El próximo martes 11 de abril se lanzará en México el primero de dos documentos importantes producidos en el marco de un proyecto de investigación financiado con el apoyo de la Ford Foundation y en el que participan las universidades Torcuato di Tella en Argentina, el Colegio de México, y la Universidad de los Andes, desde donde participa la profesora Sandra Borda, del Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales. Los Andes también será la Universidad en la que se producirá el siguiente documento y cuyo lanzamiento se espera tenga lugar en 2024.
El documento «(Co)construyendo una Agenda Estratégica para las Américas» surge de un proceso participativo, transregional, plural y no gubernamental liderado por El Colegio de México en coordinación con la Universidad Torcuato Di Tella y la Universidad de los Andes. Con el apoyo de la Fundación Ford, más de 112 académicos, funcionarios públicos, miembros del servicio exterior, organizaciones no gubernamentales y miembros de la sociedad civil participaron en este proyecto. El informe es complementario al primer documento presentado en la Cumbre de las Américas en Los Ángeles en junio de 2022.
El objetivo central del informe es repensar y fortalecer la integración y el diálogo en las Américas a múltiples niveles y con la participación de diferentes actores, tanto entre gobiernos como instituciones académicas, de reflexión y organizaciones de la sociedad civil. La intención es promover una discusión amplia de las ideas propuestas para avanzar en una agenda común, que permita incubar un diálogo que dé lugar a la acción colectiva sin buscar proveer recetas.
El informe propone que, dados los problemas comunes que afectan al continente, una agenda de cooperación y diálogo interamericano se debe centrar en tres temas prioritarios, simultáneos e integrales para la región: las desigualdades, las migraciones y los efectos del cambio climático. A lo largo del documento se desarrollan estos temas con una visión que nace de América Latina y el Caribe, pero que busca promover un diálogo continental en el que la academia y la sociedad civil sean actores fundamentales.
El lanzamiento del documento «(Co)construyendo una Agenda Estratégica para las Américas», será presentado el martes 11 de abril de 2023, a las 10:00 a.m. (hora de Ciudad de México) en El Colegio de México. El evento podrá ser seguido en línea a través del siguiente enlace. https://www.youtube.com/watch?v=egvCAdnBVmo
Francisco Leal nunca tuvo como propósito de vida acumular capital, de esta manera cuando comenzó a ganar más de lo que requería para cubrir sus necesidades básicas, empezó a pensar en formas de ayudar a otras personas. Decidió beneficiar a futuras politólogas uniandinas a través de la financiación de sus pregrados y actualmente ya hay nueve estudiantes del Departamento de Ciencia Política & Estudios Globales que estudian gracias a la filantropía del profesor.
Para Leal, donar para la formación de personas en la academia, es una forma de multiplicar las ayudas, ya que en el futuro esas personas que reciben las donaciones podrán seguir contribuyendo a más personas. Además, el profesor Leal no sólo dona el dinero para la educación de las estudiantes, sino que se interesa por acompañar los procesos académicos y personales de sus beneficiarias.
En febrero de 2023, el profesor Leal recibió un homenaje de la rectora de la Universidad de los Andes, Raquel Bernal, en el que se reconoció su aporte a la educación desde el año 2015.
Recientemente, en el lanzamiento de su último libro “Antología de escritos efímeros: Colombia en el siglo XXI” desde la Facultad de Ciencias Sociales realizamos un homenaje a toda la trayectoria de Francisco Leal, dentro de la que se destaca la institucionalización de la Ciencia Política en Colombia y la creación de nuestra Facultad. Lee la nota completa aquí.
Se encuentra abierta la convocatoria del Fondo Beca Dora Röthlisberger, dirigida a estudiantes de pregrado de la Facultad de Ciencias Sociales, que se encuentren entre 5to y 8vo semestre y que tengan un promedio acumulado igual o superior a 4.2.
Para aplicar deben seguir todas las instrucciones que se indican aquí.
Además del registro de la documentación financiera, los y las estudiantes deben elaborar como parte de su aplicación, dos ensayos: el primero, un ensayo académico sobre la temática: Las ciencias sociales frente a las crisis globales (máximo de tres páginas), y el otro, relacionando las razones por las que se solicita el apoyo (máximo de dos páginas). Ambos ensayos deben ser entregados a la dirección académica de la facultad, al correo: jp.aranguren@uniandes.edu.co antes de la fecha límite (19 de mayo de 2023).
