¿A quiénes están dirigidos?
Los entrenamientos en habilidades están orientados al público general interesado en desarrollar y fortalecer las estrategias para enfrentar las diversas situaciones de la vida diaria. No se requieren conocimientos previos.
Metodología
Todos los entrenamientos tendrán una metodología de psicoeducación en las temáticas propuestas y un componente práctico en el cual se pondrán en práctica las herramientas sugeridas.
¿Tiene costo?
Todos los entrenamientos serán abiertos a la comunidad general y no tienen costo.
¿Has sentido que tus emociones son demasiado intensas? ¿Tus emociones te llevan a hacer cosas que te generan culpa o arrepentimiento? ¿Sientes que vas de crisis en crisis?
Este módulo te enseñará habilidades y herramientas prácticas para hacer frente a tus emociones y poder navegar con ellas, sin efectuar acciones que interfieran con tus metas de vida o que dañen la relación contigo mismo/a o con tus seres queridos.
Sesión 1: sábado 26
agosto 9:00 am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 2
septiembre 9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 9 septiembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 1: sábado 16
septiembre 9:00 am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 23 septiembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 30 septiembre 9:00 am a 11:00 am
¿Te cuesta identificar lo que estás sintiendo? O ¿Te sientes triste, ansioso, estresado o irritable y no sabes por qué? ¿Quieres mejorar la relación que tienes con tus emociones?
Aunque no lo creas todas las emociones son importantes, en este módulo podrás descubrir cuál es la importancia de tus emociones, cómo se relacionan con tu comportamiento y cómo las podemos aprovechar en nuestro día a día.
Sesión 1: sábado 16
septiembre 9:00 am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 23 septiembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 30 septiembre 9:00 am a 11:00 am
Sesión 1: sábado 7 octubre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 14 octubre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 21 octubre
9:00 am a 11:00 am
¿Sientes que te cuesta lidiar con la tristeza, la ansiedad, el miedo o la ira? ¿te ha pasado que por no saber manejar tus emociones de forma correcta terminas agrandando un problema o conflicto?
En este módulo recibirás un entrenamiento y una guía de cómo regular y manejar esas emociones antes, durante y después de situaciones de estrés y malestar.
Sesión 1: sábado 7 octubre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 14 octubre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 21 octubre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 1: sábado 28 octubre am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 4 noviembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 11 noviembre 9:00 am a 11:00 am
¿Sientes que no tienes las habilidades para establecer relaciones duraderas? ¿Quieres mejorar o cambiar tus relaciones? ¿Te gustaría aprender a poner límites en tus relaciones?
¡Este módulo es para ti! Durante las sesiones de este módulo encontrarás herramientas prácticas para cultivar y fortalecer vínculos en donde se favorezca el respeto y el autorrespeto. Adicionalmente encontrarás un espacio seguro en donde podrás fortalecer tus habilidades sociales por medio de retroalimentación de psicólogos entrenados en el tema.
Sesión 1: sábado 28 octubre am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 4 noviembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 11 noviembre 9:00 am a 11:00 am
Sesión 1: sábado 18 noviembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 2: sábado 25 noviembre
9:00 am a 11:00 am
Sesión 3: sábado 2 diciembre
9:00 am a 11:00 am
Estos espacios son abiertos para todo público, al decidir participar en algún entrenamiento usted se compromete a estar presente y activo durante el tiempo asignado para la sesión, ser respetuoso con todas las personas participantes y los facilitadores.
Es importante tener a disponibilidad una buena conexión a internet para el desarrollo de las actividades, conectarse puntualmente y realizar las actividades sugeridas en el día a día.
El 24 de febrero del 2022 Vladimir Putin ordenó una operación militar especial en el Donbás; región ucraniana. Desde entonces la amenaza de guerra nuclear reapareció: durante el primer mes, las tropas rusas y ucranianas se enfrentaron en las proximidades de Chernóbil. Esto exacerbó la preocupación de que la central nuclear resultase afectada y por lo tanto pudiera presentarse un nuevo accidente nuclear tal y como sucedió en 1986 (BBC, 2022). Posteriormente, el 21 de septiembre del 2022 en un anuncio televisivo Putin además de ordenar una movilización parcial para incrementar el número de soldados en Ucrania, expresó que en caso de verse afectada la integridad territorial rusa no dudaría en utilizar todos los medios a su alcance para proteger a Rusia y su pueblo. (CNN, 2022). Asimismo, durante los presentes días; primera semana de julio del 2023, Ucrania manifestó que Rusia ubicó artillería cerca de la central nuclear de Zaporiyia; la mayor de Europa, pese al riesgo que conlleva utilizar armamento bélico en esa zona (CNN, 2023). De tal modo, reconociendo que en el trascurso de la invasión el riesgo de un Armagedón nuclear no se ha disipado, sino que por el contrario es más latente que nunca. No en vano Biden expresó en octubre del 2022: “No nos hemos enfrentado a la perspectiva del Armagedón desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba” (Infobae, 2022). En ese sentido, el presente escrito analizará la posibilidad de guerra termonuclear desde una postura pacifista desde los postulados de Norberto Bobbio. Para ello, se expondrá que la concepción tradicional de la guerra expuesta por Clausewitz es insostenible ante un escenario de conflicto nuclear. La guerra en su noción más tradicional ha cambiado.
Así pues, se explicará la postura de Bobbio, caracterizada por la figura del laberinto; esta representa la condición humana mediante una analogía en la que existe una salida a un determinado problema, en este caso la guerra nuclear, pero no hay ningún espectador afuera de este que conozca la salida a tal situación, y la de Clausewitz, quien dada su inclinación realista, arguye que la guerra es la prolongación de la actividad política y por lo mismo concluye que el sometimiento de la voluntad del enemigo por medio de la fuerza o con el auto sometimiento del pueblo es el fin de esta. En ese sentido, se expondrán las ideas centrales de cada posición haciendo énfasis en el nuevo paradigma que la posibilidad de guerra atómica implica en las teorías de la guerra; justa y realista, las posturas que hay respecto a tal enfrentamiento, y las limitaciones y contradicciones que conlleva trasladar la interpretación realista al enfrentamiento nuclear, para argüir que la interpretación tradicional de la guerra expresada por Clausewitz es obsoleta bajo la posibilidad de la guerra atómica.
