Editorial
Seguridad ciudadana basada en evidencia empírica
Por: Ingrid Johanna Bolívar, profesora Asistente Departamento de Ciencia Política
Fue la propia Vice-rectoría Uniandina de Desarrollo la que inconscientemente registró esta efeméride cincuentenaria. Lo hizo enviando un mensaje de conmemoración a todos los que nos graduamos en 1971, acompañado del libro del Rector Gaviria, Otro Fin del Mundo es Posible.
Este amable gesto institucional dio pie al envío de un agradecimiento – copiado al Director del Departamento – de donde salió la invitación a escribir esta apretada evocación.
Indudablemente, cincuenta años de estar graduando politólogos profesionales permiten una aproximación panorámica al desarrollo de nuestra disciplina. La hago a riesgo de que se me tilde de “agente promotor” del Departamento. No importa, ¡esto vale mucho la pena!
Sea lo primero el reconocimiento a la incomparable tenacidad de Fernando Cepeda, quien, con su liderazgo incansable, en 1971 ubicó la naciente disciplina – formalmente aprobada – en el partidor irreversible del viaje hacia su consolidación en Colombia. Desde entonces, buenas aguas han pasado por este continuo y rico recorrido disciplinar.
A lo largo de este medio siglo, se pasó de la arrogante e impertinente presión a explicar “qué éramos, para qué servíamos y cómo nos habríamos de financiar”, a posicionar la carrera en el catálogo de los numerosos programas académicos pre y posgraduados de Ciencia Política existentes en las principales universidades públicas y privadas del país. Se superó con creces la despectiva y errónea creencia de que, o éramos un apéndice del Derecho Público, o una mera arandela de la Economía política, o un reemplazo críptico de la Sociología – tan cuestionada y perseguida entonces -, a alcanzar la solidez teórico-conceptual y metodológica de una disciplina autosuficiente y autónoma.
De un pregrado con muy pocos alumnos, el tamaño del cuerpo estudiantil fue creciendo significativamente. Se me informa que en los últimos siete años ha habido un ingreso anual promedio de 58-60 personas provenientes de toda Colombia, muchas becadas. A nivel posgraduado, para el mismo lapso, las dos Maestrías existentes promedian 50 alumnos. Además, se cuenta con un Doctorado que ya ha graduado los primeros doctores en Ciencia Política.
Paralelamente, se ha ido configurando una planta profesoral (de colombianos y extranjeros) que holgadamente cubre las principales áreas temáticas de las mallas curriculares de estos programas (teoría política, estado, gobierno e instituciones políticas, política comparada, política colombiana, relaciones internacionales, metodología de la investigación…). Esta nómina de profesores-investigadores plurales e independientes, sin excepción, ha adelantado estudios posgraduados en las mejores universidades estadounidenses, europeas y latinoamericanas, hasta alcanzar niveles doctorales y posdoctorales, que han permitido abrir puertas hacia la conquista de las otras aristas académicas politológicas. Así en lo atinente a la investigación, aparte de la creación y fomento de semilleros y grupos de investigación afiliados a Minciencias, se ha ido pasando de los estudios pioneros sobre comportamiento electoral, partidista y legislativo, al abordaje de muchos temas afines como clientelismo, presidencialismo, reforma política, ciudadanía, civilidad, gobernanza, política internacional, democracia participativa y deliberativa, corrupción, narcotráfico, conflicto armado, violencia y paz, entre otros. La publicación y difusión de los resultados de las pesquisas se difunde en libros, capítulos de libros, artículos académicos y columnas de opinión de alcance nacional e internacional. Adicionalmente, se tienen revistas indexadas propias y semanalmente se publica este Boletín institucional. La lista disponible de publicaciones es enorme.
En clara consecuencia con la importancia de extender e irrigar la experiencia científica y los recursos y destrezas disciplinares y cognitivas en beneficio de la interdisciplinariedad Uniandina (cursos de servicio, ciclos de conferencias sobre diversos temas políticos e investigaciones pluridisciplinarias) y de la vida cotidiana nacional, la apertura de la extensión académica del trabajo profesoral, entre otros, se ha ido extendiendo a los ámbitos de orientación a la opinión pública en los diferentes medios de comunicación y en las redes sociales, de las consultorías y asesorías públicas y privadas, de la vinculación creciente a espacios decisorios en campos tan variados como la definición de política pública innovadora, la participación en comisiones de expertos sobre asuntos de interés público – la reforma política – y la participación activa en temas cruciales como la construcción y negociación de la paz. También se han abierto centros y programas especializados de extensión como Congreso Visible, Gender, Justice and Securiyty Hub y el Observatorio de la Democracia.