Les invitamos también a revisar el reglamento respectivo.
El Departamento de Ciencia Política & Estudios Globales a través de sus más de 50 años de historia se ha caracterizado por la innovación y el programa de Doctorado en Ciencia Política no ha sido la excepción. Este posgrado se creó en el 2009, siendo el primer doctorado en esta disciplina en Colombia. En sus trece años de historia se ha propuesto desarrollar en sus estudiantes competencias analíticas y conceptuales claves para resolver y pensar críticamente los problemas e instituciones políticas tanto colombianas, como internacionales.
Actualmente el Doctorado cuenta con 17 egresados que se desempeñan e investigan áreas y temas diversos como la construcción de paz, la democracia, la relación entre religión y política, las políticas públicas, la política comparada, entre otras. Conoce más sobre los egresados del doctorado aquí.
La acreditación de un programa académico es un proceso extenso que tiene varias etapas y diversos actores involucrados. Según los parámetros anteriores del Ministerio de Educación para comenzar con el proceso de acreditación de alta calidad de un programa se requerían al menos ocho años de antigüedad y acumular mínimo 10 egresados, al cumplir con estos requisitos, el Doctorado en Ciencia Política pudo iniciar el proceso en el 2020:
Inicia el proceso de acreditación con la elaboración del documento de autoevaluación a partir de 10 factores establecidos por el Ministerio de Educación. El documento fue elaborado por Luis Bernardo Mejía, coordinador de posgrados del Departamento y recibió la retroalimentación y el acompañamiento de la Coordinación Académica del Departamento y la Escuela de Posgrados de la Facultad. Conoce a profundidad los factores de acreditación aquí.
En marzo se recibe el informe realizado por los pares, en donde el programa fue valorado como de muy alta calidad y la calificación sobre cada una de las características y factores evaluados fue de pleno cumplimiento.
El 3 de febrero se publica la resolución de la acreditación de alta calidad por un periodo de 8 años.
Entre los documentos que se elaboran para obtener la acreditación de alta calidad se propone un plan de mejoramiento, teniendo en cuenta los factores que presentan más oportunidades de mejora. Acorde a la resolución actual del Ministerio de Educación, en agosto de este año, al cumplirse 6 meses de la acreditación, se debe realizar una revisión de ese plan de mejoramiento, en donde se incluyan los comentarios de la visita de pares y se especifiquen los proyectos que deben ponerse en marcha para cumplir los objetivos del plan.
Posteriormente, en 2027, cuando se cumpla la mitad de la vigencia de la acreditación se debe presentar un nuevo informe que dé cuenta de las acciones que se han llevado a cabo para mejorar en los factores más débiles. Por último, un año antes de que se cumpla la vigencia de la acreditación se debe comenzar nuevamente el proceso de reacreditación, con los mismos pasos que se hicieron en años anteriores.
Los postulantes deben tener título de maestría o doctorado. El curso Economía Política Internacional tiene como objetivo familiarizar a los estudiantes con las principales teorías, conceptos, debates, y problemas que se encuentran en la intersección entre lo político y lo económico. El curso debe explorar las dinámicas, conexiones e interrelaciones de poder alrededor de la producción, el comercio, las finanzas, y el conocimiento.
Los postulantes deben mandar una propuesta de programa completo para un curso de 16 semanas (3 créditos y dos sesiones por semana) y su hoja de vida (máximo 3 páginas) antes del lunes 10 de abril de 2023 al coordinador del área, Jean-Marie Chenou (jm.chenou@uniandes.edu.co).
El programa debe incluir un título, los objetivos pedagógicos, la descripción de la metodología del curso, el cronograma de las actividades a desarrollar a lo largo de las 16 semanas del semestre y la bibliografía. Se seleccionará la mejor propuesta según las necesidades pedagógicas del área y el perfil de los candidatos. Para más información, contactar al coordinador del área, Jean-Marie Chenou.
Está abierta la convocatoria para el curso sobre regímenes políticos que ofrecerá el consorcio NORHED II en Oslo en junio 2023. Esta es una muy buena oportunidad para los estudiantes doctorales y de Maestría avanzados que les interese el tema. Los estudiantes aceptados recibirán financiación del tiquete, el alojamiento y la alimentación. Es importante recordar que esta convocatoria solo aplica para estudiantes activos de posgrados. La fecha de cierre de esta convocatoria es el 28 de febrero
Para la aplicación por favor enviar el correo con copia a rettberg@uniandes.edu.co.