En primer lugar, debe aclararse de dónde proviene la figura del laberinto debido a que a través de ella se articula la justificación de Bobbio referente a la guerra nuclear. Específicamente, el autor menciona tres figuras. La primera de ellas, siendo autoría de Wittgenstein, es la de una mosca atrapada en una botella sin tapón; la mosca puede salir por medio de la boca de esta pero no es capaz de verla. El único que puede hacerlo es el filósofo y por ende solo él puede enseñar a salir de la botella; dicho objeto es la analogía de los problemas mientras que la mosca refleja al hombre.
La segunda alude a un pez en una red. En ella, el pez considera que tiene una salida, entendida como la liberación, pero no es así debido a que está condenado a la muerte. Apenas se abra la red no tendrá posibilidad de un nuevo comienzo, es decir oportunidad de vivir, sino todo lo contrario dado que está condenado a muerte. En esta imagen la tarea filosofía, al contrario de la mosca en la botella en la que enseña a escapar, no es otra que la de predicar qué hacer con el tiempo que se tiene hasta llegue el fin y saber cómo afrontarlo. Por último, como punto intermedio entre las dos figuras previas, la tercera considera que hay una salida, pero no es clara la ruta a seguir al igual que un laberinto: la empresa del filósofo es la de coordinar los esfuerzos entre la acción, avanzar según se pueda, e inacción, detenerse en la medida que sea prudente, pues ha de corregirse el trayecto una vez se reconozca que se eligió el camino equivocado porque la única lección del laberinto es la calle bloqueada.
Así pues, debe enfatizarse en que la relevancia de la figura del laberinto recae en el hecho en que si bien cada imagen; la botella, la red, o el laberinto, alude a un modo concreto de interpretar el sentido la historia y por tanto en ellos se puede representar tres filosofía de la historia[1]; se excluye la concepción religiosa porque la solución no está en la misma historia sino fuera de ella y Dios es el único espectador, y el pesimismo radical por no más que sufrimiento por la ausencia de soluciones, la guerra, teniendo la posibilidad de ser atómica, es un camino bloqueado. El sentido de la historia no puede ser el de la autodestrucción tal y como sucedería con la figura de la red debido a que entonces el final último de ella carecería de sentido. Dicho de otro modo, la figura del laberinto permite entender la filosofía de la historia y a la guerra atómica como un camino
[1] Entiéndase filosofía de la historia como justificaciones del devenir histórico.
bloqueado porque el resultado de dar ese paso, es decir adentrarse en el conflicto nuclear, no sería otro que la autodestrucción misma de la historia y esa acción sería injustificable. En detalle, Bobbio destaca que hay dos maneras en las cuales no puede continuarse por un determinado camino. La primera considera que desde la historia hay caminos obligados pese a que estén bloqueados como el de la esclavitud deben recorrerse; estos se agotan una institución por la constatación de hecho o por un proyecto. Otra inclinación arguye que en el laberinto cuando se llega al final del camino bloqueado es necesario retroceder, o sea, abandonar dicho camino. De tal manera, aparece una escisión entre la imposibilidad de continuar por determinado camino dado que no puede continuarse más por él como sucede con los caminos de la historia los cuales se agotan en cierto momento y la necesidad de abandonarlos porque estos han demostrado que no tiene sentido continuar por ellos.
En el caso de la guerra atómica Bobbio la sitúa como un camino cerrado mediante dos posturas: la guerra es una institución agotada porque ha alcanzado su límite o es una institución inconveniente que debe ser eliminada. La primera postura está ligada al pacifismo pasivo el cual manifiesta que la guerra, dado el carácter nuclear que puede adquirir el enfrentamiento, se ha transformado en un acto tan terrible y catastrófico para los bandos beligerantes que como medio de resolución de conflictos es inútil y por ello mismo está condenada a desaparecer; ha desaparecido desde ya por causa de que es inservible. Por otro lado, la segunda postura está vinculada al pacifismo activo porque las consecuencias que desencadena la guerra atómica; autodestrucción del género humano o al menos su aniquilación parcial, conllevan a que esta sea condenada desde la moral humana; no debe suceder el enfrentamiento nuclear.
En otras palabras, el pacifismo pasivo se respalda en el equilibrio de terror puesto que el terror paralizante de la guerra atómica ocasiona que esta no sea realizada y por ende se desista en su uso, mientras que el pacifismo activo se justifica mediante una conciencia atómica por condenar tal acto dada sus repercusiones desde la moral. Es decir, desde el pacifismo pasivo el hecho que la guerra como institución por la posibilidad de convertirse en un conflicto nuclear se haya dejado de practicar refleja que se ha llegado a un camino bloqueado y por lo mismo la guerra se ha vuelto imposible. Por otro lado, puesto que el pacifismo activo no impide que se desarrolle la guerra sino por el contrario juzga tal decisión, la guerra se ha tornado injustificable.
Ambas posturas demuestran que se ha llegado a un cambio decisivo en el que la guerra es impracticable a pesar de que en el pasado suscitaban esperanzas de renovación por medio de una paz definitiva. El motivo parte del hecho que la guerra atómica no puede compararse con las del pasado y por ende no provocará los mismos cambios sino unos nuevos. Las razones son tres: (i) la metafísica argumenta que ninguna guerra previa colocó en riesgo a toda la humanidad y consecuentemente tampoco puso en cuestionamiento el sentido de la historia sustentado en un telos[1] al cual debería tenderse. (ii) Las teorías de la guerra no pueden justificar la guerra termonuclear dada la escala de esta y (iii) la guerra atómica no sirve al objetivo del enfrentamiento, es decir, no provoca la
[1] Entiéndase telos como fin o propósito.
victoria; en un hipotético escenario de confrontación nuclear las pérdidas, sean materiales, culturales, económicas, sociales, etc.…, serían igual de dramáticas en ambos bandos y por lo mismo no podría dictaminarse un claro vencedor. A partir del cambio decisivo, Bobbio destaca que se presentan diferentes posturas ante tal hecho: el primer grupo está conformado por quienes justifican la guerra atómica, en ella están los realistas por considerar que la guerra nuclear es posible porque la distancia que tiene con otros enfrentamientos es cuantitativo dado el poder de destrucción más no cualitativo porque sigue siendo un conflicto enmarcado en las relaciones de poder.
