Editorial
Descontento popular y elecciones
Por: Juan Carlos Rodríguez, Profesor Asociado del Departamento de Ciencia Política
Un análisis preliminar de dieciséis grupos focales que hicimos a fines del año pasado buscando caracterizar la polarización afectiva en Colombia parece indicar que, más que una sociedad polarizada, hay casi un consenso en el hondo hastío de la gente con la forma como han gobernado “los mismos de siempre” y un urgente deseo de cambio profundo. Este sentimiento es de alguna manera un eco de las masivas movilizaciones de protesta que vio el país durante los últimos tres años.
Conjeturo que es esa urgencia y ese fastidio, ese deseo de cambio profundo, lo que al menos en parte explica el triunfo del Pacto Histórico (PH) en las elecciones legislativas del mes pasado y el favoritismo creciente de la candidatura de Gustavo Petro en las prematuras encuestas electorales de las últimas semanas, dos hechos sin precedente en la historia política de Colombia desde que tengo memoria.
Quizás un análisis basado estrictamente en el número de curules que, al menos por el momento, corresponden a cada partido sugiera que la composición del nuevo Congreso no diferirá mucho del que termina su período legislativo a mediados del año. Sin embargo, es imposible soslayar el poderoso mensaje simbólico que transmite el hito de que una coalición de izquierda sea el movimiento político más exitoso en las elecciones de ambas cámaras. La arriesgada apuesta que hizo el PH de ofrecerle listas cerradas a una ciudadanía acostumbrada a votar por personas y no por proyectos colectivos le salió asombrosamente bien. Y sospecho que ése, que —para usar una categoría manida pero perezosa y analíticamente pobre— no podría catalogarse sino como voto de opinión, es la expresión electoral de ese sentir airado que inundó las calles de las principales ciudades en 2019, luego en 2020 y también en 2021, y del hastío que parece destilarse de las expresiones de quienes participaron en los grupos focales que mencioné al principio.
Entre los candidatos presidenciales en carrera, Petro es quien mejor ha logrado interpretar ese vehemente, aunque polisémico, deseo de transformación. En una campaña en la que, por primera vez en muchas décadas, el conflicto o la paz no están en la agenda (y esta última sí que debería estarlo), la derecha no logra encontrar un mensaje distinto de aquél del miedo al “castrochavismo” o a sus diversas reencarnaciones recientes. El Centro Democrático, cuyos insólitos intentos de desmarcarse de su propio gobierno han resultado muy poco convincentes, perdió a su candidato en los ejercicios de calentamiento y ahora le ofrece el beso de la muerte a un aparentemente reacio “Fico” Gutiérrez.
El centro, por su parte, ha subestimado la irritación de la ciudadanía. Algunos la han malinterpretado al intentar, de manera a la vez simplista y peligrosa, encorsetarla en una retórica anti-política. En la inmovilidad por el temor a acercarse a cualquiera de los “dos extremos”, las propuestas de Fajardo parecen poco creíbles o insuficientes para la intensidad del cambio que pide un electorado impaciente.
Es apresurado aventurar pronósticos electorales. Aún puede pasar cualquier cosa en las casi ocho semanas que faltan para la elección en primera vuelta. (Y, la verdad, siento por la espalda un escalofrío al pensar lo que en este país ese cualquier cosa podría incluir.) Sin embargo, a juzgar por las tendencias actuales de la opinión, hoy es menos improbable que nunca que Colombia tenga a partir de agosto su primer gobierno de izquierda. Este escenario —que le implicaría a un eventual presidente Petro la espinosa tarea de transformar la representación amorfa del descontento en propuestas concretas y de navegarlas por un Congreso de muy difícil manejo— constituiría sin duda un parteaguas en la historia política del país.
Análisis e Investigación
"Movimientos sociales y representación política", dentro y fuera del aula
Por: Virginie Laurent, Profesora Asociada del Departamento de Ciencia Política
Varias de las asignaturas que ofrezco desde la Universidad de los Andes se relacionan con mis investigaciones. En gran parte, estas últimas se han enfocado en los procesos de movilización social y política de los pueblos indígenas en Colombia y Latinoamérica. Más recientemente, se han interesado en la forma cómo la política –o lo político– se expresa no solo a través del voto, sino también desde operaciones calificadas de “resistencia”, para manifestar inconformidad y reivindicaciones “desde la calle”.
Mi curso titulado “Movimientos sociales y representación política: una mirada desde las identidades” se conecta directamente con estos temas. Fue el primero que dicté cuando entré al Departamento de Ciencia Política, en enero del 2008. Una y otra vez, lo he estado brindando desde entonces. Es el caso en el presente semestre. ¿Cómo, entonces, pensar un mismo curso, durante tantos años? ¿Será posible, sin aburrirse –y con el objetivo de no aburrir a lxs estudiantes? De por sí, indudablemente, es un reto… aunque, al fin y al cabo, el curso nunca es el mismo.
De hecho, en estos –ya catorce– años, ocurrieron cambios en nuestro mundo y Colombia no es la excepción. Cambios a veces difíciles de percibir en el día a día, pero que la visión retrospectiva ayuda a captar, de repente más aún cuando pasa por el lente de un curso que, justamente, aspira a proponer claves para analizar ciertas de estas transformaciones. ¿En qué medida la afirmación identitaria se concreta en términos de inclusión y participación en el debate político? ¿Con qué efectos, posibilidades y limitaciones? De manera más general, ¿cómo concebir la articulación entre identidades, ciudadanía y democracia? Y ¿qué papel juegan los movimientos sociales en estas dinámicas? Estas son algunas de las preguntas que se abordan en el curso.