*El proyecto NORHED II desarrolla red global para mejorar las capacidades académicas en los campos de investigación sobre paz, conflicto y derechos humanos.
Dentro del proyecto los socios colaborarán en torno a cursos académicos de naturaleza temática y metodológica; intercambios de estudiantes y docentes; y talleres dirigidos a desarrollar las habilidades de los participantes para escribir, presentar y publicar sus hallazgos, tanto académicamente como para políticas públicas y audiencias populares.
NORHED II combina el desarrollo de competencias entre jóvenes investigadores, un marco de enseñanza para docentes e intercambios académicos globales para beneficios mutuos.
Hace poco, los medios de comunicación, las conversaciones cotidianas y las redes sociales se han enfocado en hablar en torno a la muerte del papa emérito Benedicto XVI. Quien, a pesar de estar lleno de polémicas y cuestionamientos, tenía una base de seguidores muy amplia en Colombia y en el resto del mundo. Es esto lo que permite recordar que las creencias religiosas, junto a sus figuras de culto, están fuertemente pegadas en cualquier sociedad. Este dato no es menor, pues en un país como el nuestro, en donde es inmensa la expresión de la diversidad étnica, cultural y social, la religión juega un papel hegemónico que logra unir a la fragmentada sociedad colombiana. Lo más interesante, o quizá espeluznante, es que es el catolicismo el que pudo conquistar a la población nacional, cuando esto no parece acorde con nuestro origen lleno de culturas indígenas. El catolicismo se instauró como el deber ser, un punto de acuerdo en la sociedad que construyó una cohesión social. Por ello, valdría cuestionar, ¿Qué ocurrió con las creencias de cada territorio? ¿Es qué acaso la histórica variedad colombiana no llega a lo espiritual?, y ¿Dónde quedo el legado de los mitos y leyendas del país?
Colombia no ha tenido siempre un alto índice de católicos/as, de hecho, tratar de buscar un punto génesis del catolicismo en Colombia es sencillo: la conquista española1. Como bien sabrá el lector, el territorio, por ese entonces habitado por múltiples comunidades indígenas, pronto se volvió la escena de un gran crimen; masacres, explotación y apropiación de bienes. Junto a ello, hubo una exaltación a lo europeo y un proceso de erradicación a lo diferente, un blanqueamiento. Los descubridores del “nuevo mundo” se mostraron a ellos mismos como sinónimo de desarrollo y civilización, y asignaron a los indígenas, con sus culturas, como “salvajes” y “sucios”. De esta manera, buscaron “reparar” y “ayudar” a esos pueblos, erradicando sus creencias no monoteístas y evangelizando a la mayoría de la población2. Fue entonces que la correcta deidad a seguir era la europea, y así, de pronto el sol y la luna dejaron de ser dioses y se convirtieron en no más que espectadores de aquel brutal suceso.
Como sociedad nos desarrollamos en torno a la fe, haciendo que esta permee en la arquitectura, los gestos e incluso en lo político. Así lo vivimos hoy en día al notar que las plazas de cada pueblo se encuentran a ras de una iglesia y, además, al ver que las figuras de culto (que son de piel blanca, pelo lacio y ojos claros) son parte del panorama actual. Esos son algunos de los abundantes ejemplos de la intervención católica en el desarrollo sociopolítico, pero permítame traer a colación uno más reciente. En el 20173, durante un debate en el congreso, un miembro de la cámara de representantes, llamado Silvio Carrasquilla4, hizo uso (de inicio a fin) de citas bíblicas con el fin de defender su postura a favor de restringir la adopción. Dejando en el aire frases como: “La Biblia tiene más fuerza que todo” y “la Biblia es primero que la Constitución”. Este hecho (además de evidenciar la incompetencia del congresista) demuestra el legado monoteísta que el colonialismo e imperialismo logró establecer en el territorio. Desde la imposición de esa creencia hasta nuestros días, se ha notado como la intervención católica no ha sido estática y, por el contrario, se transforma continuamente, conservando así cierto poder.