Asimismo, están los fanáticos; estos respaldan la aniquilación por el considerar éticamente bueno sacrificar la vida y no un bien superior a esta como la libertad. En contraste están los fatalistas, quienes estipulan que la guerra nuclear es necesaria porque no discuten los motivos del enfrentamiento, sino que lo esperan sin más; adicionalmente está la postura nihilista y mística que respectivamente contemplan la guerra termonuclear como una liberación y un castigo divino.
De las cinco posturas, la realista es la más refutable pero no por ello la menos peligrosa. Concretamente, esta inclinación no solo no entorpece el desarrollo de armamento nuclear, sino que, por considerarlo una necesidad del poder de la política, lo estimula; el propósito es crear el arma absoluta. Por lo cual, dado que incentiva la creación del arma definitiva, el realismo debe aceptar el riesgo de la destrucción total y esto supone que reconozca el salto cualitativo de la guerra atómica.
Si por decisión política decide atacarse empleando armamento nuclear, se estaría usando
Adicionalmente, reconociendo que el realismo justifica todo tipo de guerras pues no hay ningún límite y/o actor que la regule a diferencia de la guerra justa en la cual solo determinados actores pueden declarar la guerra, debe recalcarse que la conducta de la guerra está delimitada por cuatro márgenes: (i) referente a las personas; sean beligerantes o no beligerantes, (ii) referente a los objetos; objetos militares, (iii) referente a los medios; prohibiciones de determinado armamento, y (iv) respecto de los lugares; zonas de conflicto. Tal y como expone Bobbio, es evidente que “No hace falta mucha imaginación para darse cuenta de que la guerra atómica no respetará ninguno de estos cuatro límites” (Bobbio, 1999) porque el armamento nuclear no diferenciará ninguno de los límites del conflicto. Tanto civiles como combatientes y recursos militares que estén en rango de acción de la bomba nuclear serán atacados indiscriminadamente.
Por lo tanto, situando la postura de Bobbio, la cual está reconoce la posibilidad de la guerra atómica, frente a los postulados de Clausewitz; (i) la esencia de la guerra es el duelo y este es un acto de fuerza para imponer nuestra voluntad al adversario. (ii) La guerra es la continuación de la actividad política y (iii) la guerra no concluye hasta que la voluntad del enemigo no haya sido también sometida o hasta que el pueblo se someta, hay tres críticas que el primero le habría formulado al segundo. El primer argumento tiene en consideración la figura del laberinto. Independientemente de la postura frente a la guerra nuclear, sea pacifismo pasivo, el cual se fundamenta en el equilibrio del terror, o pacifismo activo, respaldado por la conciencia atómica, la guerra nuclear se presenta como un camino bloqueado por su carácter de aniquilación total.
Por ende, la esencia de la guerra, la cual es el duelo, y el propósito de este, doblegar la voluntad del adversario, no tienen cabida en la guerra nuclear puesto que el duelo mismo deja de ser posible porque se transforma en aniquilación. No hay espacio para que el adversario responda, es decir hay en el sentido propio de la palabra, es imposible que suceda un enfrentamiento por la erradicación del adversario, y por lo mismo, su voluntad ni siquiera es sometida porque es eliminada súbitamente.
El segundo argumento sustenta que la guerra nunca es deseada y aunque lo fuese, las repercusiones que tendría la guerra nuclear no pueden compararse con ninguna anterior. Pese a las limitaciones tecnológicas de la época, los filósofos han condenado la crueldad de la guerra. No en vano “Las guerras han sido siempre horrorosas, y sus mismos contemporáneos las han considerado así” (Bobbio, 1999). Y de igual modo, como se expuso anteriormente, esta nueva guerra (i) pone en riesgo el telos de la historia; no tiene sentido considerar que el fin de la historia es la autodestrucción pues la filosofía de la historia no tendría propósito. Asimismo, (ii) ninguna de las teorías de la guerra, realista y guerra justa, justifica el conflicto nuclear; respecto a la primera dada las limitaciones del ius naturalismo las supuestas justificaciones que generan que en la guerra justa solo uno de los beligerantes tenga motivos para atacar, le terminan asignando la razón a ambos, y la ceguera del realismo, por considerar que la guerra nuclear solo se diferencia cuantitativamente de la otras guerras, no admite que el enfrentamiento mismo acarrea la aniquilación total. Por último, (iii) niega el utilitarismo mismo de la guerra porque no sirve al objetivo de la guerra que es la victoria.
De igual modo, si se considera que la guerra es la continuación de la política, en el hecho de recurrir a esta termina aniquilándose a sí misma. Si por decisión política decide atacarse empleando armamento nuclear, se estaría usando los recursos mismos de la política, en este caso el armamento bélico, para colocar en riesgo la continuidad de la política en sí. La aniquilación total impide que luego del supuesto enfrentamiento pueda desarrollarse la política debido a que se habrá extinto el género humano. Por último, en el enfrentamiento nuclear la guerra no concluye hasta que la voluntad del enemigo y/o pueblo sea sometida porque esta concluye antes de comenzar. En el instante en que se toma la decisión de atacar bélicamente al adversario, ni siquiera de activar las armas, quien decidió tal acto, condenó al enemigo y a sí mismo a la aniquilación; no hay lugar ni espacio tiempo para doblegar la voluntad del enemigo porque esté dejará de existir antes de que su voluntad cambie.
En suma, de presentarse el escenario en el que Bobbio hubiera leído los postulados de Clausewitz, este sin dudarlo hubiera estado en desacuerdo con estos. El principal motivo radica en que ante la amenaza de enfrentamiento nuclear tanto el concepto como los límites de la guerra previos a la creación del arsenal termonuclear son insuficientes para entender las consecuencias que un hipotético enfrentamiento provocaría. Esto sucede porque la postura de Clausewitz, la cual hace parte de la teoría realista, está situada en un momento en el que el poderío bélico no era lo suficientemente letal y masivo para colocar en duda la existencia de la humanidad con su solo accionar.
