sus aportes a las diferentes luchas y revueltas que, en conjunto, favorecieron a la independencia nacional (Wade, 1993) -caso Pedro Romero en Cartagena-, la inestabilidad política de la ciudad que no ha contemplado un marco normativo para la preservación, salvaguardia y gestión administrativa de las festividades y la imposición del Concurso Nacional de Belleza, evento realizado en las mismas fechas de las fiestas de la ciudad que fragmentó la experiencia festiva al dividir la agenda social entre ricos y pobres (Cunin, 2005) y ha desvirtuado el “sentido” de la celebración, al punto de “transfigurar” al 11 de noviembre en el imaginario social como “el día en que coronan a la señorita Colombia”7. La narrativa del 11-11-1811 es utilizada entonces para posicionar a la ciudad como escenario central del periodo republicano colombiano. El documento de Solicitud de Inclusión de las Fiestas de Cartagena a la LRPCI radicado en MinCultura expresa que:
En el hoy llamado Caribe colombiano, al norte del país, el epicentro de la lucha estuvo en la amurallada Cartagena de Indias, ciudad que participó decididamente de todo el proceso por la libertad. Fue la primera ciudad en declarar la independencia absoluta de la corona española en 1811, resistió el sitio de Morillo en 1815 durante 105 días y sufrió la reconquista hasta 1821, cuando el último reducto español fue derrotado por el general José Padilla el 24 de junio, durante la noche de San Juan. Los últimos españoles salieron de este puerto el 10 de octubre de 1821 rumbo a La Habana. En esa fecha entran triunfales los republicanos a la ciudad. Así, Cartagena abre y cierra la independencia de los colombianos (Ruz y Abello, 2016).
Dixon Pérez, maestro de danza, ostenta el título de “Lancero de las Fiestas de Independencia”, título que la ciudad entrega cada año a gestores culturales, escogidos por votación, para que sean embajadores de la fiesta y líderes del Plan Especial de Salvaguardia.
Integrantes del CRFIC han producido y apoyado artículos8, material publicitario, producciones discográficas, afiches y otros dispositivos difundidos en escuelas, medios de comunicación, de fácil acceso para que la ciudadanía pueda apropiarse del discurso y consolidar la re-escritura de la historia de Colombia desde Cartagena:
Cartagena de Indias dio el paso heroico a la independencia del país9.
A que no adivinas qué celebro yo / Doscientos años vividos / Independiente destino / Con fervor de pueblo libre (Canción, Fiesta eres tú, fiesta soy yo10).
La fiesta de la independencia / Te invito a que la celebremos / Con civismo y tolerancia / Como un buen cartagenero (Canción, A gozar Cartagena11).
Cartagena es la Heroica / Cuna de la libertad / Demostró que con orgullo / Nos pudimos liberar (Canción, Gózate mi fiesta12).
Propios y visitantes asisten a los desfiles y demás actividades organizadas por el Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena. Todos los años, el alcalde mayor decreta días cívicos a los cuatro últimos días de la temporada novembrina.
“Fiestas de independencia” o “Fiestas de noviembre”: la lucha por el sentido
Uno de los grandes logros de este proceso ha sido el uso extendido de “Fiestas de Independencia” como nombre oficial de la celebración novembrina desde el año 2003. Este cambio “es un llamado no solo a los cartageneros, sino a todo el país, a enaltecer el carácter patriótico de esta celebración”13 (Ruz y Abello, 2016). Al respecto, la historiadora e investigadora del Observatorio Antidiscriminación Racial (ODAR), Stela Simancas expresa: “Decir fiestas novembrinas para nuestras nuevas generaciones vaciadas del contenido histórico más importante que es la entrada de una modernidad política democrática, desde la provincia, desde la región, no tiene sentido”14. Planteamientos de este tipo son compartidos por el gestor cultural cartagenero, Rafael Ramos, miembro del CRFIC: “Una fiesta se hace cualquier día del año por cualquier motivo, por eso es importante resaltar el verdadero propósito de la celebración, por eso no pueden llamarse fiestas novembrinas, sino fiestas de independencia”15.
son recursos comunes a los que la comunidad
acude para animarse durante la temporada festiva,
a pesar de algunas campañas que invitan a evitar su uso.
