1. ¿Teniendo en cuenta la trayectoria histórica, el arraigo cultural, los múltiples usos y los significados sociales de la planta de coca en el país cree usted que podría considerarse como un patrimonio nacional?
Respuesta:
Esta planta milenaria ha jugado y ha tenido un desempeño significativo en las diferentes culturas que conforman los hilos ancestrales del todo el territorio andino, por tal motivo y si bien es cierto, la planta de coca ancestralmente ha sido símbolo autóctono y conmemorativo de las comunidades indígenas, siendo la hoja de coca un medio o un canal para las diferentes actividades de estas comunidades, la utilización del arbusto de hoja de coca como uso medicinal, en rituales atávicos y sociales; dando un significado a estas comunidades indígenas sudamericanas.
Dentro de los componentes físico – químicos de la planta se encuentran taninos, aceites esenciales y alcaloides, estos últimos se convirtieron en una problemática de carácter global por su transformación en droga ilícita, donde se involucran a los diferentes actores que generan daños ambientales, económicos, sociales y de salud.
De acuerdo con lo anterior, no desconocemos la intención del uso ancestral de los cultivos de la planta de coca en relación a las comunidades indígenas, pero es importante reconocer que la influencia del uso ilícito ha desdibujado su rito y ha hecho una mezcla dolorosa entre la intención ancestral y la intención temeraria e ilícita, esto presenta una connotación totalmente diferente; por lo cual no se podría considerar la planta de coca como un patrimonio nacional ya que desdibuja el concepto de patrimonio y desvirtúa su fin primordial de herencia cultural, el uso ilícito de la planta afecta directa e indirectamente a la población colombiana.
2. ¿Qué alternativas existen a la prohibición del cultivo de la planta de coca como fórmula para abordar el fenómeno de los cultivos de uso ilícito?
Respuesta:
La Policía Nacional lideró la normatización del control de los cultivos ilícitos en Colombia, para lo cual se puede citar:
Resolución N° 04823 de 2017, donde se define el Manual para la Erradicación de Cultivos Ilícitos, bajo las siguientes modalidades:
- (Modalidad 1) Erradicación voluntaria
- (Modalidad 2) Erradicación manual forzosa con los Grupos Móviles de Erradicación – GME
- (Modalidad 3) Erradicación manual forzosa con participación de la Fuerza Pública.
Así mismo, la presidencia de la Republica mediante el Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivos ilícitos (PNIS), ha buscado que la erradicación de forma voluntaria sea el medio por el cual se reemplacen los cultivos ilícitos por cultivos que sean auto sostenibles, reduciendo el desplazamiento forzado, los índices de pobreza, evitando que la población campesina retome la economía ilícita del sector rural.
Por lo cual, la Policía Nacional trabaja constantemente en diferentes estrategias para abordar el fenómeno de los cultivos de uso ilícito, como intensificar el esfuerzo operacional en la interdicción marítima, fluvial, terrestre y aérea con el fin de contrarrestar el aumento de la producción y tráfico de clorhidrato de cocaína, enfocados en el control de insumos químicos, fortalecimiento a las operaciones de interdicción, articulación entre las instituciones, entre otros.
Además, acompaña a las instituciones gubernamentales encargadas de brindar los diferentes servicios que permiten la interacción entre el Estado y las comunidades en las regiones más afectadas, con el fin del normal desarrollo de las actividades que permitan a las comunidades (afro, indígena, campesinos) tener condiciones óptimas de vida.
3. ¿Qué otros valores de orden cultural, simbólico, económico o político se pueden asociar a la mata de coca más allá del uso para la elaboración de sustancias psicoactivas?
Respuesta:
En relación con el contexto de la hoja de coca en Colombia, su orden cultural económico y político tiene diferentes perspectivas desde el campesino productor, este tipo de cultivos ha gestado la creación de asociaciones, comités, movimientos u organizaciones cocaleras que son conformadas principalmente por comunidades afros, campesinos e indígenas, buscando la legitimidad de las actividades del cultivo, pero mientras su fin sea ilícito no podrá ser llevado a un camino de producción industrial.
Es importante resaltar estudios y propuestas que buscan que el cultivo de hoja de coca pueda transformarse como alternativa en su uso: para productos orgánicos, medicinales, alimentos funcionales, entre otros, buscando como objetivo eliminar la estigmatización de la planta como único medio del narcotráfico, generando un nuevo enfoque en la industria auto sostenible.
¿A escala internacional y en un marco de por lo menos 25 años cómo cree que evolucionará el debate sobre inversión, producción, generación de productos y consumo derivados de la planta de coca? Y en este mismo sentido, ¿Cuál cree que sea su significación social?
Respuesta:
En primer momento se desvirtuaría el concepto de producción de la hoja de coca para el narcotráfico, tendría el valor de analizar la planta desde su naturaleza y asumiría una visión más amplia sobre las cualidades químicas, entre las que podemos citar, su alto contenido de alcaloides que mediante estudios científicos ha determinado sus propiedades analgésicas en enfermedades de difícil control de dolor.
Otra visión optimista del uso de este tipo de plantas es la generación de industria, que genere oportunidades al sector rural para cultivar no solo la planta de hoja de coca sino que crezcan la oportunidades para en los productos de pan coger, mejoren la calidad de vida de los campesinos y la reducción de los costos de los agroquímicos por parte de las grandes industrias, que hacen que en este momento se vea a la planta de hoja de coca más factible en el uso ilícito por su valor económico en el cultivador.
Para tener en cuenta:
Respuesta:
El Estado colombiano, bajo el liderazgo de la Policía Nacional –Dirección de Antinarcóticos (DIRAN), ha desarrollado políticas y acciones contra todos los eslabones de la cadena del narcotráfico en Colombia enfrentando sin titubeos la guerra contra este flagelo, que ha afectado la economía, el tejido social, la seguridad ciudadana y que se ha convertido en una de las principales fuentes de financiamiento de los grupos armados ilegales.
En los últimos años se ha presentado una contención del crecimiento del fenómeno, evidenciado en las cifras oficiales del monitoreo de territorios afectados por cultivos ilícitos, donde pasamos de 171.495 ha (2017) a 169.019 ha (2018). Lo anterior correspondiente a los esfuerzos conjuntos por parte de gobierno nacional en la lucha contra el fenómeno de drogas en el país.
De la mano de estas acciones, se fortalece inteligencia e investigación criminal, para que los procesos investigativos que arrojan las operaciones de interdicción desarrollen intervenciones estructurales y de impacto, la captura de objetivos de valor estratégico a nivel local y regional, afectando los actores impulsores y proveedores del subsistema de producción y comercialización del clorhidrato de coca, teniendo como objetivo principal salvaguardar al agricultor y que este siga siendo visto como parte fundamental en la economía colombiana.