La vida de María Restrepo ha estado rodeada de aeropuertos. Cuando tenía un año de edad, sus padres migraron con ella a España y desde ese momento el Aeropuerto Matecaña se convirtió en un escenario para las transacciones de su vida. Una vida que ha estado marcada por la migración: a los nueve años regresó a vivir en Colombia, posteriormente migró un tiempo a Francia, nuevamente regresó y ahora se encuentra radicada en Bogotá.
La posibilidad de conocer, vivir y poder contrastar dos culturas tan distintas como la española y la colombiana desde tan temprana edad, la llevó a cuestionarse muy rápidamente en su vida por su identidad, por las razones que la llevaban a ella a ser diferente a sus padres, por la diferencias entre lugares, acentos y costumbres.
A partir de sus vivencias y de esas preguntas que tenía desde pequeña, estudiar Lenguas & Cultura fue algo que encajó perfectamente, durante el pregrado María pudo ir contestando esas inquietudes que la habían acompañado en el divagar de su vida y al realizar su proyecto de grado alrededor del Aeropuerto Matecaña, pudo constatar que esos cuestionamientos que ella había desarrollado alrededor de su vida, no eran sólo de ella, sino que también tenían que ver con la identidad de todos los pereiranos y pereiranas:
Su trabajo de tesis refleja las respuestas a estas preguntas mencionadas anteriormente. A través de su monografía María reinterpretó la historia del Aeropuerto Matecaña y logró situarlo como un lugar clave para el crecimiento y la identidad de Pereira.
María comenzó a pensar en investigar sobre este tema varios semestres atrás, a partir de la clase de Metodologías de investigación en Estudios Culturales, ofrecida por la profesora Camila Aschner. Posteriormente, participó en la Convocatoria de créditos por proyectos de investigación en pregrado, de la Vicerrectoría de Investigación, la cual es una iniciativa que le permite a los estudiantes investigar sobre un tema que escojan, acompañados por un profesor de planta que elijan durante un semestre y además los estudiantes son apoyados con financiación y los créditos son válidos por un Curso de Libre Elección (CLE).
Cuando fue seleccionada dentro del programa de la Vicerrectoría, María comenzó la recolección de información, a través de entrevistas, la revisión de archivo de prensa, también llevó a cabo etnografías en el Aeropuerto y logró reunir una gran cantidad y variedad de fuentes que enriquecieron mucho la monografía, pero al mismo tiempo significaban un reto al momento de escribir y estructurar toda la información:
De esta forma, la tesis de María tiene como hilo conductor su vida, entrelazada con la historia, la identidad, las narrativas y los efectos del Aeropuerto Matecaña en Pereira.
La investigación se divide en tres capítulos:
El aeropuerto de Pereira nace de un esfuerzo ciudadano, los pereiranos y pereiranas en un “afán por apegarse a la modernidad”, construyeron colectivamente y desde sus propios recursos el Matecaña. Realizaron bingos, convites y rifas para lograr construir los primeros cimientos del Aeropuerto y aquella hazaña es un motivo de orgullo para los actuales pobladores de la ciudad. En su trabajo, María evidencia como muchos pereiranos tienen conexiones directas con las personas que trabajaron en la construcción del aeropuerto y guardan memorias de él desde su infancia más temprana, lo que demuestra un vínculo muy significativo con el lugar.
El civismo, el deber del trabajo y la importancia de la colectividad, son algunos de los valores que María identifica alrededor de sus vivencias en Pereira y en la historia del Aeropuerto. En este capítulo María cuenta la historia de sus padres y la de diversos pereiranos que reflejan en el Aeropuerto muchos de estos valores que conforman su identidad: el Matecaña es un símbolo de pujanza y poder que se consolida a la par de la conformación del Departamento de Risaralda y la designación de Pereira como capital de este.
¿Cuáles son las consecuencias de la modernidad? ¿Qué sucede cuando un artefacto como el aeropuerto sustenta un concepto tan grande como la modernidad en una sociedad desigual? Estas son las preguntas en las que profundiza María en el último capítulo de su trabajo de grado. Los usos del aeropuerto varían y cambian con el tiempo, de acuerdo capacidad adquisitiva de las personas, de la situación política del momento y eso desemboca en oleadas de migración, el narcotráfico, el acceso o no al turismo, entre otros usos que el aeropuerto ha tenido en las últimas décadas.
María recientemente se graduó del pregrado y ahora se encuentra muy feliz en su primer trabajo como profesora de francés en un colegio de Bogotá y en el futuro desea seguir escribiendo e investigando. En el mes de diciembre se conocerán los resultados del Concurso Otto de Greiff, concurso creado por la Universidad Nacional en el que se premian los mejores trabajos de grado del país y en el que María representará a la Facultad de Ciencias Sociales de los Andes.
Le pedimos a María que nos diera unos consejos para los estudiantes que están pensando en realizar una monografía de grado, o ya se encuentran en el proceso de hacerla.
La Facultad de Ciencias Sociales Uniandes visitó el 24 y 25 de mayo la ciudad de Cartagena, donde llevó a cabo en la sede Caribe de la Universidad de los Andes la conferencia Geopolítica de la incertidumbre: Análisis y claves para adaptarnos a la inestabilidad global«. El evento fue organizado por la Escuela de Posgrados y la Maestría en Estudios Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales.
La conferencia estuvo a cargo de Víctor Mijares, coordinador de la Maestría en Estudios Internacionales y profesor asociado del departamento de Ciencia Política y Estudios Globales en la Universidad de los Andes. El objetivo de la charla fue brindar a los asistentes herramientas para comprender y enfrentar los desafíos de la inestabilidad global desde una perspectiva geopolítica.
Durante la conferencia, el profesor Mijares abordó temas fundamentales relacionados con la incertidumbre global, los desafíos geopolíticos y las tensiones internacionales y analizó puntos claves para comprender mejor la coyuntura global actual.
La Facultad de Ciencias Sociales, la Escuela de Posgrados, el departamento de Ciencia Política y Estudios Globales y su maestría en Estudios Internacionales agradecen a todos los asistentes por su participación activa y su interés en el tema, y reitera su compromiso en promover el conocimiento y la reflexión sobre grandes desafíos de la sociedad, contribuyendo al desarrollo académico y profesional de las regiones.