A propósito de la apuesta por resignificar la fiesta cartagenera, por medio del hecho histórico del 11-11-1811, es posible encontrar críticos y detractores no solo a la campaña de renombramiento de las fiestas, sino al proceso de patrimonialización en general. El economista y director del Centro de Observación y Seguimiento del Delito –COSED-, Fredy Goyeneche, expresa:
“Fiestas de la independencia” es una formalidad, una formalidad inconducente. Quienes piensan que eso es lo que va a lograr un espíritu festivo cohesionador, no va a pasar, sino que por el contrario, esta puede ser una estrategia de captura de las fiestas desde el punto de vista simbólico con unas intenciones mercantilistas16.
Por su parte, el miembro de la organización Gimaní Cultural, Cledys Romero, expresa:
“El nombre de Fiestas de Independencia es un invento de hace 15 años para acá que restringe y limita las otras razones que otros actores festivos tenemos para celebrar en noviembre. El hecho histórico es importante, pero la fiesta es más que eso, puesto que los cabildos, los desfiles y los disfraces son manifestaciones de los esclavos de los tiempos coloniales. Por eso, desde Gimaní Cultural, abogamos por recuperar el nombre de ‘Fiestas populares del 11 de noviembre’ y criticamos vehementemente el proceso de solicitud de inclusión de las fiestas en el listado de patrimonio inmaterial”17 .
Otro crítico frente al hecho del 11 de noviembre como sentido de las fiestas es el artista Wilfran Barrios:
No es que la independencia sea el hilo conductor, dentro de esa celebración o conmemoración, como la quieran llamar, sino que se ha dado una conjunción de esa fecha con todo lo que tiene que ver con el andamiaje cultural de la ciudad. Entonces los artistas de la ciudad aprovechamos la fecha para mostrar lo que tenemos18.
Este esfuerzo por teñir de sentido patriótico a las fiestas de noviembre de Cartagena resulta un asunto complejo que actualmente ocupa la agenda académica y cultural en el distrito. El fenómeno presentado en estas breves páginas permite nutrir las discusiones académicas en torno a la construcción y administración de la memoria, la identidad nacional, la memoria como puesta en escena y los debates historiográficos centro-periferia, en el marco de los procesos de consolidación del patrimonio cultural inmaterial. Las festividades novembrinas constituyen entonces un escenario en el que los juegos de poder de los distintos actores que le dan vida se entretejen en medio de dinámicas que involucran disputas, tensiones, negociaciones y alianzas en las que la fabricación de la memoria y el discurso de nación envuelven el bullicio y el goce de este hecho social ya que, por un lado, el CRFIC utiliza la patrimonialización con el doble propósito de, en primer lugar, fabricar una identidad local cartagenera de cara a la nación colombiana y, en segundo lugar, posicionarse como élite académica de la ciudad con capital cultural suficiente como para regir los destinos de la fiesta en los años por venir; por otro lado, sus detractores apelan al pasado como recurso argumentativo para criticar el proceso de patrimonialización, el cual aseguran está lleno de manipulaciones y reinterpretaciones de la historia y es utilizado por los promotores para obtener posicionarse como grupo de expertos. Al tiempo, otros agentes involucrados en las festividades aprovechan el escenario festivo para manifestar sus demandas presentes y sus expectativas de futuro, ajenos o al margen de las discusiones centrales sobre la patrimonialización, todo esto en medio del bullicio y el goce de este hecho social que busca hacerse un lugar en el campo del turismo cultural nacional e internacional.
Lo cierto es que, en medio de esta incertidumbre, el discurso de patrimonialización de las fiestas de Cartagena asociado al mito de la nación puede servir como campo de estudios desde el cual es posible analizar el resquebrajamiento de la institucionalidad y la administración pública de la ciudad o como una oportunidad para hacer consciencia de Cartagena y su lugar en el pasado, el presente y el futuro del país. En síntesis, el proceso de patrimonialización de las fiestas de Cartagena busca promover una idea de ciudad “Heroica” que emerge a partir del rescate, promoción y fortalecimiento de su actividad cultural pública más importante.
