Hecho por: Juan Manuel Marín
A partir de este 21 de octubre de 2024 se celebrará, en la ciudad de Cali, la mayor cumbre para el sostenimiento y la protección de la vida en el planeta: la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica. Las siglas COP se refieren a “conferencia de las partes”, y las partes son los 192 estados miembros de la ONU que sentarán los compromisos para afrontar las crecientes problemáticas de pérdida de biodiversidad y crisis medioambiental. Esta conferencia es un acontecimiento de gran relevancia a nivel nacional, tal como ha expuesto Susana Muhamad, la ministra de ambiente y presidenta de la COP16, es “el evento mundial más importante que haya hospedado el país en los últimos 50 años”. (El Tiempo, 2024)
Los acuerdos allí pactados pretenden tomar acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas que aportan beneficios sociales (Boran y Petorelli, 2024). En otras palabras, una discusión más que necesaria para asegurar la subsistencia tanto de la riqueza de seres que habitan en nuestra tierra, como la vida misma de la especie humana. El diálogo se ofrece como un escenario tanto caótico como esperanzador, en donde sabemos que debemos actuar de inmediato para combatir las repercusiones del impacto del ser humano, pero también confiamos en que de alguna u otra forma este espacio funcione como un decantador de las causas y nos guíe por una ruta deliberada hacia las soluciones.
Asimismo, tiene una trascendencia fundamental para el futuro de nuestro país, teniendo en cuenta que somos uno de los pocos territorios megadiversos del planeta. Según datos del Instituto Alexander Von Humboldt, 2.104 de las especies que habitan nuestra tierra se encuentran en algún grado de amenaza, con 466 en peligro crítico (CR), 800 en peligro (EN) y 838 en estado vulnerable (VU). Especies que fácilmente podrían ir desapareciendo sin espacios como la COP16, en donde se coordinen estrategias que ayuden a mitigar las causas de su amenaza.
El foco de la discusión estará puesto en lo que se acordó hace dos años en la COP15, que culminó en la implementación del Marco Mundial Kunming-Montreal de la Diversidad Biológica. Que, a pesar de demostrar una iniciativa auténtica, no deja de ser un conjunto de propuestas bastante ambiciosas, ya que se necesita un trabajo cooperativo tanto de las naciones, como de las empresas, las organizaciones internacionales y las personas desde su responsabilidad individual.
Dentro de la agenda está previsto que los países expongan la actualización de sus Estrategias y Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAPs), como un método de rendición de cuentas sobre el Marco Global. Sin embargo, es necesario resaltar que los resultados se esperan para el año 2050, teniendo en cuenta que las metas se logren antes del año 2030. En total, se plantearon 23 metas que pretenden reducir las amenazas a la diversidad biológica, garantizar la satisfacción de las necesidades humanas mediante procesos sostenibles y proveer una adecuada implementación de las normas.
Sin duda alguna, el camino para lograr el equilibrio entre sociedad y biodiversidad implica una profunda transformación en los modelos productivos, lo que se traduce en un gran obstáculo que, seguramente, requiera más tiempo del que disponemos. Más allá de demostrar la gestión que han realizado las naciones, se presentarán 8 foros que serán la atribución de Colombia a la Conferencia de las Partes. Entre los temas se encuentran foros enfocados a la ejecución de las metas, como el foro de construcción de capacidades de los países y el foro de ciudades y gobiernos subnacionales. Y otros más que aún no se habían puesto sobre la mesa en convenciones anteriores, que suman una visión más direccionada a la inclusión y la participación, como el foro de comunidades afrodescendientes, el de juventud y el de la mujer.
Si bien la COP16 es importante, por sí misma no tiene mucho significado para los colombianos si no se acompaña de un proceso de concientización sobre la importancia de la biodiversidad y contribuye a hacer un llamado sobre los problemas de contexto ambiental que están ocurriendo en Colombia. Asimismo, debe ayudar a generar una visión más crítica sobre las agendas ambientales tanto del actual gobierno, como de los que vendrán.
El medio ambiente es obligatoriamente un debate común al que no se le debe restar importancia, y el hecho de que en varias regiones se esté proliferando la destrucción de ecosistemas para siembras ilícitas de coca o que seamos el país con más asesinatos de líderes ambientales en todo el mundo, es una clara muestra del trabajo que aún falta por realizar como colombianos, pero más como seres humanos.
Referencias:
- Boran, I., & Pettorelli, N. (2024). The Kunming–Montreal Global Biodiversity Framework and the Paris Agreement need a joint work programme for climate, nature and people. Journal of Applied Ecology, 61, 1991–1999. https://doi-org.ezproxy.uniandes.edu.co/10.1111/1365-2664.14721
- El Tiempo. «COP16: Un llamado a salvar la naturaleza.» El Tiempo, 17 de septiembre de 2024, https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/cop16-un-llamado-a-salvar-la-naturaleza-3368739.
- United Nations Environment Programme. (2024). UN Biodiversity Conference (COP 15). Retrieved from https://www.unep.org/un-biodiversity-conference-cop-15
- Instituto Humboldt. (2024). Reporte Bio: nueva radiografía del estado de la biodiversidad en Colombia. Retrieved from https://www.humboldt.org.co/noticias/reporte-bio-nueva-radiografia-del-estado-de-la-biodiversidad-en-colombia