La conquista ha sido un tema fundamental en la trayectoria académica de Carl Langebaek. Desde que comenzó a dictar el curso de Etnohistoria para antropólogos e historiadores en 1992, Langebaek comprendió que la conquista es un periodo clave de la historia para entender la forma en que nos relacionamos con el otro y además se dio cuenta que no es posible entender la conquista sin tener en cuenta la diversidad cultural:
“Conquistadores e indios” es la continuación de “Antes de Colombia”, publicación del autor que antecede a su más reciente libro. En Antes de Colombia, Langebaek habla sobre el pasado prehispánico desde la perspectiva arqueológica. De esta forma, “Conquistadores e Indios” es la oportunidad de relatar cómo se transformó la vida de esas comunidades prehispánicas con la llegada de los españoles a nuestro territorio.
El objetivo de “Conquistadores e Indios” es mostrar que la historia de la conquista no es tan simple como pensamos, no hay una verdad absoluta y según desde la perspectiva en que se estudien los hechos se puede ir mucho más allá de la narrativa de “buenos” y “malos” a la que estamos acostumbrados al tratar este tema. El libro desmiente tres grandes mitos:
El libro se compone de diversas fuentes, tanto primarias como secundarias. Al tener un propósito divulgativo, la publicación busca demostrar que en Colombia se ha escrito e investigado mucho acerca de la conquista. De esta manera, “Conquistadores e Indios”, recoge una larga bibliografía de autores colombianos y extranjeros que muestran diversas perspectivas de la conquista. De igual manera, Langebaek utiliza fuentes primarias: documentos que fueron escritos durante la conquista, gracias a una gran obsesión que tenía la Corona Española por dejar todo por escrito, lo que permitió que hoy contemos con valiosos testimonios de personas que vivieron en carne propia este periodo y que muestran perspectivas distintas a las narrativas dominantes y dicotómicas, en las se ve a los conquistadores e indios como víctimas o victimarios.
Langebaek considera que todo historiador o antropólogo que interpela el pasado, realmente está interpelando al presente, con un sueño a futuro de propiciar un mundo distinto al que estudian. Desde un período de tiempo como la conquista se puede apreciar toda la complejidad de las relaciones humanas y entendiendo desde ese punto de la historia la diversidad, es posible darse cuenta que nada es blanco y negro. Todas las versiones tienen matices y dicha reflexión aplica para hoy en día y siempre.
El libro de Carl es una invitación a ser más críticos a “no comer entero” y comprender que una misma situación se puede observar desde diferentes ópticas y es necesario hacer el ejercicio de buscar perspectivas distintas. No nos podemos dividir entre buenos y malos, ese es su deseo “un poco exagerado y ambicioso”, como él mismo lo expresa. Para Langabaek, el antropólogo y el historiador buscan comprender, más allá de lanzar consignas polarizadoras, el verdadero objetivo es comprender y matizar, poner grises donde la gente sólo ve blanco o negro.
Carl Langebaek tiene una visión clara de lo que debe ser la academia y el propósito que debe cumplir dentro de la sociedad. Esta visión la implementa tanto en las investigaciones que realiza, por ejemplo con temas como la conquista, y también desde los cargos administrativos que ejerció:
Durante su paso por la vicerectoría académica, Langebaek fue un gran defensor de la formación sociohumanística de los estudiantes uniandinos. El profesor considera que la formación estrictamente curricular que especializa prematuramente a los estudiantes de pregrado es peligrosa, encasilla y cohibe al pensamiento interdisciplinar que permite conocer mejor los contextos en los que viven los estudiantes y crear un compromiso con el territorio que habitan. El libro “Conquistadores e Indios” puede ser un gran recurso para el curso de Colombia, materia obligatoria para todos los estudiantes de Uniandes, que Langebaek defendió e impulsó desde su vicerectoría, en el que se explica la conformación del país a través del cambio social y ambiental desde la conquista hasta nuestros días.
En su paso frente a la decanatura de la Facultad de Ciencias Sociales, en la que permaneció desde el 2000 hasta el 2011, también fue un fuerte defensor del aprendizaje interdisciplinar, fortaleciendo el Año Básico de Ciencias Sociales y el Centro de Estudios Socioculturales e Internacionales (CESO), el cual tenía como objetivo fomentar la investigación en los distintos departamentos de la Facultad y unificar los criterios de administración y calidad de los proyectos de investigación. En el 2012, el CESO fue reemplazado por la Vicedecanatura de Investigaciones.
Después de publicar este libro, y ya libre de cargos administrativos, Carl Langebaek espera poder regresar a los salones de clases en los Andes, un espacio que encuentra fructífero para sus investigaciones y la creación de un aprendizaje colectivo e interdisciplinar.
Es motivo de orgullo y emoción que varias egresadas de nuestra Facultad de Ciencias Sociales y de la Universidad de los Andes ocupen un lugar en el listado anual de las 100 mujeres más poderosas de Colombia, publicado por la revista Forbes. Este reconocimiento destaca su talento y liderazgo, así como el impacto que generan en la sociedad.
Este listado, reconocido a nivel mundial y que se realiza en 60 países, ubica a nuestras valiosas profesionales, magísteres y doctoras en una posición destacada, y son ejemplo inspirador para futuras generaciones.
De nuestra Facultad de Ciencias Sociales, son 5 las mujeres egresadas de programas como Filosofía, pregrado y maestría en Ciencia Política, quienes forman parte de este listado de Forbes. Ellas no solo han alcanzado el éxito en sus respectivos campos, sino que han contribuido al empoderamiento de otras personas. Su liderazgo es testimonio de que el talento y el esfuerzo no tienen límites.
¡Celebramos y apoyamos el poder y el liderazgo de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad!
¡#OrgulloUniandino! 👩🎓✨33 egresadas están entre las 100 Mujeres poderosas 2023 de @forbescolombia. Las destacadas dirigen empresas líderes en tecnología, banca, automoción, retail y más
— Uniandes (@Uniandes) May 15, 2023
Abrimos 🧵 con las mujeres que son, sin duda, gran inspiración para nuevas generaciones. pic.twitter.com/YC0OtnXigP
La tradición de la “teoría crítica de la sociedad” –inaugurada por Marx y proseguida, sobre todo, por el marxismo occidental– parte de una singular noción de la crítica. Crítica no solo significa denuncia moral (aunque esto no se deja totalmente de lado), sino sobre todo poner de manifiesto las contradicciones de las sociedades contemporáneas.