Notas
1. A saber: 1. el Carnaval de Barranquilla, 2. el Espacio cultural de palenque de San Basilio, 3. las Procesiones de Semana Santa en Popayán, 4. el Carnaval de Blancos y Negros (Pasto), 5. el sistema normativo de los wayúus, aplicado por el pütchipü’üi (“palabrero”), 6. los conocimientos tradicionales de los chamanes jaguares de Yuruparí, 7. la Fiesta de San Francisco de Asís (Quibdó), 8. la Música de marimba y cantos y bailes tradicionales de la región colombiana del Pacífico Sur, 9. el Vallenato, música tradicional de la región del Magdalena Grande y 10. los Cantos de trabajo de Los Llanos de Colombia y Venezuela.
2. Estas son: Espacio cultural de San Basilio de Palenque, El sistema normativo wayúu aplicado por el palabrero Putchipu’ui, Músicas de marimba y cantos tradicionales del Pacífico sur de Colombia, He Yaia Keti Oka, el conocimiento tradicional (Jaguares de Yuruparí) para el manejo de los grupos indígenas del río Pirá Paraná, Carnaval de negros y blancos de Pasto, Procesiones de Semana Santa de Popayán, Cuadrillas de San Martín, Carnaval de Riosucio, Fiestas de San Francisco de Asís o San Pacho en Quibdó, Encuentro nacional de bandas de música en Paipa, El proceso de formar y vivir como nükak baka (gente verdadera), La tradición de celebrar a los ahijados con macetas de alfeñique en la ciudad de Santiago de Cali, Bëtscnaté o Día Grande de la tradición camëntsá, Cuadros vivos de Galeras, Sucre, Cantos de trabajo de Llano, La música vallenata tradicional del Caribe colombiano, Gualíes, alabaos y levantamientos de tumba, ritos mortuorios de las comunidades afro del Medio San Juan, Manifestación cultural silletera, Carnaval de Barranquilla, Partería afro del Pacífico, Sistema de conocimiento ancestral de los pueblos Arhuaco, Kankuamo. Kogui y Wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta. Ampliar información: AQUÍ
3. Colectividad conformada por académicos, periodistas, artistas y gestores culturales con el objetivo de “repensar” la fiesta local para proyectarla a nivel local, nacional e internacional.
4. Mediante la Ley 51 de 1983, conocida como Ley Emiliani.
5. La noción de patria ha cambiado a lo largo del tiempo y está íntimamente ligada a la idea de nación, aunque nación puede ligarse más con colectividad o pueblo, mientras que patria está asociada a los sentimientos derivados de pertenecer a un lugar, lo cierto es que patria, nación y estado suelen apelar en el lenguaje cotidiano a una misma realidad. Véase Blanco Ande,1992; Lamas, 2009.
6. Reflexión lograda a partir del foro “Pensar las Fiestas”, de 2004, entre otras actividades de socialización con la comunidad.
7. Colombiaaprende.edu.co
8. Entre las producciones de mayor circulación se encuentran los artículos de la compilación Los desterrados del paraíso (Vives, Comp. 2015), los denominados Cuadernos de noviembre Vol 1 y 2 (2016) y otras publicaciones recientes de miembros del CRFIC (Ruz, 2016), además del portal web que administra y alimenta el comité AQUÍ.
9. Leyenda en video promocional de las Fiestas de la Independencia de Cartagena -2017 AQUÍ.
10. Canción ganadora de la convocatoria Himno de las Fiestas, 2010, organizado por el IPCC.
11. Canción ganadora de la convocatoria Himno de las Fiestas, 2014, organizado por el IPCC.
12. Canción ganadora de la convocatoria Himno de las Fiestas, 2017, organizado por el IPCC.
13. Documento de Solicitud de Inclusión de las Fiestas de Cartagena a la LRPCI.
14. S. Simancas, comunicación personal, 08 de noviembre de 2017.
15 R. Ramos, comunicación personal, 09 de noviembre de 2018.
16. F. Goyeneche, comunicación personal, 07 de noviembre de 2017.
17. C. Romero, comunicación personal, 13 de noviembre de 2018.
18. W. Barrios, comunicación personal, 07 de noviembre de 2017.