Por: Karen Urraya
Cuando se habla de política es inevitable pensar en campañas electorales y partidos políticos. Las personas normalmente no están muy interesadas en lo que sucede con la política dada la complejidad que sienten que acarrea aproximarse a ella, pues se requiere de unas habilidades previas y una dedicación a esta para entender de mejor manera el basto mundo que la conforma. Gran parte de esto surge del problema sobre dónde se puede conseguir información, ya que con las nuevas tecnologías se siente que todo está a un clic de distancia, y esto a su vez conlleva directamente a pensar en los beneficios que este nuevo tipo de medios tienen para ofrecer. En lo personal, soy fiel partidaria de este tipo de contenidos, no obstante, ese lado es el más fácil de observar. Por esto mismo se nos olvida notar la mediación que siempre se encuentra presente entre nosotros y los acontecimientos del mundo. Es por todo esto que en el presente artículo se tratarán las desventajas, cuestionamientos y ejemplos que pueden ayudar a destacar el problema de dejarse llevar por lo que muestra la pantalla de inicio de cualquier red social, sin olvidar la importancia de estas mismas. Debido a que, si no se entienden las fallas, no se pueden utilizar correctamente las ventajas que este sistema tiene para ofrecer.
Para comenzar hay que preguntarse ¿cómo se entiende algo que no es ni de cerca tu campo de especialidad? Con las redes sociales y los medios de comunicación siendo algo de tan fácil alcance, es difícil no creer que en una noche se puede convertir cualquier persona en el mayor experto. Lastimosamente comprender algo tan a fondo es enteramente difícil, y más cuando la información que le sale a cada persona está anteriormente filtrada por parámetros de búsqueda predeterminados, gustos preestablecidos y todo tipo de información que tus redes conocen como parte de tus intereses. Este fenómeno se denomina “burbujas de filtro”, desde ropa, memes o influencers, hasta llegar al punto de que las redes deciden qué noticias, qué candidatos políticos y qué información deben mostrarle a cada tipo de audiencia. Esto es algo que conocemos, un tema bastante trillado, a decir verdad, pero creo que no se le da la suficiente relevancia y explicación clara, siendo algo relativamente insignificante hasta que recordamos como lo que vemos en redes influye en sobre si debemos intervenir en lugares extranjeros, sobre si los derechos humanos deben ser universales, sobre cómo controlar las armas nucleares, tal y como lo expresa Lisle. Es decir, todo tipo de decisiones cruciales pueden verse afectadas por el contenido de un simple post que se hace tendencia en una red social como Instagram.
Pero esto es demasiado general, así que para ubicarlos mejor en lo que intento referirme, hay que traer a colación las elecciones del 2016 en Estados Unidos (Trump Vs Clinton), y ya sé que escuchar hablar tanto de la potencia gringa es lo que le sigue a agotador, ¿qué puedo decir? Son epicentro de muchos acontecimientos como estos, y en este caso en particular, los medios de comunicación tradicionales (televisión nacional) estaban a favor de Clinton, y por lo tanto como era de esperarse según los antecedentes históricos a los que ya se encontraban acostumbrados, pues pensaban que Hilary Clinton sería la indudable ganadora. El resultado fue totalmente inesperado, y es que no contaban con la influencia que podían tener las redes sociales, especialmente Facebook (en esta ocasión), en la opinión de los ciudadanos. Esto es importante ya que según Cellan-Jones, “lo que los usuarios ven en Facebook está determinado por quienes son sus amigos y qué es lo que ellos comparten”, y es aquí cuando “entra en juego la idea de una burbuja que filtra la información: quienes se inclinan por Trump solo verán noticias que reflejan su visión del mundo y lo mismo le ocurrirá a los que tienen un pensamiento liberal”. Pero bueno, esto no es que represente mucha diferencia con el caso de los periódicos, ya que si eres fan del Tiempo o del Espectador, al elegir leer uno según el tipo de contenido que lo caracteriza es una manera de filtrar la información también, pero a pesar de esto, lo que los diferencia del caso de las redes sociales es que ese tipo de medios (en casi todas las ocasiones) contratan profesionales que tienen la obligación moral (o eso esperamos) de a pesar de tener una opinión claramente sesgada, seguir permitiendo considerar las diferencias más allá de lo que ya crees. Ya que normalmente presentan datos, contraargumentos e información que pueden ayudar a generar una opinión un poco más personal y menos alterada.