Como punto de partida, nos referimos a enfoques teóricos sobre la(s) identidad(es), los movimientos –o las movilizaciones– sociales y la representación política. Pero, en especial, llama nuestra atención la forma cómo llegan a traducirse y articularse dichos conceptos, desde las prácticas. En este sentido, toman especial importancia las experiencias concretas y las reflexiones inspiradas desde nuestra cotidianidad.
Así, enriquece considerablemente las discusiones la participación de invitadxs; al respecto merecen un agradecimiento especial Marcela Sánchez, de Colombia Diversa, y Juan de Dios Mosquera, del Movimiento Cimarrón, por acompañarnos con generosidad. Igualmente nos es útil, desde una perspectiva crítica, fijarnos en dimensiones coyunturales que ayudan a poner los debates en contexto: desde el Mayo francés de 1968 y los varios episodios de la Minga y del Paro Nacional, hasta la llegada de Francia Márquez –y de varias otras figuras afrodescendientes– a la candidatura vicepresidencial de Colombia, pasando por la orden dada por la Corte Constitucional de incluir el género no binario en documentos de identificación, entre múltiples ejemplos.
Por último, pero no menos importante, el curso debe mucho a la participación de lxs estudiantes. Vienen de Bogotá o sus alrededores, de diferentes regiones del país o de otros países del mundo y, desde sus propias vivencias, aportan a su vez al conocimiento. Sin duda, esto vale para cualquier curso. Forjar el aprendizaje en vía colaborativa es lo que me anima como docente. Para pensar –y ayudar a construir– nuestra sociedad, no solo dentro, sino también fuera del aula.
Datos de la semana
Colombia entre los seis países de la región con menor apoyo a la democracia
Apenas el 53% de los colombianos esta de acuerdo con la expresión “Puede que la democracia tenga problemas, pero es mejor que cualquier otra forma de gobierno”. Esto ubica a nuestro país dentro el grupo de seis naciones latinoamericanas en las que se registra el menor apoyo la democracia.
Colombia internacional en Abstract
El conflicto armado colombiano y sus refugiados: protección legal internacional versus intereses estatales interregionales
Por: Michael Nabil Ruprecht
Objetivo/contexto: Este artículo analiza la protección internacional otorgada a los refugiados colombianos en los países vecinos, con un enfoque particular en Panamá, Venezuela y Ecuador. Se examinan sus intereses políticos y de seguridad en su proceso de reconocimiento legal de dichos flujos migratorios interestatales considerando sus obligaciones internacionales según la Convención de Ginebra de 1951. Posteriormente, se explora el impacto de distintas etiquetas de protección otorgadas a los refugiados en la formación de sus identidades. Finalmente, se intenta cuestionar y desafiar la evolución del papel y de las responsabilidades del ACNUR bajo su mandato de 1950 en proteger dichos migrantes. Metodología: Este caso de estudio empírico está basado en una revista cualitativa de la literatura sobre los flujos migratorios a raíz del conflicto armado, incluso informes oficiales publicados por agencias de la ONU y por ONG internacionales y colombianas. Conclusiones: Las dinámicas complejas que sustentan los intereses interregionales políticos y de seguridad de los vecinos de Colombia llevaron a un reconocimiento legal limitado o ausente de los migrantes forzados. Originalidad: El texto aporta elementos para suplir el vacío que se encuentra en los estudios sobre la incapacidad en encontrar soluciones duraderas en brindar protección a los refugiados colombianos desplazados en los países vecinos.
Palabras Clave: Colombia, conflicto armado, refugiados, Panamá, Venezuela, Ecuador, protección internacional
Noticias
Por segundo año consecutivo el programa de Ciencia Política de la Universidad de los Andes aparece en el Ranking QS como el mejor del país y como uno de los 100 mejores del mundo. ¡Felicitaciones al departamento!
La profesora Virginie Laurent publicó un artículo titulado «Dinámicas políticas indígenas en contexto de transición en Colombia. Apuestas y resistencias alrededor de las elecciones de 2018-2019» Este trabajo fue publicado en la Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
El pasado 23 de marzo la profesora Virginie Laurent compartió en NACLA online una nota que escribió sobre la apuesta del Pacto Histórico en el marco de las elecciones de 2022: «¿De la resistencia hacia la presidencia?»
El 30 de marzo la profesora Laura Wills participó en el encuentro “Mujeres y Poder Político”.
El pasado viernes 1 de abril se llevaron a cabo las dos ceremonias de grado de la Facultad de Ciencias Sociales. Ese día se graduaron 29 politólogas, 14 politólogos, cinco magíster en ciencia política y dos doctores en ciencia política. ¡Felicitaciones!
Agenda
Mañana jueves 7 de abril se llevará a cabo en Villa Paulina el coctel de despedida de los y las graduadas de los programas del Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales.
El 8 de abril arranca la nueva jornada de #ClasealaCalle sobre Cambio Climático en esta ocasión coordinada por el colectivo Revolución Científica. Se realizarán jornadas presenciales el 6 y 8 de abril, y virtuales.
El próximo jueves 7 de abril se llevará a cabo el Primer Coloquio de Prácticas Significativas de Docencia en Ciencias Sociales. Este estará a cargo de la profesora Ana María Otero-Cleves
Oportunidades
El Consejo Estudiantil de la Facultad de Ciencias Sociales abrió convocatoria para quienes estén interesados en formar parte del mismo.
Hasta el 8 de abril está abierta la posibilidad de inscribir opciones académicas.
Director
Miguel García Sánchez
Asistente Editorial
María Byfield Pérez
Fanny Medina Ariza
Diseño Gráfico
Andrés Felipe Montoya
Ossman Aldana