Para la tradición marxista la “contradicción fundamental” de las sociedades capitalistas es que las relaciones de producción impiden la realización de las potencialidades contenidas en las fuerzas productivas del capitalismo. Esta formulación esquemática y escolar necesita, sin embargo, aclaración. Las fuerzas productivas no son solo las máquinas, ni los métodos técnicos de la producción de bienes y servicios, sino el conjunto de capacidades humanas que transforman la naturaleza y, en esa misma medida, transforman al propio ser humano puesto que este es parte de aquella. Desde el punto de vista de Marx, lo que demuestra el capitalismo no es que la competencia y la rivalidad desarrollan esas potencias humanas de transformación de la naturaleza, sino que la cooperación y la socialización de la producción a gran escala son las responsables de dicho desarrollo. A pesar de que hay competencia entre las empresas, la producción lleva consigo hoy un día una coordinación a escala planetaria. De hecho, la competencia es parasitaria frente a la coordinación y la planificación: prueba de ello es que la competencia o un sistema de precios entre departamentos o unidades de una misma empresa es la receta para la ruina. De este modo, la contradicción es que la producción es ya, de hecho, social, mientras que las relaciones y la repartición de los frutos de la producción se da entre personas privadas contrapuestas entre sí.
Es posible encontrar un sentido similar de la teoría crítica en Hegel. Solo que, a diferencia del marxismo, las contradicciones del capitalismo no se dan en términos de las fuerzas productivas y las relaciones de producción, sino en términos de las demandas y las relaciones de reconocimiento recíproco. La contradicción de las sociedades capitalistas, desde un punto de vista hegeliano, radica en que ella misma crea y produce demandas de reconocimiento que no puede satisfacer.
El reconocimiento es un concepto fundamental en la filosofía política de Hegel porque es la base de su noción de la subjetividad y de la dignidad humana. La dignidad humana se deriva para Hegel, al igual que para todo el idealismo alemán, de la naturaleza de la autoconciencia. Podemos decir que existe algo así como la dignidad humana porque los seres humanos son creaturas autoconscientes, es decir, no son solo conscientes, sino que pueden ser conscientes de que lo son. La dignidad humana es una consecuencia de la autoconciencia porque los seres autoconscientes trazan una contraposición entre ellos mismos y el mundo objetivo circundante. Cuando soy consciente de un objeto (digamos: una casa), puedo decir que yo no soy la casa y que la casa es distinta de mí. La casa aparece como algo y yo aparezco como alguien que no solo es consciente de la casa, sino que puede tener un propósito con ella. Esta distinción entre algo y alguien, producida por nuestra propia conciencia, es la base de la pretensión de la dignidad humana: soy más que una cosa o un animal.
Lo que descubre Hegel es que no basta con que la conciencia produzca esa distinción entre algo y alguien para hablar de la dignidad humana. Los seres autoconscientes están a la espera de que los demás los traten como algo distinto de una cosa o un animal, es decir, los reconozcan como seres autoconscientes, como alguien. No hay dignidad humana ni subjetividad sin reconocimiento. Solo me percibo como una persona si los demás me tratan como tal.
El reconocimiento es entonces la base de la subjetividad, pero también de la historia de la humanidad. La historia es la historia de las formas de reconocimiento. Pero esta historia sigue una lógica y una procesualidad: las sociedades humanas y las formas vigentes del derecho y de la organización social existen porque satisfacen ciertas demandas de reconocimiento, es decir, aspectos o dimensiones en las que las personas reclaman no ser tratadas como cosas, pero, al mismo tiempo, la satisfacción de esas demandas genera nuevas demandas que la formación social vigente no puede satisfacer. Así funciona la lógica y la progresividad de los estadios en la filosofía del derecho de Hegel.
Por ejemplo, la familia satisface una demanda de reconocimiento: el amor. Cuando los individuos sienten el soporte y el amor de sus familiares y de sus personas más cercanas, desarrollan un tipo de autoconfianza que los hace percibirse como personas, como alguien y no como algo. Pues solo soy alguien en la medida en que otras personas soportan mi existencia con su cariño, cuidado y preocupación. Cuando los padres celebran que el niño comienza a caminar, dice sus primeras palabras, obtiene buenas calificaciones, etc., el niño alcanza su autorrealización como persona, como alguien, porque percibe que su vida tiene importancia para otras personas; percibe que él puede ser único, singular e irrepetible en su existencia consciente, pero que su singularidad se afirma y es valiosa para la singularidad de otros. Sin embargo, la familia crea una nueva necesidad de reconocimiento que ella no puede satisfacer: la autonomía individual. Por medio del amor, el niño descubre que es una existencia singular y valiosa, pero la familia no puede satisfacer del todo la pretensión de afirmación de la singularidad del individuo porque los padres siempre se sienten responsables por sus hijos. Es necesario para el niño, convertido en adulto, tener una responsabilidad propia. Por ello parte de su casa y crea una nueva familia.
Con esto en mente, entramos al capitalismo, a la sociedad de mercado que Hegel denomina “sociedad civil” en sus textos. El capitalismo y el Estado liberal nacen porque satisfacen la demanda de autonomía del individuo. Ser alguien y no algo incluye no solo ser querido, sino también tener un espacio de independencia en donde los otros no me digan qué hacer; incluye también la esfera de la propiedad privada porque la razón para tener posesiones personales es que, como no soy una cosa, tengo derecho a disponer de las cosas del mundo a mi voluntad, excluyendo la voluntad de los otros. Pero el punto es que la satisfacción de la demanda y pretensión de autonomía crea una nueva necesidad de reconocimiento que ni el capitalismo ni el Estado liberal pueden satisfacer: se trata de la demanda de la satisfacción individual o de la realización de la singularidad. Veamos.