Ese trato especial genera una “satanización» a los diferentes ritos indígenas, sepultando así una parte de la diversidad e historia colombiana. Un ejemplo de aquel estigma ocurrió (de nuevo) en el congreso: mientras se buscaba ratificar el Acuerdo de Escazú5, el representante a la cámara Óscar Villamizar acusó de que se estaba haciendo brujería en el congreso. Esto cuando en verdad se realizaban costumbres ancestrales de la comunidad indígena muisca6. Aquella acusación muestra como hemos desconocido lo propio, un rechazo a una cultura a la que le debemos nuestras raíces. Es ignorar el legado muisca, la civilización que con su idioma se le dio nombre a Bogotá (derivado de “Bacatá”), y al mismo tiempo al punto sur y norte de la capital, Soacha y Chía (respectivamente significan “Sol” y “Luna”). Aquel olvido a lo propio hace recordar al congresista Carrasquilla7, quien tenía razón, cronológicamente, al decir que “la Biblia es primero que la Constitución”, sin embargo, ignoró que la deidad Ytaylas (en Bolívar) fue primero que la biblia (Alcalá, 2013). Vale recalcar que Carrasquilla cuenta con circunscripción de ese departamento. Parece entonces que aquellos que representan a los 50 millones de colombianos/as están lejos de preservar la cultura tan diversa, si no que buscan invisibilizarla y construir (imponer) una hegemonía.
La ausencia de representación indígena hace más daño de lo que parece, véase no más lo que está ocurriendo con la comunidad Tukano8. Este grupo indígena tiene un fuerte vínculo con la naturaleza, la cosmología y sus tradiciones culturales. Es tanto aquel vinculo que los Tukanos aprovechan su espacio en las amazonas para adorar a espíritus de animales y agradecer a dioses que les proporcionan los bienes naturales. Sin embargo, la poca voz que han tenido junto a la represión que sufren los pone en riesgo; su cultura no es vista como relevante ni como justificación suficiente para evitar la explotación de recursos naturales en su territorio. Aunque todavía haya algunas comunidades Tukano que mantienen y resisten sus creencias religiosas y culturales, hay temor frente a la posibilidad de que no se toman medidas que cuiden la diversidad del país. El congreso no debe centrarse en cuidar e imponer cierta religión, esa imposición asesina culturas y no representa a todo el territorio.
Si bien usted podría afirmar que el catolicismo tiene todo el motivo de estar en el congreso, pues es ahí en donde se representa a cada colombiano/a del país, valdría preguntarse por el resto de las creencias. Vimos antes cómo son ignoradas y señaladas de “brujería”, eso demuestra una desigualdad espiritual. Es así como vale mencionar los artículos 7 y 8 de la Constitución, que dicen que el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural del país, y también dicta que, es una obligación del Estado proteger las riquezas y las culturas. Si la Constitución dice así, entonces, ¿Qué ocurrió con los artículos 7 y 8? El país debe garantizarle un espacio de participación a las creencias que marcaron nuestro pasado, pues es así como se reconoce que la historia de Colombia no inicia con la llegada de Colón; había culturas y vidas antes. También, se debe generar cierta incomodad mostrando abiertamente estos cultos, para así eliminar los estigmas que hay sobre las creencias indígenas, no pensar más que esas culturas son estáticas y lejanas a lo propio. Quizá así podamos construir juntos, en nuestra diversidad, un país con más democracia y menos odio a la diferencia.
NOTAS
1. Visto en diversas fuentes históricas, recomiendó: Gonzales, F. (2010). Evangelización o conquista espiritual. La Iglesia colombiana en la Conquista y la Colonia. Colombia preguntas y respuestas sobre su pasado y presente. 2. Hubo resistencia de muchas que llevo a una mayor tortura. Más información en: Montoya, C., & Prbo, F. C. La evangelización en comunidades indígenas: una perspectiva canónico-pastoral. 3. Hecho en: Cuartas (2017) el congresista que cambió la Constitución por la Biblia para legislar. El Espectador. Enlace: https://www.elespectador.com/politica/silvio-carrasquilla-el-congresista-que-cambio-la-constitucion-por-la-biblia-para-legislar-article-693305/ 4. Valga mencionar que fue reelecto y hoy en día sigue en el congreso a mano del partido liberal. 5. Hecho en: Politica. (11 de octubre de 2022) Mujer acusada de brujería en la votación del acuerdo de Escazú. El Tiempo. Enlace: https://www.eltiempo.com/politica/congreso/acuerdo-escazu-la-mujer-acusada-de-brujeria-en-la-votacion-en-el-congreso-708887 6. Tejiendo junto a unas velas y un peluche de Ernesto Pérez Frailejón. (El Tiempo, 2022) 7. Antes mencionado, citador de la Biblia en debate. 8. Comunidad indígena ubicada en el Amazonas, habita tanto en Colombia como en Brasil. |
REFERENCIAS
El arte, como cualquier objeto de valor, ha sido comercializado a lo largo de la historia. Si bien el valor de una obra depende de varios factores, como por ejemplo si la o el artista aún vive, hay dimensiones del arte cuyo debate puede ser más rico. Los sentidos, los sentimientos y los apegos hacía el arte son casi incompresibles y mucho menos encasillables a una escala global; las pasiones y odios que despiertan los colores, las texturas y las técnicas vienen tan adscritos a la belleza humana como la misma respiración. Desde el principio de la historia hemos nacido, comido, reproducido y muerto, pero también hemos creado y apreciado el arte. De no ser así, las cavernas de Altamira serían solamente rocas, no serían lienzos enormes que cuentan la historia de quienes las habitaron. De no haber desarrollado la humanidad de la mano del arte tampoco tendríamos los museos, las galerías, los teatros ni los libros; viviríamos en un mundo cuadriculado y rígido.