Por otro lado, y a veces con el prestigio ganado y otras con el usufructo de los semestres sabáticos, la búsqueda y aceptación de invitaciones de docencia e investigación en universidades, centros y fundaciones de muchos otros países, la participación en comités editoriales, evaluadores y en jurados calificadores, así como la presencia en congresos y foros profesionales y la membresía activa en agremiaciones politológicas colombianas y extranjeras y de las ciencias sociales más afines, se han convertido en actividades corrientes de la vida académica de los colegas.
Este cúmulo de actividades disciplinares del Departamento de Ciencia Política, primeramente se refleja en unos egresados provistos de destrezas integrales, idiomáticas, comunicativas y tecnológicas enmarcadas en una clara capacidad analítico-crítica y en una formación integral, ética y rigurosa, que logra una variada inserción laboral – bien acogida en el mercado profesional – y que abarca las principales aristas del ejercicio profesional: desde la formación académica posgraduada en politología o en disciplinas afines para una preparación en docencia e investigación profesional, pasando por el ejercicio de la política en sí misma – en todos los niveles del amplio organigrama estatal -, pasando a la inserción en los campos de la diplomacia y la multilateralidad, del activismo socio-político, la comunicación y el periodismo, hasta llegar al de las asesorías y las consejerías públicas y privadas.
Desde que comenzó a rankearse con sus pares institucionales a nivel doméstico y foráneo, según el World University Rankings, el Departamento viene subiendo de posición. Para el último año, el reconocimiento al desempeño de su profesorado, a la atención y apoyo al estudiantado y a su infraestructura académica, lo mantiene dentro del grupo de los cien mejores programas politológicos del mundo, lo ubica en el segundo lugar a nivel de América Latina y le mantiene el primer lugar en Colombia, donde ya hay más de veinte programas.
Me cabe la satisfacción de haber sido parte de esta historia académica desde que empecé a estudiar hace más de cincuenta años y ahora me regocijo por la oportunidad de evocar este estupendo recorrido. Hoy el Departamento es un referente cabal de la excelencia académica Uniandina, medida tanto en el alcance palpable y beneficioso de sus aportes al entorno democrático circundante, como en el reconocimiento proveniente del juicio de sus muchos interlocutores. ¡Están aseguradas la sostenibilidad y el desarrollo que constantemente le imprimen sus protagonistas!
Análisis e Investigación
Políticas de la Tierra habitada
Por: Lina Álvarez, Profesora Asistente Departamento de Ciencia Política
Mi investigación busca contribuir a la elaboración de una “política de la tierra habitada” a partir de una perspectiva feminista decolonial, problematizando el fetichismo de la política estado-céntrica y sus pilares antropocéntricos. Siguiendo al filósofo camerunés F. Eboussi Boulaga, hablo de “fetichismo” en el sentido que la forma-Estado se presenta como principio y no como efecto de la organización histórica de un pueblo. Al hacerlo, se ocultan los procesos profundamente violentos que dieron lugar a esta forma histórica (por ejemplo, la profesionalización y nacionalización de ejércitos, la creación de un aparato altamente centralizado, corrupto y burocrático, la creación de instituciones de vigilancia como la policía de granos en Europa o las políticas fiscales que desde el siglo XVII sirvieron como mecanismo para desarrollar un gobierno a distancia). La palabra “fetichismo” hace igualmente referencia al proceso de separación del Estado de aquello de lo que debería estar unido; a saber, del pueblo y de la Tierra que permite la existencia material y simbólica del ser humano, convirtiéndolos incluso en sus enemigos. Por otra parte, hablo de fundamentos “antropocéntricos” para hacer referencia a las teorías contractualistas que dan cuerpo a la política moderna y a las teorías racionalistas del derecho que, en la modernidad, hacen de la simple razón humana, del lenguaje o del poder la fuente de la normatividad social. Como lo señala M. Serres, estas teorías son “a-cósmicas”, pues al fundar la sociedad civil en un pacto entre individuos supuestamente “libres” e iguales, excluyen de la comunidad política a la entidad viviente que es la Tierra, convirtiéndola en un objeto más a ser apropiado entre las innumerables mercancías que componen el mundo, y a los pueblos que dentro de su cosmogonía hacen de la Tierra un agente político.