La función de las redes en el amplio espectro de la política que hace que sea altamente preocupante es el caso de la desinformación, normalmente representado con las conocidas fake news, debido a que estas son contraproducentes gracias a la innegable influencia que tienen en las redes sociales. Si se cuenta con algo tan poderoso ¿quién no lo usaría? Ya sea para desacreditar, o por simple error de ignorancia, la desinformación es el pan de cada día. Normalmente este tipo de información es irresistible. Si a mí me sale una noticia con un título de lo más ocurrente, es inevitable darle clic. No es culpa de nosotros, somos fáciles de complacer, y normalmente somos más fáciles de convencer. Es ahí el problema de ¿quién protege a los que no son expertos? Si eres politólogo, o finges serlo para conseguir un título que se verá lindo en tu pared, es fácil saber cuándo la información de ese artículo de política de sospechoso origen es falsa. Pero los demás no saben eso, y eso es válido, ya que no cuentan con las mismas herramientas. Por esto mismo es que en parte es deber de la academia que se facilite la amplitud de obtención de la información, pero ese es otro tema.
Todo esto es complicado, hasta llegar al punto en el que se insensibiliza muchas situaciones. Tomando solo como ejemplo dos casos altamente sonados pero cada vez más ignorados, como son el conflicto Ucrania-Rusia o la situación de Israel-Palestina. Este tipo de acontecimientos, que deben despertarnos la empatía y hacernos replantear tanto a conocedores como a los que no lo son sobre a dónde se están yendo las políticas internacionales, dónde se encuentran las organizaciones que tienen como propósito evitar ese tipo de situaciones y cuestionarnos si estas son más una imagen representativa que pocas veces se traduce en acciones significativas. En lugar de eso, nos acostumbramos, tanto expertos como los que no lo son a reducir una problemática a un anuncio en la ahora renombrada red social “X”, se nos llenan las notificaciones de enunciados que hablan sobre masacres y bombas, violaciones de derechos humanos y decisiones de gobiernos que muchos ni saben cómo están conformados y lo reducimos a un simple párrafo que leemos y descartamos con la misma facilidad que lo hacemos con un anuncio de zapatos que nos sugiere Instagram. Nadie está exentó de pensar de esta manera, y no es que sea nuestro deber ir luchar por la paz mundial, de hecho, mi lema normalmente es que para determinar si una noticia es importante toca esperar a ver si se vuelve meme o no. Entonces, los invito a que todos pensemos un poco sobre todo esto, aunque lo que se considere política está limitado por todo tipo de prejuicios mal infundados y altamente difundidos de generación en generación. En la mayoría de los casos es mejor demorarse un poco más, para comprender que antes de construir el criterio definitivo se deben buscar fuentes que se vean medianamente confiables, porque ver opiniones distintas es una manera de reducir los filtros a los que estamos sometidos. Aunque suene cliché, el conocimiento es poder, y la política no es algo que solo le incumba a los politólogos, más cuando abarca todo tipo de situaciones que pueden cambiar el panorama general del planeta donde vivimos. Así que no importa lo atractivo que puedan ser los colores y los títulos, las sugerencias de aquellos a los que se siguen en las redes sociales, las cadenas que se difunden por redes sociales o las noticias del tamaño de un tweet, intenten resistir. Por todo esto, a pesar (y a mi pesar) de que todas estas advertencias parecen dadas por sus mamás, tómenlo como algo de principios, y no dejen que cualquiera manipule lo que creen.
Referencias
- Cellan-Jones, R. (2016). Elecciones en estados unidos: ¿Fue Facebook la clave para el triunfo de Donald Trump?. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-37946548
- Lislie, D. (2019). Capítulo 8. En Global politics: a new introduction (pp. 142–163). Routledge.