El arte, al levantar las pasiones humanas, ha sido igualmente utilizado como una herramienta de poder y del ejercicio de este. La nobleza decoraba sus salas con lienzos enormes, con esculturas hechas del más fino mármol y presumía a los artistas en sus cortes en toda ocasión. La opulencia de Versalles da muestra de la línea que separaba lo esquicito de lo sucio y olvidado; las iglesias y edificios en Rusia, donde todo lo que brilla es oro, muestran la inmensa división entre los dirigentes y los dirigidos, y a su vez fue un impulso de rebeldía a su debido tiempo. La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada en San Petersburgo no es solo una conmemoración a la muerte del zar Alejandro II, sino también una bandera en lo alto del poder ruso.
Así pues, no es difícil entender por qué los Nazis confiscaron contenedores enteros de los cuadros más importantes de Europa en la primera mitad del siglo XX. El Retrato de Adele Bloch-Bauer, más conocida como La Dama de Oro de Gustav Klimt, no vio a sus debidos dueños por décadas tras ser capturada por los Nazis en Austria. Como esta hay cientos de historias sobre invaluables piezas que fueron perdidas, destruidas u olvidadas. La indignación alrededor de estas pérdidas ha invadido al mundo del arte durante años, pero es poca la empatía que se tiene sobre pérdidas similares a manos de museos renombrados, organizaciones globales o personas poderosas que desvisten a países como Colombia de sus bienes culturales.
Las obras nacionales expuestas en espacios internacionales son vistas como un logro de la globalización y como una puesta en la escena más aclamada de todas: la ajena. Colombia, al igual que varios otros países latinoamericanos, tiende a menospreciar su talento propio y a quienes lo materializan. Olvidamos nuestras raíces para seguir tendencias europeas y norteamericanas que puedan salvarnos de nuestra identidad, y asimismo olvidamos que nuestra propia cultura es digna de elogio. Este elogio deber ser especialmente aclamado en el territorio nacional. Las y los artistas colombianos expuestos en galerías como el Tate Modern de Londres deben ser por supuesto aplaudidos y felicitados, pero no se debe olvidar que aquellas personas expuestas en galerías internacionales buscan llegar allá por decisión propia, cosa que no sucede cuando las artesanías son expatriadas sin dejar algún rastro cultural o beneficio monetario para Colombia que pueda ser usado para impulsar la esfera artística del país.
Artistas como Pedro Ruiz, Fernando Botero, Alejandro Obregón, Débora Arango, Beatriz Gonzales o Johanna Calle, epitomes del talento colombiano contemporáneo, podrían ser agrupados en una sala de exposición nacional. De esta forma no sería necesario acudir a los espacios internacionales para satisfacer los elogios que merece el arte. Quizás así las obras precolombinas, como aquellas expuestas en Berlín, no estarían extrañadas por la patria sino serían una bandera para venir a presenciarlas en su hogar.