Estas operaciones de inversión y de separación, propias de toda operación fetichista, producen entonces un régimen político donde opera y sólo puede reinar la violencia extrema. Esto se explica porque el poder estatal no está sometido a ningún límite real, convirtiéndose en un mero discurso vacío que hace referencia a un cuerpo político fantasmático. Según Eboussi-Boulaga, en el caso de las sociedades postcoloniales, el poder de la forma-Estado se explica por el hecho que su mentira es fundacional del orden social postcolonial. En efecto, como lo han mostrado las feministas Rita Segato y Raquel Gutiérrez Aguilar, las narrativas nacionales ocultan el hecho que, en el “Sur enraízado”, la adopción de la forma-Estado se originó en la imposición de las potencias imperiales y en la elección de las élites neocoloniales, las cuales se contentaron con copiar los textos que en realidad eran el producto “de un trabajo realizado por otros pueblos en otros tiempos” (Eboussi Boulaga). En consecuencia, el Estado postcolonial y sus instituciones, poco o nada tienen que ver con las aspiraciones, potencialidades y necesidades de los pueblos gobernados. Las consecuencias son fatídicas y profundamente anti-políticas, pues al fundar las sociedades postcoloniales en el mito del Estado-moderno (típicamente bajo la forma republicana), esta institución se convierte en el arquetipo que da forma e inspira nuestro vocabulario y nuestro imaginario, volviéndonos prisionerxs de sus esquemas (Eboussi Boulaga) y destruyendo nuestra potencia de cambiar las cosas.
Para contrarrestar esta patología social que nos ha llevado a desear nuestra propia servitud, mi trabajo se articula alrededor de tres ejes. El primero eje efectúa una reconstitución de la memoria histórica, visibilizando la existencia de concepciones de la política que, en el marco de la época moderna y en diferentes geografías, realizaron críticas a los fundamentos racionalistas, individualistas, patriarcales, coloniales y capitalistas de la teoría y práctica política; y que propusieron alternativas que hoy en día podríamos calificar de eco-céntricas, anti-coloniales y feministas. Para esto, tomo como objeto de estudio la fisiocracia centrando mi investigación en la interpretación que Manuel Belgrano, autor indigenista y feminista avant la lettre , realizó de esta escuela de economía política para ponerla al servicio de la independencia argentina. En el segundo eje me concentro en conceptualizar la importancia del lugar en la construcción de las subjetividades, estableciendo una relación entre, por un lado, la dimensión objetiva de la sociedad (compuesta por la estructura económica, las narrativas culturales y la organización política del espacio y la relación con el resto de la naturaleza); y, por el otro, la dimensión subjetiva (constituida por el inconsciente colectivo y lo que Fanon llamaba el “esquema corporal histórico”). En el tercer eje me concentro en el presente, cartografiando los saberes que construyen “políticas de la Tierra habitada” en América Latina. Para esto sistematizo las teorías que, desde los feminismos del Sur, han planteado como alternativa una política que pone en el centro de sus preocupaciones la regeneración de las condiciones materiales y simbólicas de existencia de una comunidad, creando mecanismos de participación directa y policéntricos. Estas teorías son confrontadas, interrogadas y ampliadas a través de un trabajo colaborativo con las mujeres de la Casa Chontaduro de Cali y lxs integrantes de la Universidad indígena Misak situada en Guambia. El objetivo de este trabajo es localizar en la historia de nuestros pueblos aquellas experiencias que constituyen alternativas a la forma-Estado, para nombrarlas y dotarlas de un vocabulario de valor (Segato). Al hacer esto, estas alternativas entran en el ámbito de lo visible, de lo creíble y de lo deseable, un paso necesario para la transición a modos de vida más humanos y cuidadosos de nuestra “Gasa Grande” que es la Tierra.
Dato de la semana
Reconciliación: diferencias entre víctimas y no-víctimas del conflicto armado colombiano
Por: Angelika Rettberg, Juan Esteban Ugarriza,Yoikza Acosta y Catalina García
El Barómetro de Reconciliación de ACDIVOCA 2019 recogió una muestra de 11.942 personas en 44 municipios y tiene como objetivo identificar qué entienden las personas por reconciliación y qué dicen estar dispuestas a hacer para lograrla. Los factores individuales de las condiciones a la reconciliación incluyen rasgos sociodemográficos, psicosociales y disposición, mientras que los factores de entorno incluyen rasgos psicosociales del entorno, capital social y justicia transicional.
Dentro de los aspectos sociodemográficos se puede identificar la población víctima y no-víctima del conflicto armado, que utilizamos como característica diferenciadora en este análisis de las condiciones para la reconciliación.