Para Hegel, el mercado, antes que un mecanismo económico es una institución del reconocimiento. Cuando consigo un empleo u otros están dispuestos a pagar por los bienes o servicios que ofrezco, hay una valoración positiva de mis capacidades por parte de los demás. Acá hay un giro sutil pero decisivo: la realización individual no consiste únicamente en que los otros no me molesten en el disfrute de mi propiedad y en mi toma de decisiones, sino en que ellos valoren positivamente mi ser singular: mis capacidades y mi historia de vida irrepetible. La satisfacción que produce la transacción mercantil exitosa no es solo la consecución de recursos económicos, sino una valoración positiva de la propia singularidad. Ahora bien, para Hegel, esto es un ideal normativo que produce la propia sociedad de mercado, pero que está en incapacidad de cumplir. En efecto, la valoración positiva de la propia singularidad a través de las sociedades de mercado es una excepción y un privilegio en las sociedades capitalistas, sobre todo porque esa valoración positiva se realiza a costa de que otros no puedan realizarla. El reconocimiento recíproco se rompe.
Hay dos fenómenos típicamente capitalistas que muestran esto: la división del trabajo y la pobreza. La división del trabajo hace que cualquier individuo sea reemplazable en su trabajo. En este sentido, el individuo puede bien conseguir los medios de subsistencia cuando se emplea en una empresa (aunque esto no siempre es el caso), pero no obtiene la valoración positiva de su singularidad al hacerlo. La promesa normativa del mercado, que comenzó a hacer parte del consenso moral implícito de la sociedad en la medida en que las relaciones mercantiles se extienden en el espacio social, se ha roto. Lo mismo pasa con la pobreza. Si hay una definición de la pobreza en Hegel, esta sería la de estar imposibilitado para obtener la valoración positiva de la propia singularidad. El pobre es esencialmente invisible en el mercado y lo es también en el Estado liberal porque su situación se iguala falsamente a la del rico en virtud de la igualdad formal ante la ley. Así, el capitalismo fracasa en su propia promesa normativa.
La solución para Hegel es una socialdemocracia fuerte y un republicanismo político que satisfaga la demanda de reconocimiento de la valoración positiva de la propia singularidad por dos vías: políticas redistributivas y una discusión/negociación democrática de los patrones de interacción en el mercado, sin llegar a abolirlo del todo para no comprometer la satisfacción de la autonomía individual.
La revista Imprenta tiene como objetivo ofrecer una plataforma de reflexión interdisciplinar sobre distintos desafíos que afectan a las ciencias sociales y a diversas disciplinas. En el tercer número de la revista buscamos abrir espacios de reflexión y discusión sobre la perspectiva global en Ciencias Sociales y cómo los desafíos del mundo contemporáneo nos obligan a repensar las categorías de análisis más allá de las divisiones disciplinarias y del nacionalismo metodológico y, al mismo tiempo, invitan a abordar los problemas sociales desde una visión transnacional, interdisciplinar, histórica, descentrada y crítica.
En este sentido, queremos invitarles a contribuir con reflexiones sobre la perspectiva global en Ciencias Sociales desde los siguientes ejes de reflexión:
Características de los artículos:
En esta oportunidad, la coordinación editorial de este número está a cargo del profesor Jean-Marie Chenou (jm.chenou@uniandes.edu.co) y de la estudiante del doctorado en Ciencia Política Nathalie Chingate-Hernández. Puedes remitir tus contribuciones y preguntas al correo i.chingate@uniandes.edu.co
Durante la campaña presidencial del 2022, el Pacto Histórico enfatizó en la paz como eje central de su plan de gobierno. Específicamente, luego de haber ganado las elecciones, el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez, han liderado múltiples reuniones en las zonas periféricas del país centradas en escuchar las peticiones de la población para garantizarle mejores condiciones de vida según sus necesidades. De las más llamativas puede destacarse la realizada en el municipio de El Tarra, localizado en el Catatumbo. El objetivo de esta era evaluar la situación de seguridad en la región. Específicamente, se determinó que el 24 de agosto del 2022, es decir, durante el primer mes de gobierno, sería la fecha del comité de seguridad. Sin embargo, debido a que la avanzada del presidente sufrió un atentado, el comité fue reubicado en Cúcuta por decisión del ministro de defensa Iván Velázquez. No obstante, a pesar del percance, el 26 de agosto el presidente logró desarrollar la reunión en El Tarra[1]. En dicho evento, Petro manifestó la necesidad de construir una universidad en ese municipio pues, según él, la educación superior permitiría garantizar mejores condiciones de vida para la población. El incrementar el nivel educativo de la población permite que esta no incurra en las actividades ilícitas pues por medio del trabajo legal puede satisfacer sus necesidades básicas gracias al salario. En
[1] (La Silla Vacía, 2022)
otras palabras, la construcción de la Universidad del Catatumbo ayudaría a reducir el nivel de violencia en El Tarra y municipios aledaños por brindar la posibilidad de incrementar el nivel educativo. De ese modo, el presente artículo analizará cuál es el primer paso para asegurar la Paz Total.
En primera medida, debe destacase que el concepto de paz puede entenderse de dos maneras: paz negativa y paz positiva. La primera considera la ausencia de confrontación directa – es decir, un conflicto armado – como paz, mientras que la segunda considera que esta solo es factible con la reducción de la violencia[1]. Dicho de otro modo, la paz negativa centra su atención en el desarrollo de un conflicto bélico entre dos o más actores por considerar que la violencia es generada exclusivamente por el enfrentamiento armado. En contraste, como la paz positiva considera que pueden presentarse diferentes tipos de violencia; simbólica, estructural, económica, etc.…, esta permite analizar otras prácticas violentas más allá de la guerra. En ese sentido, situando ambas categorías de paz en el caso colombiano, es claro que ambas coexisten pues determinadas zonas del país experimentan ambas a la vez, ninguna de las dos o una más no la otra. Para ejemplificarlo, por un lado, el Estado está en disputa directa con adversarios que se oponen a él, como lo son las guerrillas – Segunda Marquetalia, el ELN y las disidencias de las FARC-, y Grupos Armados Organizados, como el Clan del Golfo, Los Rastrojos, entre otros.