Mantener nuestras obras más antiguas, los recuentos de nuestra historia, en museos externos inhibe la accesibilidad al arte al cual le apuesta el siglo XXI. La idea de un museo es impensable para gran parte del país, donde territorios enteros no ven su historia plasmada e inmortalizada en un lugar apropiado. A Colombia le hace falta seguirle apostando a la museología; las y los curadores, restauradores, preservadores e historiadores enriquecen al país, eternizan la muestra cultural y permiten la debida enseñanza de la cultura y de las artes. Nuevas apuestas por estas prácticas se están consolidando en Colombia, con el más cercano ejemplo siendo el Laboratorio de Estudios de Artes y Patrimonio (LEAP) de la Universidad de los Andes. Teniendo el impulso joven de la preservación del patrimonio cultural, es necesario encaminar el siguiente punto de ataque: la repatriación del arte colombiano.
El simbolismo del arte no se limita a lo que contiene la pintura, la escultura o la muestra artística, sino que se expande a la contención de la pieza en su totalidad. Mantener las piezas precolombinas en Berlín, por ejemplo, envía un mensaje anticuado de que hay países que merecen poseer los bienes de otros sin importar la exotificación de la cultura. Además, el robo cultural al país muestra que las y los colombianos no tenemos el derecho de apreciar nuestra culturalidad y aunque se deba educar al resto del mundo acerca de la riqueza colombiana para seguir alejándonos de la narrativa de la violencia que ha colmado nuestra historia, debemos priorizar la educación propia para expandir a largo plazo el buena habla de Colombia como un país absorto a su muestra cultural.
Finalmente se debe recalcar que los saqueos artísticos, realizados casi siempre durante las crisis políticas de los países como lo fue la independencia de Colombia o la dictadura en Argentina, dan muestra de la falta de democratización cultural que nos rodea. Los museos más grandes son muestras de poder colonial que despojan sin pena alguna las muestras de civilización vistas como “extrañas”. Debemos despojarnos de la mentalidad colonialista que pinta la belleza con rasgos netamente blancos, con narices respingadas y con paisajes extranjeros para suplir la necesidad de que la escena cultural colombiana se amplie. La desnudez de Grecia y en contraste la suntuosidad de la sala griega en el British Museum evocan una injusticia desgarradora para quienes pierden acceso a su identidad en pro de la globalización, beneficiosa solo para aquellos sin pelos en la lengua para arrasar con la más pequeña y noble contraparte.
La negociación de la repatriación cultural debe ser un hito en la democracia internacional de la que tanto se enorgullece el sistema cooperativo actual. La recuperación del arte colombiano llevado sin tratado recto en la antigüedad sería la venda sobre la cual se podría empezar a sanar el vacío educativo cultural que azota a Colombia. Los puentes deben ser entablados y las salas de exposición nacionales abiertas y preparadas para la bienvenida del renacimiento del arte colombiano.
¡Conoce toda la información sobre el nombramiento de Santiago Amaya y las renovaciones de Miguel García y Luis Sánchez ingresando aquí!
Julia Zulver se ha dedicado a investigar las movilizaciones de mujeres en comunidades afectadas por el conflicto armado alrededor de toda América Latina. Este libro reúne su trabajo de campo en cuatro colectivos que desafían el control social y territorial de los grupos armados y muestra a las mujeres como personas capaces de liderar movilizaciones que resisten al miedo.
En el lanzamiento del libro estuvieron presentes la autora Julia Zulver, Salomé Gómez Corrales feminista y antropóloga y Fátima Muriel, presidenta de la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida de Putumayo. El conversatorio fue moderado por Angelika Rettberg, profesora de nuestro Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales.
En la segunda temporada de Nota al pie, nuestro podcast especializado en las publicaciones de la Facultad de Ciencias Sociales, entrevistamos a Julia Zulver y nos contó más sobre el proceso de investigación y publicación del libro. Escúchalo aquí:
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“La guerra olvidada”, así ha sido denominada la Guerra de Corea, un conflicto que inició en 1950 en un territorio que se encontraba dividido y con un gran vacío de poder, el cual fue aprovechado por las grandes potencias del momento: Estados Unidos apoyando a Corea del Sur y la Unión Soviética respaldando a Corea del Norte. A raíz de la invasión norcoreana a territorio de Corea del Sur, la guerra inicia y es declarada conflicto internacional por la recién creada Naciones Unidas, organización que hace un llamado a sus países miembros a participar para contrarrestar la invasión. Colombia acata el llamado e inicialmente envía una fragata y después, en 1951 manda las tropas del Batallón Colombia y de la Armada a combatir bajo el mando del Ejército estadounidense.