Fuente: elaboración propia utilizando datos del Barómetro de Reconciliación ACDIVOCA 2019
Los resultados nos muestran que las personas víctimas del conflicto armado tienden a tener mayores niveles de confianza y mayor disposición a la reconciliación (por medio de aportes materiales y no materiales). Las personas que no se reconocen como víctimas del conflicto consideran que está mejor su entorno en cuanto a rasgos psicosociales y capital social. Adicionalmente, estos últimos tienen una mejor percepción respecto a que los victimarios han pedido perdón de una manera adecuada a sus víctimas.
Estudiantes
Por: Esteban Cardona, estudiante de Ciencia Política y Derecho
Este texto no es un ensayo, no es una crónica o un análisis académico, es más un desahogo que creo que podría ser compartido por otras personas en este departamento. No está ni planeado ni cuidadosamente elaborado como nuestros típicos ensayos, solamente fluye y sale. Colombia se está ahogando en sangre, y sabemos muy bien de quién es la culpa. Sinceramente, ya no encuentro palabras suficientes en el idioma español para poder describir o dar un juicio sobre los efectos tanto mentales o emocionales que esto nos genera, y peor aún, para describir los daños de todo tipo que se generan sobre nuestro pueblo. La mente parece explotar, la impotencia que se siente no tiene precedente, el bombardeo de información y de dolor nunca cesa, revisar redes sociales se convierte en un martirio que no somos capaces de esquivar por la necesidad constante de saber qué está pasando, de seguir contando muertos. Hasta donde tengo entendido, dormir tranquilamente parece un privilegio en este punto pues sabemos que nos vamos a levantar a ver muertes y heridos.
Escribir en este momento no es más que una acción marginal que no se compara con la valentía de quienes resisten en las calles, de quienes ayudan con insumos, primeros auxilios, cantando, gritando, arengando, manifestando su deseo por un país más justo y equitativo. Mientras tanto, en un esfuerzo por actuar y concientizar una gran parte de la comunidad Uniandina ha decidido mirarse al ombligo y hacerse los de la vista gorda con la barbarie. En la Asamblea estudiantil realizada el 3 de mayo que se convocó desde el Comité de Paz del CEU y que contó con la participación de aproximadamente 2000 personas entre la reunión de zoom y la transmisión en Facebook Live , se pudo evidenciar un debate plural y en su mayoría consciente e informado. No obstante, se manifestaron algunas voces que considero importante contrariar. Pretender estudiar con normalidad en este momento no es más que un acto de irresponsabilidad, inconsciencia e indolencia. ¿Cómo es posible que la aclamada mejor universidad de Colombia sea mayoritariamente indiferente a la situación del país? ¿Dónde quedaron los valores de solidaridad y responsabilidad social de los cuales se vanagloria la institución? ¿Acaso lo que se nos ha enseñado sobre la historia de Colombia se perdió? ¿El pensamiento crítico que proponen se quedó del lado de la represión? Esas preguntas también quedan cortas para quienes pretenden que esta Universidad no envíe un mensaje contundente y altamente significativo a la sociedad y el gobierno, los verbos clásicos de rechazar y condenar también quedan pequeños ante lo que deberíamos hacer como comunidad. Los Andes como universidad insignia de la élite de este país simplemente no puede pretender ser ajena al sufrimiento de un pueblo ahogado por un gobierno incompetente, represivo, antidemocrático y absolutamente desconectado de la realidad nacional. No podemos quedarnos en discusiones eternas donde nos miramos al ombligo sin trascender los ya acostumbrados comunicados y las constantes publicaciones en redes. Finalmente, gracias a quienes han tenido el valor o la posibilidad de salir a luchar con todas las posibilidades en su contra y toda la fuerza a quienes han perdido seres queridos o han sido heridxs en esta ola de represión, ni perdón ni olvido por nuestros muertos.
Egresados
Lisette Varón Carvajal
Lisette se graduó como politóloga en 2013, con opciones en historia y en derecho. En los Andes creó, junto con compañeras de otras disciplinas, un grupo de estudios de género en donde exploraron textos clásicos del feminismo, así como organizaron conversatorios con distintas profesoras de la Universidad alrededor de diversos temas: violencia sexual, el sujeto del feminismo, la desigualdad de género, entre otros. Su trayectoria profesional y académica se ha centrado sobre todo en derechos humanos de las mujeres, feminismos y más recientemente, historia de la medicina, género y raza en Colombia.
