En ese contexto, Zygmunt Bauman definió dos tipos de consumidores en este mundo globalizado, el turista y el vagabundo, el primero hacia referencia a aquellos que tenia los medios económicos para cumplir sus deseos e ir al ritmo acelerado de los avances que se presentan, los segundos, por el contrario, son aquellos que se limitan a observar con anhelo los deseos y la vida de los turistas, dado que sus medios no son suficientes para llevar el ritmo de este mundo consumista. En este orden de ideas, las vacunas son un gran ejemplo de como la globalización ha dilatado las desigualdades entre países, que a su vez nutren las figuras de turistas y vagabundos que construye Bauman.
Desde inicios de la pandemia diferentes expertos concordaban en que el mundo sería dividido entre aquellos que tenia la capacidad de hacer frente a la crisis y aquellos que no, empero otros concordaban en que todos estaban bajo el mismo panorama incierto. No obstante, solo fue cuestión de tiempo para que fuera mucho más evidente la magnitud de las consecuencias, en especial cuando las diferentes vacunas salieron al mercado. Frente a esto, distintos países y organizaciones han unido fuerzas para cooperar. Por ejemplo, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han adelantado alianzas con actores públicos y privados con el fin de que se tenga un acceso más equitativo de las vacunas. Para eso, buscan garantizar dosis de vacunas para al menos 20% de la población de los países con menos capacidad de adquisición, lo más diversificado y pronto posible, de tal manera que se pueda poner fin a la fase aguda de la pandemia y se logre reactivar y reconstruir las economías. Pese a su intención esta ayuda ha tenido sus fallas y retrasos al inicio, debido a que la demanda de las vacunas era demasiado alta y las grandes potencias acapararon altas cantidades de dosis. Esto último, por un lado, permitió que estas potencias, como la figura de Bauman, fueran turistas con privilegios, que lograron tener una reactivación pronta y más segura de su economía. Por otro lado, países que no contaban con las suficientes dosis y que sufrían las consecuencias del retraso y las fallas del mecanismo que pretende ayudarlos, como la figura de Bauman, son vagabundos que se enfrentan a una reactivación con un alto nivel de mortandad y sí es que pueden hablar de reactivación. Aunque, muchos países ya han logrado obtener sus vacunas y recibir la ayuda de Covax, la diferencia de tiempos y de vacunas aplicadas con las grandes potencias es notable y por tal razón se hace urgente fortalecer la cooperación.
Otro ejemplo de cooperación son las donaciones que ha entregado Estados Unidos a diferentes países, especialmente latinoamericanos. Estados Unidos fue uno de los países en los que el impacto del Covid-19 fue realmente alto, ocupando por un gran periodo el primer puesto en muertes y contagios. Aún así, logro acaparar altas cantidades de dosis que cubrió a su población y que le ayudo a tener una reactivación más segura. Tal fue la cantidad, que se permitió vacunar a los turistas y donar a diferentes países. La distribución de las donaciones inicialmente es de 25 millones de vacunas, pero se espera que se pueda llegar a un aproximado de 80 millones, entre los cuales se pretende, paulatinamente, que 19 millones de dosis se entregue por medio del mecanismo Covax; unos 6 millones de dosis irán destinadas a América Latina y el Caribe; cerca de 7 millones al sur y este de Asia; y alrededor de 5 millones a África. Asimismo, el presidente estadounidense a puntualizado que estas donaciones no tienen como objetivo un intercambio de favores, sino que se pretende contribuir a salvar vidas en medio de las latentes disparidades. Si bien este parece ser el objetivo, la distribución muestra que hay intereses políticos de por medio de una forma más simbólica, de lo contrario países africanos, sin tantos recursos y con grandes afectaciones, tendrían más a diferencia de otros países. Pese a esto, es de resaltar que es una iniciativa que hace un llamado a que otros países se unan a cooperar por aquellos menos privilegiados. Un llamado que es necesario que otros reciban, puesto que seguir poniendo limitantes -como estratificación de vacunas- solo continuara dilatando la brecha social.
Finalmente, la pandemia ha sido un fenómeno que ha cambiado muchas dinámicas sociales, que ha hecho llamados a reinventarse para hacerle frente a todas las adversidades que ha conllevado. Sin embargo, lo que no ha cambiado es los efectos de la desigualdad, por el contrario, se ha dilatado mucho más, y las vacunas es evidencia de esto. Unos desde su privilegio lograron acaparar y posicionarse con las vacunas, otros viven aún en la incertidumbre y con la esperanza de lograr las vacunas suficientes. Ante esto, la cooperación puede marcar la diferencia, y aunque no extinguirá la desigualdad si puede contribuir a no ampliarla más. Por tanto, el objetivo de este artículo, más allá de mostrar como las vacunas evidencian la desigualdad, es hacer un llamado a que nos pensemos no solo como funciona el mundo, sino en pensar de qué manera las figuras de turista y vagabundo, de países privilegiados y no privilegiados, se replica en nuestro contexto, ¿hasta qué punto se está pensando en las necesidades de aquellos que no gozan los privilegios en nuestro país? ¿Realmente se está ayudando? Estas preguntas se las dejo al lector en aras de no permitir que la indiferencia continué infiltrándose en una sociedad con muchas necesidades. Recordando que lo internacional es importante en nuestro panorama, pero que nuestro entorno también lo es y que aquello que se cree ajeno en otros países puede pasar con el vecino.