El Museo busca investigar, coleccionar, conservar y exhibir material digital relacionado con las experiencias individuales y colectivas de los veteranos colombianos que estuvieron presentes en la Guerra de Corea. Este material digital ha sido recopilado por el Equipo de Investigación a través del contacto directo con los veteranos y sus familias, con quienes se llevaron a cabo entrevistas que permitieron reconstruir sus historias y el impacto que tuvo la guerra en sus vidas y en la de sus seres queridos.
La Universidad de los Andes y particularmente, el equipo de investigación liderado por la profesora Carolina Urrego Sandoval del Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales, está haciendo un esfuerzo para que la gesta de más de 5000 colombianos que fueron enviados a combatir a Corea no quede en el olvido y que el impacto que causó este hecho histórico sea valorado en la actualidad, con este propósito nace el Museo Virtual de Veteranos colombianos de la Guerra de Corea.
En Colombia se necesitan espacios que propicien la reflexión sobre la memoria en el camino de construir una paz estable y duradera que se nutra de diferentes voces y perspectivas. Este museo a través de la recopilación de todos estos testimonios de veteranos que demuestran ser un grupo muy heterogéneo, busca ser un espacio que propicie dichas reflexiones, tanto en generaciones presentes, como en las futuras.
El Museo Virtual de veteranos colombianos de la Guerra de Corea, contará también con exposiciones temporales, la primera se denomina “Recuerdos de una travesía en tierra ajena”, una exhibición que busca destacar las memorias individuales y grupales desde las experiencias en primera persona:
Los tecnócratas han ganado ascendencia (y no solamente en las democracias) por cuenta de la modernidad. Con la creciente complejidad de las sociedades modernas, ha quedado en claro que la toma de ciertas decisiones (especialmente de política económica) requiere de altos niveles de experticia. El nombramiento de tecnócratas parte del supuesto de que, aunque haya democracia, no cualquier persona (con cualquier tipo de formación y trayectoria) puede ocupar cualquier cargo. Permitir que ciertos puestos se definan por las preferencias de la mayoría, o por amiguismos, o por cuotas burocráticas, llevaría a políticas irresponsables, con consecuencias desastrosas para un país.
Dicho esto, el rol de los tecnócratas ha sido cuestionado desde hace mucho tiempo y desde distintos ángulos. Max Weber, por ejemplo, asimiló la experticia a la burocracia (su referente era Alemania, no países como el nuestro), y a partir de ahí alertó que los políticos podían ser controlados por los expertos. Los burócratas conocían a profundidad el funcionamiento del Estado y podían manipular la información, de modo que los políticos electos se plegaran a sus deseos. Ese era sería justamente el problema: si el pueblo elige a los políticos, pero estos últimos son inducidos a tomar ciertas decisiones (y no otras) por los tecnócratas, ¿quién decide? y ¿dónde queda la democracia?
Otras perspectivas mencionadas por Dargent (2015), en cambio, dan a entender todo lo contrario. Los tecnócratas carecerían de autonomía al depender bien sea de los políticos, de instituciones financieras internacionales (IFIs), o del sector empresarial.
Algunos autores argumentan que los políticos nombran a tecnócratas en cargos de responsabilidad principalmente en tiempos de crisis, al darse cuenta de su propia falta de experticia para brindar soluciones técnicas a problemas urgentes. Sólo en situaciones excepcionales que implican altos costos electorales para los políticos, los tecnócratas serían empoderados para emprender reformas y revertir una crisis. Una vez pasados los tiempos difíciles, los políticos destituirían a los tecnócratas para regresar a sus prácticas habituales de patronazgo (Dargent, 2015).
Otros autores atribuyen a IFIs poderosas (como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional), la capacidad de presionar a distintos gobiernos para que nombren a tecnócratas en puestos claves -usualmente en tiempos de crisis. Los tecnócratas se mantendrían en sus cargos debido a las presiones internacionales, e impulsarían reformas hechas a la medida de las preferencias de las IFIs (Dargent, 2015).
Finalmente, un tercer grupo de autores argumenta que el nombramiento de tecnócratas sería impulsado por el sector empresarial doméstico (grupos económicos y gremios poderosos) para defender sus intereses. El nombramiento de tecnócratas sería una estrategia del sector privado para mantener o aumentar los beneficios que recibe del Estado (Dargent, 2015).