Al graduarse, Lisette trabajó un año en la ONG feminista Sisma Mujer, y posteriormente en la Secretaría de la Mujer de Bogotá. Allí, investigó temas de violencia sexual en contra de la mujer en el conflicto armado, sistemas de información, y participación política de las mujeres. Además, viajó durante un año por Sur América, conoció distintos países y culturas, y aprendió de distintos movimientos feministas de la región.
Actualmente, Lisette es candidata a doctora en Historia en la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey. Su tesis doctoral investiga la historia de la medicina popular en Colombia en los siglos XVIII y XIX, particularmente la participación de parteras, médicos y cirujanos en juicios criminales. Le interesa fundamentalmente cómo el género y la raza afectaban tanto la práctica médica, como la movilidad social de estos hombres y mujeres de los que aún se sabe muy poco en la historia de Colombia. Ha recibido apoyo para su investigación de organizaciones como la National Science Foundation (NSF) y el Social Science Research Council (SSRC).
Por último, Lisette hace parte de un consorcio de podcasts llamado New Books Network (NBN). El propósito de la NBN es atraer audiencias académicas y populares, y aumentar el nivel de discusión pública al entrevistar, de manera informal y accesible, a autores sobre sus libros recientes. Lisette entrevista a académicas, mujeres, sobre todo, que hayan escrito sobre historia de Colombia, historia de la ciencia y la medicina, e historia de género, mujeres y raza. Actualmente, el podcast empezará a producirse en español y Lisette es una de varias entrevistadoras que están involucradas en este proceso.
Colombia internacional en Abstract
Migración internacional y política migratoria en Chile: tensiones entre la soberanía estatal y las ciudadanías emergentes
Objetivo/contexto: las migraciones internacionales abren el debate sobre ciudadanía, inclusión y derechos humanos, pero también sobre soberanía, seguridad nacional y selectividad. Chile no es ajeno a estas tensiones, desafíos y oportunidades. En este artículo, analizamos las narrativas sobre migración internacional y cómo esas ideas se expresan en los proyectos de ley de extranjería y migración en el país, abordando el periodo comprendido desde los años noventa hasta la actualidad.
Metodología: recurrimos a una metodología cualitativa y un estudio de caso para examinar en profundidad los factores históricos y políticos. De igual forma, incluimos el análisis histórico para evidenciar las continuidades y cambios en la conceptualización de la migración internacional y en los proyectos de ley. Conclusiones: existe una lucha por definir los límites de lo nacional/internacional que impregna las discusiones sobre ciudadanía y migración internacional. Igualmente, compiten enfoques centrados en la seguridad nacional con enfoques centrados en derechos. Estimamos que luego del estallido social en Chile hay una nueva estructura de oportunidades políticas y sociales para discutir una ley de migración y una constitución que aborde los derechos de las personas migrantes, las normas de un debido proceso, y los mecanismos de participación social y política.
Noticias
AyudAndes es una nueva campaña organizada por el CEU que pretende recolectar fondos para brindar auxilios a los estudiantes y mitigar el impacto de la crisis económica. Los casos de los estudiantes y las ayudas serán repartidos con acompañamiento del Centro de Diversidad para asegurarse de que sean bien distribuidas. Aquí para más información.
El pasado miércoles 28 de abril la profesora Angelika Rettberg participó como comentarista en el lanzamiento del libro Conexión Colombia: La historia del narcotráfico en Colombia desde los años 30 a 90 , de Eduardo Sáenz Rovner, publicado con editorial Planeta.
La profesora Sandra Borda público un análisis para la fundación socialdemócrata Friedrich-Ebert-Stiftung Briefing titulado “100 días de Biden: Colombia y los 100 días del gobierno Biden”. Léalo aquí.
El pasado lunes 3 de mayo la profesora Sandra Borda fue invitada al programa Zona Franca de Red+ TV. En esta ocasión el debate se centró en el paro nacional. Revívalo aquí.
Agenda
La Escuela de Campaña para Mujeres de Yale University invita al segundo taller internacional “Bases para una campaña Política”. Este taller se llevará acabo el lunes 17 de mayo desde las 9:00 a.m. hasta las 5:00 p.m., para participar inscríbase aquí antes del 15 de mayo. Previamente a este evento se llevará a cabo un webinar introductorio a la iniciativa Politikonas, inscríbase aquí.
Oportunidades
La Revista de Estudios Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales tiene convocatoria abierta del 1 al 15 de junio para la recepción de artículos, el tema es libre. Aquí para más información.
Director
Miguel García Sánchez
Asistente Editorial
María Byfield Pérez
Fanny Medina Ariza
Diseño Gráfico
Andrés Felipe Montoya
Ossman Aldana