Editorial

El 27 de abril asistí a un seminario sobre democracia y partidos políticos en América Latina que se llevó a cabo en la Universidad Sergio Arboleda. Reconocidos académicos provenientes de diferentes países realizaron un balance sobre diversos temas relacionados con la materia, reflexionaron sobre las características de la representación política y sobre los gobiernos de derecha presentes en algunos pocos países de la región, sobre las estructuras organizativas formales e informales de los partidos políticos y sobre las relaciones programáticas, personalistas y clientelares que se establecen entre los políticos y los votantes. Algunas ideas quedaron sobre la mesa y me parece que merecen ser discutidas y abordadas en nuestras agendas de investigación. A continuación resumo solo unas pocas.

En primer lugar, los conferencistas nos recordaron que la región latinoamericana, y particularmente los países andinos, confrontan actualmente una crisis de representación política. En varios casos la crisis la explica el declive electoral que los partidos tradicionales han sufrido como consecuencia de las precarias respuestas que los mismos dieron a problemáticas en los planes económico y social.

En segundo lugar, han surgido líderes antipartidarios y populistas y han ocupado los espacios que los partidos tradicionales han perdido. En la mayoría de los casos estos líderes se olvidan de respaldar sus acciones en organizaciones partidarias formales y actúan guiados por sus propias pasiones ignorando en repetidas oportunidades el engranaje institucional existente. Uno de los expositores llamó la atención sobre el caso venezolano al que se refirió no ya como una democracia representativa sino como una modalidad de autoritarismo.

En tercer lugar, varias veces se repitió la idea sobre la presencia cada vez menor de organizaciones partidarias con estructuras sólidas y permanentes, con presencia nacional y con raíces fuertes en la sociedad. Lo que existe hoy más típicamente son partidos electoralistas, con votantes y sellos muy volátiles y dirigidos por figuras carismáticas. Los hay con esas características en los diferentes puntos del espectro ideológico. Partidos tanto de izquierda como de derecha son hoy menos estructurados que antes. Además, se subrayó, los partidos ya no funcionan guiados por estatutos y reglas formales; predominan relaciones y prácticas informales. Finalmente, se resaltó la preponderancia que tienen las prácticas clientelares y personalistas en los diferentes países de la región. Las relaciones estrechas entre políticos y votantes —marcadas muchas veces por intercambios materiales que benefician a las dos partes, incluida la compra de votos— son las que orientan el accionar político.

Para concluir, es importante que reconozcamos esta realidad latinoamericana. Los retos contemporáneos que se le presentan a los sistemas políticos de la región son innumerables, y nosotros los ciudadanos, hacemos parte de la ecuación. Por lo mismo, deberíamos reflexionar sobre nuestra porción de responsabilidad y sobre posibilidades de respuesta que estamos en capacidad de ofrecer.

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