Estas tres perspectivas coinciden en presentar una versión puramente instrumental de los tecnócratas, dado que tan solo defenderían los intereses de otros. Los tecnócratas serían nombrados y destituidos (casi) a voluntad por esos actores poderosos, al tener una relación dependiente y subordinada. En efecto, los tecnócratas no tendrían los votos de los políticos, ni el dinero y la influencia del sector empresarial, ni el poder de presionar con préstamos condicionados de las IFIs.
A partir de la perspectiva instrumental, el mismo carácter técnico de las decisiones de los expertos sería una quimera: muchas veces los tecnócratas tan solo pondrían un “disfraz científico” a sus decisiones para ocultar que, en realidad, favorecen intereses políticos particularistas. Lo anterior, sumado al hecho de que, en más de una ocasión, los tecnócratas han fallado en sus diagnósticos y prescripciones, bastaría para descalificar a los expertos.
¿Tan mal parados quedan los tecnócratas? No necesariamente. De hecho, los argumentos a favor de la tecnocracia superan a los que la descalifican. Para empezar, es importante aclarar que no se trata de remplazar a la democracia por la tecnocracia. Si se delegaran todas las decisiones a los tecnócratas, terminaríamos en una dictadura de los expertos.
Los tecnócratas son un complemento indispensable a los políticos, y suelen introducir correctivos importantes para que la toma de decisiones se traduzca en políticas benéficas y sostenibles (y que no se cometan tantos errores). Los políticos muchas veces son ignorantes sobre las estrategias adecuadas (y sus consecuencias) para abordar distintos problemas. Incluso cuando son honestos y quieren impulsar genuinamente los intereses del “pueblo,” eso no significa que tengan la competencia para formular políticas acertadas. Sin experticia se puede causar mucho daño, así las intenciones sean las mejores.
Por otro lado, es importante no caer en dos falacias opuestas. La primera es la de las perspectivas instrumentalistas, de creer que los tecnócratas siempre son actores subordinados (y malintencionados) al servicio de sectores poderosos. Dargent (2015) en su libro ilustra una variedad de instancias de autonomía de los expertos y choques frecuentes con los sectores poderosos que supuestamente representaban. La experticia es un recurso de poder, y los tecnócratas con cierta frecuencia lo han utilizado en contra de los intereses de los políticos, de las IFIs y del sector privado. ¿Por qué lo han hecho? A veces por nacionalismo y vocación democrática, otras por ética profesional, y también por autoestima. Cuando alguien invierte muchos años de estudio para obtener calificaciones al más alto nivel educativo, usualmente aspira a expresar su voz y demostrar lo que vale. Eso riñe con la idea misma de ser considerado un simple “mandadero” de algún sector poderoso.
Eso no quiere decir que los tecnócratas se encuentren “por encima” de la política, y/o que carezcan de valores e intereses propios. Y esta es la segunda falacia que induce al error. Todas las decisiones de los tecnócratas parten de algún marco normativo y tienen impactos distributivos diferenciados en la sociedad. ¿Basta eso para descalificar el carácter “técnico” de sus decisiones? ¿son los técnicos simples políticos con un ropaje científico?
No diría. En Colombia se ha impulsado la tecnocracia desde los años sesenta del siglo veinte. Existe la tradición de nombrar a la cabeza del Ministerio de Hacienda a economistas con doctorado de prestigiosas universidades extranjeras, y hay feudos tecnocráticos en el Departamento Nacional de Planeación y unos cuantos lugares más. Parte importante de la política económica ha estado en manos de los expertos y se ha mantenido relativamente aislada de la política.
Gracias a eso, y a diferencia de la gran mayoría de los países de América Latina, no hemos tenido hiperinflación en Colombia, por no mencionar los efectos benéficos de varias políticas sociales en las últimas décadas. Sin pretender idealizar -ni mucho menos- a la tecnocracia nacional, ¿qué hubiese implicado dejar en manos de los políticos las decisiones económicas y quitar a los tecnócratas de la ecuación? Seguramente que, además de padecer un conflicto sangriento por tanto tiempo, habríamos ido de tumbo en tumbo en materia económica. O, para parafrasear a Joseph Conrad, “el horror… el horror…”
Referencias
Dargent, Eduardo. 2015. Technocracy and Democracy in Latin America: The Experts Running Government. Cambridge y Nueva York: Cambridge University Press.
Universidad de los Andes | Vigilada MinEducación
Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 MinJusticia.
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Vigilada MinEducación
Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 MinJusticia.