[1] (Fisas, 2006, pág. 21)
Reconociendo las limitaciones del Estado colombiano, entre las cuales está su incapacidad de proveer servicios y bienes públicos de forma universal para todos los ciudadanos como la educación universitaria, ante todo debe garantizarse el monopolio de la fuerza, pues este permite proveer el acompañamiento institucional del Estado en las regiones las que más lo requieren
Asimismo, actos de violencia sistemática como los feminicidios y homicidios que acontecen en el país impiden un escenario de cero violencias. No obstante, aunque la paz negativa y paz positiva son igual de importantes, intuitivamente, parecería más sencillo garantizar la primera que la segunda pues independientemente de los medios por los cuales se consigue el fin del conflicto armado, en el instante en el que cesa el fuego entre los bandos beligerantes, se consigue la paz. Por otro lado, el conseguir la paz a través de la disminución y erradicación de los diferentes tipos de violencias es un ejercicio más complejo pues requiere que se definan qué clase de violencias hay; no es posible combatir un fenómeno social cuando se desconoce qué es, y priorizarlas según su importancia para así combatirlas. Para ejemplificar la complejidad que acarrea intentar categorizar los tipos de violencia, se acude a dos visiones totalmente distintas pertenecientes a la literatura académica. Según el sociólogo Fisas, existen dos tipos de violencia: la estructural y la cultural. En la primera, no hay perpetradores a quienes se les pueda imputar responsabilidad por las situaciones que padecen las víctimas. Mientras, la segunda sucede por la asimilación de la violencia a través de costumbres y tradiciones[1]. De tal modo, podría considerarse que la imposibilidad de acceder a la educación superior por la falta de instituciones educativas es violencia estructural por negar el derecho a la educación, como también es violenta la discriminación que experimenta la comunidad LGTBIQ+ por causa del comportamiento los sectores conservadores de la sociedad hacia ellos.
[1] (Fisas, 2006, pág. 29)
Sin embargo, tal y como se mencionó, es complejo -más no imposible – reducir dichas violencias, debido a que no se le puede asignar a nadie de forma explícita la responsabilidad de dichos sucesos. Así pues, reconociendo que la paz negativa al menos traza un objetivo más preciso, el cual es el cese del conflicto, se devela que un primer paso para alcanzar la paz total propuesta por el Pacto Histórico recae en finalizar el conflicto armado con los múltiples actores que están inmersos en él. Al garantizar el cese del conflicto, inmediatamente se obtendría la paz negativa, dado que el Estado colombiano recuperaría el monopolio de la fuerza. Esto implicará que cuestiones básicas como el tener la facultad de movilizarse por el territorio nacional serían posibles sin riesgo alguno. Esto es más claro con la situación que experimentó la comitiva del presidente. El haber reubicado el comité de seguridad por la misma inseguridad que significaba realizarlo en El Tarra manifiesta que en la actualidad ni siquiera la máxima figura del Estado Colombiano tiene asegurada la integridad de su vida si decide transitar por el país. Por ende, reconociendo las limitaciones del Estado colombiano, entre las cuales está su incapacidad de proveer servicios y bienes públicos de forma universal para todos los ciudadanos como la educación universitaria, ante todo debe garantizarse el monopolio de la fuerza, pues este permite proveer el acompañamiento institucional del Estado en las regiones las que más lo requieren: en el instante en el que el gobierno aseguró el control de la zona realizó acorde a lo planeado el comité de seguridad en El Tarra, y en esa misma reunión, luego de analizar la situación de la región, reconoció la necesidad de construir una universidad para proveer educación superior en el Catatumbo.
Bibliografía
Juan Martín Fierro se describe como un “abogado atípico, escritor en obra, cronista musical”. Su carrera profesional ha estado marcada por la interdisciplinariedad, se graduó en 1999 y desde entonces combinó su labor como abogado con el periodismo y la comunicación. Publicó su primera novela en 1997, titulada “La música en mis ojos” y ahora regresa a la ficción con “Madre Sierra”, la segunda publicación literaria que realiza.
Desde principios de la década de los 2000 se mudó a Santa Marta y se enamoró de la Sierra Nevada y de los contrastes sociales que encontraba en ella. Desde las Ciencias Sociales, principalmente desde la Antropología, se ha investigado ampliamente a la Sierra Nevada, sin embargo, Fierro considera que la literatura colombiana aún está en deuda con este territorio lleno de historias. Esta deuda, sumada a su fascinación por la Sierra, lo llevaron proponer esta novela que por medio de la ficción relata uno de los episodios de violencia más grandes que ha vivido la región del Caribe colombiano.
Para escribir la novela llevó a cabo una investigación de seis años en los que a través de viajes constantes al territorio, Juan Martín pudo conocer de primera mano testimonios de las víctimas del conflicto armado en la región, historias que le sirvieron de inspiración para crear los personajes que presenta en la novela. El libro tiene como objetivo mostrar toda la diversidad de experiencias con las que las personas pueden encontrarse al adentrarse en este territorio mágico y ancestral; por un lado, pueden presenciar una belleza exorbitante de la naturaleza que la rodea y por el otro, pueden ser testigos de las tragedias más grandes que ha dejado el conflicto armado colombiano.
El libro relata la historia de Marysa, una mujer holandesa que regresa a la Sierra Nevada de Santa Marta para cumplir la última voluntad de su papá, quien deseaba ser enterrado en “la montaña litoral más alta del mundo”. Durante la realización de su misión conoce a Jacinto, un campesino de la región que la acompaña en el viaje y la ayudará a cumplir su objetivo.
En el año 2022 el Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales de la Universidad de los Andes abrió el pregrado en Estudios Globales. Con este programa, único en el país y la región, la Universidad de los Andes propone una visión actual, innovadora e interdisciplinar para formar profesionales capaces de entender y responder a un mundo globalizado, en el cual la creciente internacionalización de las interacciones humanas, los fenómenos políticos, económicos, sociales y culturales tienen cada vez más impacto en el ejercicio del poder, la producción de bienes e ideas, y los flujos de personas. La perspectiva de los Estudios Globales propone un abordaje de problemas sociales y políticos desde una visión transnacional, interdisciplinar, histórica, descentralizada y crítica.
Así, con el propósito de fortalecer la perspectiva global en las ciencias sociales, el Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de los Andes se complace en anunciar la apertura de una convocatoria pública para vincular a un/a profesor/a de tiempo completo y dedicación exclusiva a su planta docente en el área de Estudios Globales a partir del primer semestre del 2024.
Universidad de los Andes | Vigilada MinEducación
Reconocimiento como Universidad: Decreto 1297 del 30 de mayo de 1964.
Reconocimiento personería jurídica: Resolución 28 del 23 de febrero de 1949 MinJusticia.
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